¿Y si el Estado entregara diez euros al mes a los menores de entre 6 y 18 años para pagar parte de su pensión? En Europa, el debate sobre cómo sostener las pensiones públicas está más vivo que nunca. Alemaniaha anunciado recientemente un plan que ha generado entusiasmo en los mercados y mucha preocupación entresindicatos y trabajadores.
La medida ha sido bautizada como Pensión de Inicio Anticipado. La idea es que el Estado dé dinero a los niños para invertirlo en los mercados financieros. El objetivo es que de esta forma se puedan costear parte de su pensión. Pero ¿qué significa eso exactamente? ¿Y por qué muchos creen que es, en realidad, una forma de transferir dinero público al sector privado?
Buena parte de las democracias europeas que consolidaron hace décadas sus Estados del Bienestar tienen ahora un desafío de dificultad cada vez más creciente: asegurar la continuidad de un sistema que, entre otras cosas, presta atención sanitaria y educativa a sus ciudadanos y se encarga de abonar las pensiones a los trabajadores cuando se jubilan.
Alemania es uno de los países que se está enfrentando al problema de garantizar la sostenibilidad de su sistema de pensiones en un contexto de envejecimiento de la población, una circunstancia que en España no es ajena, ya que ha de afrontar las jubilaciones de la generación del ‘baby boom’ que han obligado, entre otras cosas, a establecer cotizaciones adicionales como el Mecanismo de Equidad Intergeneracional.
La idea de Alemania es algo diferente: dar 10 euros al mes a todos los escolarizados menores de edad que tengan entre 6 y 17 años con el objetivo de que eso dinero se invierta en un fondo de inversión del que no se podrá extraer dinero hasta la edad de jubilación (que en Alemania es de 67 años).
Se desconoce todavía si el dinero de los fondos podrá ser gestionado por los padres de los menores o serán manejados por las entidades financieras que se adhieran al proyecto. Lo que sí se ha desgranado es que, cuando cumplan la mayoría de edad, los beneficiarios podrán realizar aportaciones adicionales.
La medida, que será detallada en las próximas semanas por la ministra de Trabajo y Asuntos Sociales, Bärbel Bas, tendría un coste anual de 1.500 millones de euros y ya fue anticipada por el canciller Friedrich Merz, que en comparecencias pasadas ya ha advertido de que el Estado de Bienestar alemán «ya no es sostenible financieramente».

Se desconoce todavía si el dinero de los fondos podrá ser gestionado por los padres de los menores o serán manejados por las entidades financieras que se adhieran al proyecto. Lo que sí se ha desgranado es que, cuando cumplan la mayoría de edad, los beneficiarios podrán realizar aportaciones adicionales.
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