América Latina bajo fuego y traiciones

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Néstor Francia.*

Uribe desprecia a Unasur: atacar desde la sombra parece ser su consigna; es parte de la campaña neoliberal e imperial contra esa organización. Y nuestros errores dan pretextos al enemigo. Domingo de elecciones en Honduras: Obama y otros se quitan la máscara mientras Fernando Lugo pone sus barbas en remojo.

La ausencia de Alvaro Uribe o de su ministro de Defensa en la reunión del Consejo de Defensa de Unasur que se realizará hoy en Quito cumple dos objetivos: en primer lugar, se resta así importancia a la discusión que está prevista en torno al tema de las bases militares gringas. Recordemos que el Gobierno de Venezuela presentará en la reunión de Quito pruebas de incursiones paramilitares e intentos desestabilizadores desde Colombia.

En segundo lugar, se engrana con una nueva estrategia del imperio y sus lacayos en América Latina consistente en el debilitamiento de Unasur, una instancia que resulta “incomoda” en este momento porque está constituida por una clara mayoría de gobiernos de izquierda que han mostrado posturas soberanas. Ya el canciller colombiano calificó la semana pasada de "decepcionante" que Unasur "no haya dicho nada" sobre el lenguaje supuestamente belicista de Chávez hacia Colombia.

La campaña neoliberal contra Unasur tuvo fuertes manifestaciones precisamente en la víspera de la reunión de su Consejo de Defensa. Los ex presidentes Ricardo Lagos, de Chile, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay, criticaron este jueves en Colombia la política “de confrontación” de Hugo Chávez, al alertar que está dificultando el proceso de integración suramericana.

Lagos afirmó que es muy importante, si se quiere fortalecer la Unión de Naciones Suramericanas, que ese organismo “sea capaz de dar respuestas a este tipo de situaciones” conflictivas. Sanguinetti fue aun más claro en su ataque a Unasur, al cuestionar abiertamente su utilidad, argumentando que “nunca ha debido existir” porque “tiene una falla sustantiva, que es alejar a México del diálogo latinoamericano”

También ayer los ex presidentes Alejandro Toledo, de Perú, y Carlos Meza y Jaime Paz Zamora, de Bolivia, en un seminario celebrado en Lisboa previo a la "Cumbre" Iberoamericana, además de atacar a los presidentes de izquierda latinoamericanos, arremetieron veladamente contra Unasur, sobre todo Paz Zamora, quien afirmó que ante la “ineficiencia” de todos los procesos suramericanos de integración, los países deben usar a Brasil -al que definió como "una potencia a nivel planetario y quien no quiera verlo es porque es ciego"-, de "pivote de un nuevo proceso integrador mayúsculo".

Es decir, se trata de poner a un lado los esfuerzos integradores de Chávez y los logros como Unasur y el ALBA, como otra manera de profundizar la contraofensiva imperial y neoliberal en curso en América Latina, bajo el mando del siniestro gobierno de Barack Obama.

Justo es decir que a veces cometemos errores que ayudan a esos planes. El lenguaje en la diplomacia moderna no puede ser obra de voluntarismos ni espontaneidad. Tanto el imperio como Colombia se piensan muy bien cada palabra que dicen, porque saben que esto puede fortalecerlos o debilitarlos en el plano internacional. En el caso de Unasur, precisamente Colombia ha usado el pretexto del lenguaje para huir por la derecha y restarle importancia a la cita de Quito. En el punto número 6 de un comunicado de su cancillería, el gobierno colombiano aduce:

“…la actitud y reciente escalada de agravios que han recibido el Gobierno y el pueblo de Colombia no permiten prever que las discusiones que se lleven a cabo en la reunión convocada para mañana, se desarrollen en el tono de respeto, objetividad  y equilibrio temático que este foro exige. Por tal razón, se ha designado una delegación técnica de los ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional para atender la reunión”.

Colombia no va a cambiar sus políticas porque nosotros hablemos en un tono más o menos alto. Pero sí va a utilizar en su provecho cada palabra de más que salga de nuestras bocas. También parece un error la ausencia de Chávez en la Cumbre Amazónica (aunque desconocemos sus razones), ya que no podemos desaprovechar ningún escenario que se nos presente para hacer nuestras denuncias, ni podemos bailar al ritmo del son que nos toque Uribe.

Nuestra ausencia ha llevado a Lula una vez más a igualarnos con el mandatario de Colombia y sus políticas de agresión. El presidente de Brasil señaló:

“Creo que el compañero Chávez y el compañero Uribe tienen que entender que la guerra no es constructiva, que la disputa insana no es constructiva…Estoy sorprendido porque anoche recibí un recado de que Uribe no puede venir porque sufrió un accidente y estoy recibiendo la información de que Chávez no viene…no sé si es porque Uribe no viene”.

Recordemos siempre que lo cortés no quita lo valiente. Debemos actuar con plena conciencia de que no caminamos sobre un lecho de rosas y de que no las estamos ganando todas: la contraofensiva de la derecha está obteniendo algunas victorias.

La división de los países latinoamericanos frente al conflicto de Honduras es otro de los objetivos que se impuso el Imperio. Mientras la mayoría se niega a reconocer las elecciones ilegítimas del próximo domingo, ya se estableció el frente comandado por Estados Unidos, al cual se han sumado ya Panamá y Perú, y no se dude que en el momento “oportuno” lo hará también Colombia.

Obama reiteró la postura estadounidense, que no tiene nada de nueva y es parte de un plan premeditado con bastante antelación a los comicios espurios, en una carta enviada al presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en la cual justificó el apoyo estadounidense a la elección en Honduras, ya que con eso la situación después de los comicios “partiría de cero”. Como si algo en la historia humana pudiera “partir de cero”. Claro, el gobierno fariseo de Obama siempre tiene un caramelo dispuesto para engañar el paladar del mundo.

El secretario de Estado adjunto yanqui afirmó en la OEA: “si bien una elección realizada de manera compatible con las normas internacionales es una condición necesaria para que Honduras vuelva a ser miembro de la OEA, no es una condición suficiente… Para que eso ocurra, las partes en Honduras deben aplicar plenamente los acuerdos de Tegucigalpa y San José. Esto significa que se ha de constituir un gobierno de unidad nacional que represente a todos los sectores de la sociedad y del Congreso. A su vez, el Legislativo debe votar con toda prontitud la restitución del presidente Zelaya”.

Pero realmente el argumento principal expresado por Valenzuela es la justificación del proceso electoral como mecanismo “legítimo” que “se atiene al calendario electoral normal que estipula la Constitución hondureña, y había estado en camino varios meses antes del golpe” y subrayó que “ésta no es una elección inventada por un gobierno de facto en busca de una estrategia de salida, ni una manera de esconder un golpe de Estado”, sino un proceso que “permite que el pueblo hondureño ejerza su voluntad soberana”.

 Igualmente disimuló su desinterés real en las violaciones de los derechos humanos en Honduras con más eufemismos: “nos preocupan los informes de violaciones de derechos humanos y esfuerzos deliberados de incitar a la violencia y el enfrentamiento en ambos lados políticos de Honduras y que podrían afectar el proceso electoral”.

De esta manera ladina se pretende vincular a Zelaya con la violación de los derechos humanos, por “incitar a la violencia”. Pero la máscara se le vuelve a rodar cuando afirma: “recurriremos a los observadores internacionales de la sociedad civil y a nuestros propios observadores para determinar si las elecciones han cumplido con las normas internacionales”.

Lo cierto es que el Departamento de Estado está financiando, sin disimulo, misiones de observación electoral del Instituto Republicano Internacional (IRI) y por su contraparte el Instituto Democrático Nacional, ambas vinculadas al Fondo Nacional para la Democracia. Lo que está a la vista no necesita anteojos: estas elecciones fraudulentas exhiben la inocultable etiqueta “made in USA”.

Este nuevo tipo de producto interventor, el “golpe correctivo”, Insulza dixit, se tratará de vender en otros países latinoamericanos. Es por ello que el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, criticó este jueves a quienes han hablado de un posible golpe de Estado en su contra y dijo ser víctima de un ataque por parte de grupos mafiosos, por lo que enfatizó que “del lugar donde nos puso el pueblo, no nos mueve sino el pueblo”.

Es claro que también pueden moverlo el imperialismo y la oligarquía, Honduras así lo demuestra.

* Analista de asuntos políticos.

 

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