Alí Rodríguez: “El colapso de la OPEP sería una derrota catastrófica”
Rosa Miriam Elizalde*
Alí Rodríguez, el Ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica de Venezuela, estuvo brevemente en Cuba esta semana. Erudito en cuestiones petroleras, marxista de profundos conocimientos teóricos y conversador fascinante, Alí tiene la capacidad de hacerse entender en las cuestiones más complejas de este mundo hasta con las piedras.
Es un lujo que acceda a conversar con Cubadebate precisamente sobre el tema petrolero, el verdadero leitmotiv que ha llevado a la coalición imperial al zafarrancho de Libia, nueva invasión en el Medio Oriente disfrazada, para variar, de cínicos pretextos humanitarios.
Petróleo, el objeto del deseo
-¿Qué tan antigua es la lucha por el control de la energía?
-El ser humano ha requerido energía a lo largo de toda su existencia, pero con el desarrollo de las industrias capitalista, esa necesidad se multiplicó exponencialmente. Con el motor de combustión interna, la demanda fue extraordinaria. En la Primera Guerra Mundial ya estaba presente la lucha por los territorios petroleros.
En la Segunda Guerra Mundial, toda la ofensiva de Hitler por ocupar Bakú, el corazón de la región petrolífera de la Unión Soviética, tenía una fuerte motivación en el control de la energía. Los alemanes producían gasolina sintética, a partir del carbón, decisivo para su maquinaria de guerra. De entonces acá, en tanto que el petróleo sigue siendo la principal fuente energética del mundo, los países que poseen este recurso serán objeto de la avidez de las grandes potencias consumidoras de energía, y muy particularmente de Estados Unidos.
-Pero los pretextos para la intervención siempre son otros.
-Guerras como las de Iraq, cuyo objetivo era el control de sus riquezas, se lanzaron tras pretextos tan absurdos como que el gobierno de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva. El pretexto para invadir ahora a Libia no solo es absurdo, sino cínico: proteger a los ciudadanos de ese país. Lo que han hecho es internacionalizar el conflicto.
Desde el mismo momento en que las grandes potencias deciden atacar y apoyar a las fuerzas insurgentes armadas, internacionalizan el conflicto. Ya no es una guerra civil, es una guerra de carácter internacional, de una gran coalición de potencias contra un pequeño país que defiende su soberanía.
El interés fundamental en Libia es controlar su petróleo
-Hemos visto esta semana preocupaciones ante el entusiasmo de Estados Unidos de armar a los rebeldes libios, una oposición que es cualquier cosa menos pacífica.
-Ya lo han hecho. Los rebeldes tienen cañones, equipos pesados, aviones, tanques, armas ligeras de todo tipo. Con este intervención en el conflicto, no protegen a la población civil. El interés fundamental de la coalición imperial es controlar el petróleo libio, que tiene una gran ventaja para las potencias occidentales. No solo por la calidad del petróleo de ese país, de los más livianos del mundo y, por tanto, los que más escasean, sino por la ubicación geográfica de ese país, cercano a Europa.
Libia tiene la ventaja de lo que el venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo -fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP- llamaba “la renta geográfica”. La proximidad al mercado, en este caso Europa, es una gran ventaja porque abarata los costos del transporte.
-Nada bueno trae este tipo de escalada a los países invadidos, pero ¿será beneficiosa para los aliados de EEUU en la región?
-Tengo dudas. ¿Cuál es la estrategia en Venezuela? Provocar la desestabilización interna y el aislamiento internacional. El primer objetivo, lo lograron una vez, con el golpe de Estado del 2002, y lo perdieron a pesar del fuerte contingente que tenían en el seno de la Fuerza Armada. Luego lanzan el golpe petrolero. También son derrotados y pierden el otro gran puntal, que era PDVSA. Pero no quiere decir que renuncien al objetivo contra Venezuela, porque tienen fuertes alianzas internas, que actúan absolutamente alineados con EEUU en la desestabilización del país, pero también aprovechando las libertades que ellos dicen que no existen en Venezuela.
Internacionalmente, tienen una campaña feroz contra Venezuela. No hay rincón del planeta al que uno vaya donde no exista un ataque contra Venezuela. Demonizan al país para voltear la comunidad internacional, que por cierto es otra trampa. Diez países deciden atacar a Libia y eso, nos dicen, es “la comunidad internacional”. Otra vez vemos aquí la falsificación del lenguaje. Esa gente no representa a 6 000 mil millones de seres humanos. Los grandes predicadores de la democracia en el mundo tienen una abierta y cínica dictadura.
En la medida en que se mantenga la unidad del pueblo y la conciencia, la organización y la combatividad, que es lo principal, ya están arreglados. Cuba, completamente aislada, durante largos años sobrevivió porque desarrolló la conciencia del pueblo y sabía el Imperio que pagaría un altísimo precio atacando a Cuba. En Venezuela la clave del éxito está también en el pueblo.
Leyendas doradas y negras
-El petróleo en Venezuela, ¿una suerte o una desgracia?
-Siempre hay leyendas doradas y leyendas negras. No comparto la leyenda negra, tampoco el entusiasmo de la leyenda dorada. El entorno natural, bien aprovechado, puede ser muy provechoso para el pueblo. Mal utilizado, trae muchas desgracias, y esos son los modelos que están en debate en Venezuela. El rentismo supone grandes deformaciones. Recuerdo una frase de Marx, en El Capital. Refiriéndose a Alemania dice: “Lo que me angustia de Alemania no es su capitalismo, sino su falta de capitalismo”.
Diría como Marx, pensando en Venezuela, lo que me angustia no es solo su desarrollo capitalista, sino el tipo de desarrollo capitalista que tenía Venezuela. No ha sido producto de la acumulación de plusvalía, sino que se debe a la plusvalía que fluye del mundo hacia el país en forma de renta internacional de petróleo. Esto Bernard Mommer lo ha analizado muy especialmente. El rol del Estado venezolano ha sido simplemente distribuir esa renta, lo cual ha influido muchísimo en la cultura nacional. Los salarios no dependen de la relación capital-trabajo, sino de decisiones del gobierno en torno al aumento salarial. Eso mella la conciencia de clase del trabajador, como decía Lenin.
Sin embargo, en estos años la renta ha servido para mejorar la vida de los venezolanos. Según el Ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, en estos doce años se han volcado hacia la educación, la salud y el mejoramiento en general de las condiciones de la población más de 330 mil millones de dólares. Hoy más del 50 por ciento de la población venezolana está estudiando en los diferentes niveles de instrucción del país. Y todavía quedan grandes tareas, porque aún no hemos derrotado completamente la pobreza en el país.
Ahora hay un conflicto entre la distribución de esa renta y el estímulo productivo del país. Vivimos tres grandes paradojas en Venezuela: tenemos ingresos que superan ampliamente la productividad nacional -la producción es costosa, y es más barato importar que producir-; tenemos una capacidad de compra que supera ampliamente la capacidad de producción -ahí está la raíz estructural de la inflación-, y finalmente, tenemos ingresos que superan ampliamente la capacidad gerencial del país, tanto la pública como la privada.
En Venezuela, superar estas paradojas nos permitirán hablar de socialismo, o no.
*Columnista de Cubadebate