Allende a 36 años. – A LA ESPERA DE LA CATARSIS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Un artículo que ayuda a comprender algunas cosas y rinde el necesario homenaje que algunos merecen, el primero; crónica –toda una curiosidad– que osa utilizar la palabra decencia asociada a la política (para reconocer que ya no existe).

El segundo sólo datos, de esos que llaman «duros» y que –al menos en este caso– lo son doblemente. Porque no están adjetivados y porque precisan de su catarsis.

Ambos textos fueron recogidos y publicados algunas semanas atrás por distintos medios, en especial digitales, pero leerlos con el aniversario del cuatro de setiembre de 1970 encima –sobre todo al recordar el día once del mismo mes tres años mas tarde y, por encima de ellos, pensando ambas fechas en el marco posterior al inicio de la peculiar «transición a la democrcia»– les confiere un cariz intenso, más que dramático, trágico.

La tragedia, señaló Aristóteles, no es más que imitación de una acción elevada y perfecta (que) a través de la compasión y el temor, conduce a la purificación. Lo que supone conocer la diégesis que guía las acciones de los personajes. Es decir: el relato y las acciones no son novedosos, por eso su desarrollo suscitará compasión –conocemos el final de esos personajes–.

El segundo motivo de la catarsis, el temor, quién sabe, deviene de la certeza que bajo las mismas circunstancias esos personajes repetirán los mismos actos y dirán las mismas palabras, cuyas consecuencias nefastas recaerán sobre su entorno: la ciudad, la región, el país donde viven su malhadada vida.

De ahí que se estime catarsis como sinónimo de expulsión en el sentido de arrojar el veneno, la bacteria letal, la estirpe maldecida, los causantes de un estado de cosas aborrecible. Lo que es siempre relativo: así como un creyente no debe nombrar a su dios en vano, un republicano no puede erigirse en intérprete de sus conciudadanos, sino –a lo más– en su vocero; que eso será: un mandatario, alguien que rinde cuentas de lo que hace y no dice más de lo que le ordenan.

No es nuevo lo señalado. Esa forma de exilio –una forma de expulsión temporal o defintiva– que era el ostracismo en la polis se decidía por votación ciudadana; en la actualidad el desafuero de un parlamentario, la expulsión de un juez, la exoneración de un funcionario o la petición de renuncia son las formas del ostracismo contemporáneo de un individuo que se supone contamina esos estamentos.

Cuando es mucho el poder del que causó el daño al tejido social o a las expectativas que su acción generó en la sociedad, puede la catarsis adquirir otros sentidos, ser violenta, por ejemplo. Dado que el poderoso no responda a la inqusitoria ciudadana habrá desafiado a los dioses y en consecuencia su castigo, su expulsión, será caer sin el freno de las redes de la piedad. No confundamos compasión con piedad.

Cuando la catarsis es retrasada porque a quien causó el daño se lo protege con ardides –por ejemplo procesales para evitar juzgarlo o porque envuelto en velos oculta la naturaleza de sus actos– ese retraso fatalmente engendrará un drama, una convulsión de impredecibles consecuencias –o se convertirá en farsa para escarnio de los responsables–.

El primer artículo.

fotoGALOPAR HACIA LA VICTORIA, COMO MÍO CID, DESPUÉS DE MUERTO

Rafael Luis Gumucio Rivas*

La decencia en política es un bien casi inexistente en el reinado del neoliberalismo. Para mí esta cualidad murió junto con la República, en 1973: Salvador Allende, que nacionalizó el cobre chileno, es la expresión perfecta de este valor; es seguro que el viernes seis de agosto, más de dos mil obreros de la minera más grande del mundo, La Escondida, decretarán la huelga legal, y se calcula que este conflicto costará más de 2.5 millones de dólares, además de subir el precio del metal a cerca de cuatro dólares la libra. Hoy la BHP Billiton, de capitales ingleses y australianos, que apenas pagan un 3% de royalty al Estado, han ganado millonadas –desde un precio de 90 centavos la libra, en el año 2002, a 3.58, en el día de hoy–.

Los trabajadores de La Escondida efectivamente declararon el paro.

Los capitalistas australianos son tan codiciosos como, antiguamente, lo eran las casas Gibbs y Granja, o el famoso Thomas North, rey del salitre; posteriormente, la Anaconda, con el cobre. Al menos, los oligarcas antiguos cobraban un 40% por cada tonelada de salitre que salía de nuestros puertos y, actualmente, apenas cobramos un tres por ciento y, muchas de las empresas, ni siquiera pagan impuestos a las utilidades.

Qué pequeños se ven los nacionalistas de la ex izquierda, Tarud y Hales, al lado de Salvador Allende y Radomiro Tomic, que dedicaron su vida a defender nuestra principal riqueza. Aun cuando no están ya entre nosotros, cabalgan como el Cid Campeador. Cómo se puede comparar la mezquindad en negar la cesión de una pequeña franja de territorio estéril a los hermanos bolivianos, con la aniquilación de nuestra riqueza, en manos de las transnacionales, ahora canadienses, australianas y británicas, principalmente.

Desde una perspectiva histórica, el movimiento sindical del salitre y, posteriormente, de la minería del cobre, utilizó la huelga como herramienta de lucha social. Según Crisóstomo Pizarro, en su libro La huelga obrera, un alto porcentaje de estos conflictos se generó por reivindicaciones económicas o de rechazo a formas explotadoras de vida.

El próximo 21 de diciembre de 2007 recordaremos el primer centenario de la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique; aún tengo en mi mente los famosos paros nacionales que tuvieron por las cuerdas a los gobiernos reaccionarios de Carlos Ibáñez del Campo y Jorge Alessandri Rodríguez.

La CUT, (Central Única de Trabajadores), presidida por ese gran profeta que era don Clotario Blest, nada tiene que ver con la actual organización, dirigida por Arturo Martínez: la derecha neoliberal y la Concertación sueñan con flexibilizar, al máximo, los contratos de trabajo y, ojalá, domesticar a los trabajadores, y creo que en gran parte lo han conseguido.

La chilenización del cobre fue un verdadero fiasco y, con razón, el embajador en ese entonces, Radomiro Tomic, denunció los acuerdos logrados por el representante del gobierno de Eduardo Frei Montalva, Javier Lagarrigue. La matanza de la minera El Salvador, de responsabilidad indudable de Juan de Dios Carmona –DC, luego acérrimo partidario de Pinochet– ha quedado claramente establecida. En 1973, de abril a junio, la derecha animó la huelga de los mineros del cobre de El Teniente, que fueron vergonzosamente acogidos en el gimnasio de la Universidad Católica de Santiago y en el Congreso Nacional.

La derecha y la Democracia Cristiana agregaban, a su estrategia de movilización de masas, a un sector obrero dirigido por Medina que, posteriormente, fue dirigente sindical en la época de Augusto Picochet. Para analizar en detalle las lecciones de esta huelga, me permito remitir al lector a la obra de Crisóstomo Pizarro y Sergio Bitar, La caída de Allende y la huelga de El Teniente.

Al menos, las últimas estadísticas laborales están demostrando un crecimiento de las huelgas legales que, a lo mejor, es un signo de un cierto despertar después de un largo letargo del movimiento sindical. Nada más justo que las reivindicaciones de los obreros del Sindicato No1, de La Escondida que capta muy bien el enriquecimiento de la empresa australiana BHP Billiton: pedir un 13%, más el 5% de asignación de zona, un bono de fin de conflicto de $2.300.000 y otros beneficios, como bonos de productividad, es un mínimo de justa compensación, sobre todo, si consideramos que el precio del cobre ha subido casi cuatro veces, desde el año 2002, hasta la fecha.

Según Cochilco, (Corporación chilena del cobre), la huelga costará 2.5 millones de dólares en pérdidas; como estas minas hoy son territorios privados – casi extra nacionales – muy poco puede hacer el gobierno para solucionar o mediar en el conflicto. Por lo demás, hasta ahora, la oferta de la empresa es francamente miserable: un 3% de reajuste –inferior a la inflación– un seguro complementario de salud y educación, de $200.000.000. ¡es el colmo de la frescura!

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Desgraciadamente, en este reinado del “patrioterismo” desubicado, nada se puede hacer en defensa de nuestras riquezas básicas. Siempre la misma desidia, al igual que con el problema de nuestra matriz energética. Al menos, para los pocos que se preocupan de la defensa de nuestras riquezas, Salvador Allende y Radomiro Tomic (der.) cabalgan después de muertos, al igual que Mío Cid.

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* Catedrático en Historia.

Y el segundo:

DECLARACIÓN DEL SINDICATO CODELCO ANDINA

Con el objeto de hacer ver sus planteamientos con vista a la futura negociación colectiva y otros temas propios del negocio minero y del país, se desarrolló una reunión de trabajo entre el Presidente Ejecutivo de la Corporación del Cobre, José Pablo Arellano, y los dirigentes del Sut y su equipo técnico asesor.

Los dirigentes centraron sus planteamientos en los siguientes puntos:

 

1.-  Rol de Codelco en negocio minero: baja sustancial de Codelco desde el 78% en 1990 a sólo un 32 % en el 2005. Lo que ha traído aparejado un resultado negativo al país de la pérdida de 900 mil empleos, es decir la perdida del 15 %  de la fuerza laboral (fuente: Estimación sobre información pública emitida por Joseph Ramos, ex- decano Facultad de economía de la  U. de Chile).

Adicionalmente, debe tenerse presente que durante el presente año, solo por la enorme presencia de la minería privada, Chile pierde un 15% del PIB  y el 75% de todo el presupuesto del Estado, que será sacado del país como concepto de utilidades de las corporaciones multinacionales.

 

2.-Rol del trabajo en Chile: Es sabido el rol casi irrelevante del mundo sindical en la sociedad chilena, en donde los dirigentes empresariales ocupan un rol protagónico en la creación de políticas macroeconómicas y sociales.  Esta tendencia se ha agudizado a partir del año 1990.

 

Esto también ha afectado a los trabajadores de CODELCO, dado que mientras en el período 1990-93, representaban el 18% de las ventas totales, en el período 2000-05, llegaban sólo al 9%.

 
3.- Situación laboral de los trabajadores de CODELCO División Andina: Hoy los trabajadores de Andina (operarios, mantenedores, empleados, es decir, los que corresponden al rol B) alcanzan un salario líquido promedio de 730 mil pesos mensuales, mientras el salario promedio estimado de los gerentes (rol E) llega a más de 5 millones líquidos mensuales. Es decir, los gerentes y altos ejecutivos ganan más de 7 veces lo que gana un trabajador promedio, cuando en los países desarrollados esta diferencia es de sólo 3 a 4 veces.

 

Lo anterior, a pesar de que la productividad de los trabajadores ha aumentado en más del 30% en los últimos cinco años, al mismo tiempo que, un tercio de los trabajadores está afectado por enfermedades profesionales y naturales crónicas debido al tipo de actividad que desempeñan en la empresa, tales como silicosis, y permanecen 9 días continuos trabajando en condiciones ambientales y físicas agresivas.

 
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4.-Próxima negociación colectiva: En relación a la negociación colectiva que se avecina, este sindicato reitera a la administración la necesidad de que las negociaciones sean transparentes y bien intencionadas, en el sentido que se tendrá toda la información técnica y financiera que permita alcanzar el mejor acuerdo entre las partes, de manera de anticiparse a los hechos, evitando un eventual conflicto.

 

En la misma dirección, este sindicato espera un tratamiento justo y una negociación equitativa con ambos sindicatos de la División Andina de Codelco, evitando lo ocurrido en la negociación anterior, donde la administración de Codelco, manipuló el proceso  generando ventajas de una organización respecto de la otra; provocando de paso con esto una clara política de práctica antisindical.

 

5.- Proyecto Nueva Andina: Esta organización sindical se hace un deber solicitar a la administración superior de CODELCO, tener en consideración la real participación de los trabajadores en dicho proyecto, tomando en cuenta las ideas, aportes, sugerencias, competencias y experiencias de estos, que permitan tener un proyecto exitoso, dada la magnitud del mismo y la importancia desde el punto de vista  de la supervivencia del negocio.

Este estilo participativo podría evitar que se cometan los errores vividos en procesos de expansión anteriores.

Directiva Sindicato Unificado  de trabajadores de CODELCO – División Andina.

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