Allende, el revolucionario

Eduardo Mancera*

1.-  El 26 de junio se cumple el centenario del nacimiento de Salvador Allende G., gran estadista chileno cuyas ideas dejaron honda huella en las luchas del pueblo de Chile y de América Latina. Fue protagonista de una época apasionante en que la clase obrera tomaba conciencia de sí y de su responsabilidad histórica  en la construcción de una sociedad de carácter socialista. Fue testigo de las crisis que condujeron al sistema capitalista a la Primera y Segunda Guerra Mundial, en tanto el mundo veía cómo las ideas revolucionarias de Marx y Engels se materializaban en Rusia y nacía el primer Estado Socialista bajo la conducción de Lenin. 

Tras la Segunda Guerra Mundial, surgió el campo socialista. Se desmoronó el sistema colonial del imperialismo como consecuencia de la lucha desarrollada por fuertes movimientos de liberación nacional en Asía, África y América Latina. La revolución cubana marcó un hito indeleble en el continente americano y su ejemplo estimula este proceso liberador antiimperialista.

1.1.- El joven Salvador Allende, ya médico de gran sensibilidad social, fue nombrado Ministro de Salubridad del Gobierno del profesor radical y masón, Pedro Aguirre Cerda. En el fragor de la Segunda Guerra Mundial, comprendió y adhirió a la concepción del marxismo, ideario por el cual sacrificó su valiosa existencia. Con una honestidad moral no frecuente en el Chile actual, decía ”No soy un gran teórico marxista, pero creo en los fundamentos esenciales, en los pilares de esa doctrina, en el materialismo histórico, en la lucha de clases”, …” pienso que el marxismo no es una receta para hacer revoluciones; el marxismo es un método para interpretar la historia. Creo que los marxistas tienen que aplicar sus conceptos a la interpretación de sus doctrinas, a la realidad y conforme a la realidad de su país”.(1)

         Tal precisión conceptual no requiere intérpretes, aunque sí generó muchos detractores, incluso dentro de su propia organización política y al interior de logias masónicas.

2.- El magistral discurso pronunciado en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 4 de diciembre de 1972, sólo nueve meses antes del Golpe Militar Fascista, sintetiza su pensamiento social y político acerca del mundo y de la revolución socialista. Constituye un verdadero documento histórico que debiera ser conocido y analizado por las nuevas generaciones.

2.1.- Allí definió  las características del proceso revolucionario que se desarrollaba en su país. Como toda revolución, la que se impulsaba en Chile tenía rasgos específicos. Por de pronto, se había conquistado sólo la parte ejecutiva del Poder político por medio del sufragio, hecho inédito hasta entonces en otros procesos revolucionarios. La propia institucionalidad burguesa contenía aspectos positivos que el pueblo había conquistado a través de sus luchas y sacrificios. Por esos resquicios se procedió a profundas transformaciones económico-sociales que creaban condiciones favorables para la construcción de una futura sociedad socialista. Se procedió al rescate de las riquezas fundamentales del país en poder de grandes consorcios económicos imperiales. La nacionalización del cobre fue el hito de mayor trascendencia. Las fuentes fluviales y energéticas, el agua potable, las riquezas mineras más importantes, los principales centros monopólicos de distribución, el comercio exterior, las grandes industrias monopólicas y las instituciones bancarias más gravitantes,  pasaron a poder del Estado. Fue profundizada la reforma agraria, poniendo término al latifundio y desarrollando cooperativas agrícolas dirigidas por los propios campesinos, decenas de miles de hectáreas fueron devueltas a los pueblos originarios, a la vez se crearon centros locales de asistencia tecnológica. La salud y la educación en todos sus niveles tuvo atención preferencial, se generalizó la educación de adultos y de trabajadores, creándose condiciones especiales en las mayores industrias, el proceso de reforma en las universidades impulsaba la integración de las universidades al desarrollo socioeconómico nacional. Los trabajadores asumieron decisivos roles en la dirección de las empresas estatales, los pobladores y dueñas de casa en las poblaciones. Es decir, eran cambios profundamente democráticos, con la participación creadora de los diversos estamentos populares, a la vez que emergían organismos que eran verdaderos gérmenes de poder popular.
2.2.-      Todas estas realizaciones no hubiesen sido posibles, según afirmó Allende, sin contar con la unidad de la clase obrera y de todos los trabajadores junto al pueblo y a la unidad de sus expresiones políticas. La Central Única de Trabajadores y la Unidad Popular desempeñaron un rol decisivo.

3.-         Particular vehemencia alcanzaron las acusaciones que hizo ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, de las maniobras del imperialismo y de la oligarquía criolla para impedir las transformaciones que el gobierno popular impulsaba. “Y frente a los recientes atentados contra nuestra soberanía, hemos recibido fraternales demostraciones de total solidaridad. A todos, nuestro reconocimiento.

         Cuba socialista, que sufre los rigores del bloqueo, nos ha entregado, sin reservas, permanentemente, su adhesión revolucionaria.”(2)                               

         Más adelante agregaba: “Chile se siente profundamente solidario con América Latina, sin excepción alguna. Por tal razón, propicia y respeta estrictamente la política de no intervención y de autodeterminación que aplicamos en el plano mundial. Somos partidarios de la complementación y de la integración de nuestras economías.” (3)

4.-  Al hacer este sucinto recuerdo del ideario y acción del Compañero Allende, se tiene presente lo que es el Chile de hoy bajo los gobiernos concertacionistas. Muchos de sus dirigentes políticos y partidos que ayer integraron la Unidad Popular con responsabilidades de gobierno y que padecieron persecuciones y exilio y que contaron con la más amplia ayuda internacional, especialmente de la comunidad socialista, europea y latinoamericana, al regresar del exilio olvidaron  y/o renegaron  sus ideas revolucionarias de antaño. Las semanas y días inmediatamente anteriores al golpe militar, llamaban con encendidos e irresponsables discursos, al levantamiento armado contra el imperialismo y la oligarquía. Hoy son obsecuentes servidores del imperio y de la oligarquía. Una vez en el gobierno mantuvieron la Constitución impuesta por la dictadura y terminaron con casi todas las empresas que el Gobierno de Salvador Allende había nacionalizado. Hasta las empresas vitales y estratégicas fueron entregadas a la voracidad siempre insaciable de intereses trasnacionales y/u oligárquicos. Algunos de ellos se han asociado a intereses financieros nacionales o extranjeros, otros se han convertido en asesores de organismo internacionales dependientes del imperio.  Las tierras entregadas a los campesinos regresaron  a manos de los antiguos latifundistas o fueron otorgadas a los nuevos capitalistas del campo. La educación también fue privatizada y convertida en mercancía no asequible a los desposeídos. La clase obrera y el conjunto de los trabajadores perdieron sus derechos más importantes. Entre ellos: la estabilidad laboral, el derecho a la organización sindical, el reajuste de sus salarios, el respeto a la jornada laboral de ocho horas. Se ha llegado al descaro de financiar medios comunicacionales como El Mercurio que siempre ha estimulado la sedición y los golpes de Estado. En estos días, consecuentes con tendencias de derecha al interior de la democracia cristiana y tecnócratas formados en universidades estadounidenses, se pretende terminar con la propiedad estatal sobre Codelco, el principal mineral de cobre del país. Ni siquiera la dictadura de Pinochet fue capaz de implementar aquello que hoy aventuran algunos sectores concertacionistas. El alto precio internacional de este metal estimula la voracidad del capital.

        Curiosamente, hoy nadie menciona aquello que el transcurrir de los años ha ido descubriendo con pruebas fehacientes que surgen desde el propio imperio: el gobierno democrático de Salvador Allende fue derrocado por el fascismo, la antidemocracia, con la participación de la oligarquía y sus destacamentos militares no sólo de Estados Unidos y países europeos, sino también con la participación directa de regímenes latinoamericanos. Hoy en Chile es mal visto por el stablishment siquiera mencionar que el sistema que se sostiene fue producto de la victoria de la antidemocracia sobre la voluntad popular.

4.1.-  Como se puede apreciar, los grandes logros alcanzados durante el Gobierno presidido por el Compañero Presidente, Salvador Allende G., fueron destruidos por la dictadura, valiéndose de crueles persecuciones y exterminios.  Aquello que no logró conseguir el terror, lo ha realizado la concertación y sus gobiernos, dos de los cuales han sido presididos por militantes socialistas. No es casual que el imperio y la oligarquía criolla se sientan tranquilos con los regímenes concertacionistas.

4.2.-  En estos dos últimos años el descontento de los trabajadores, en especial los obreros subcontratados del cobre y de las trasnacionales de la madera, pobladores sin casa, juventud estudiantil de enseñanza media, universitaria y de institutos tecnológicos, funcionarios públicos y de la salud, ha ido en ascenso. La desconfianza hacia los partidos políticos del sistema se ha acrecentado conforme se revelan elementos de corrupción en organismos públicos. Los partidos políticos de derecha no han logrado capitalizar el descontento. Los partidos de la llamada izquierda extraparlamentaria no logran aún levantar cabeza carentes de una sólida concepción ideológica. La Concertación , a pesar de todo y ante el temor de regímenes dictatoriales y divisiones, continúa como el posible referente político en el país.

4.3.- En este escenario, uno de los principales legados de la gesta que llevó a Salvador Allende y la Unidad Popular al gobierno, radica en la organización social y de clase. Ambos elementos de presencia precaria en la estructura política del Chile actual. Cierto es que existe una gran cantidad de pequeños, atomizados grupos sociales que intentan hacer valer su presencia. Sin embargo, las diferentes organizaciones populares y un minimizado movimiento sindical son incapaces de aunar criterios en torno a una organización común que levante la bandera de la defensa de los derechos ciudadanos. De otra parte, la atomización social y la debacle del sistema socialista, llevaron al abandono de aquella ideología que abrazara el presidente mártir, transformándose en una de las grandes victorias del fascismo sobre el movimiento popular: la desaparición de la organización social y la dilución del concepto mismo de la clase social revolucionaria. 

4.4.-  Los gobiernos concertacionistas por su política amistosa hacia el imperialismo (estadounidense y europeo) se ha aislado del concierto latinoamericano. No es casualidad que se le considere junto al régimen de Uribe en Colombia, como el Israel latinoamericano. Deplorable comparación, pero a ello ha contribuido la política oportunista y genuflexa de la socialdemocracia y del socialcristianismo al interior concertacionista. Mientras en América Latina y el Caribe crece el descontento antiimperialista y antineoliberalismo, en Chile se le rinde obediencia y pleitesía a quienes causaron el derrocamiento del Gobierno Popular del Compañero Allende. Es una actitud vergonzosa. Se ha llegado al extremo de no solidarizar con las conquistas democráticas y soberanas de los pueblos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Contrariando el ideario de Salvador Allende se ha permitido el descaro de denostar a sus gobernantes elegidos por la voluntad de sus pueblos.

5.- Sectores de la Concertación y del Gobierno, muy especialmente afines al Partido Socialista, preparan homenajes al centenario del Compañero Salvador Allende. Siempre ha ocurrido con los grandes revolucionarios. En vida se les ha combatido y denigrado, las cárceles y persecuciones no les han sido ajenas. Cuando muertos se les rinde honores y se les convierte en íconos desprovistos del ideario revolucionario. En esta virtud, las fuerzas populares no permitirán que la figura de Salvador Allende, el Revolucionario de Chile y América, sea despojado de su ideario.

1).-  cit. de José A. Buergo Rodríguez: “Salvador Allende: aristas de su pensamiento”. Rebelión 30-09-2007
 2).- Salvador Allende G.: “Discurso en la Asamblea General de Las Naciones Unidas”. 04-12-1972
 3).-  opus. cit.
 

* Escritor chileno

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