AMÉRICA LATINA, LA UE Y LA GLOBALIZACIÓN

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En un gesto paternalista, colonialista y hegemónico –como suele ser habitual en la conducta que asumen los políticos europeos y norteamericanos con respecto a América Latina y otros lugares del mundo– el español Javier Solana, acusado de ser criminal de guerra por la responsabilidad que le compete en los crímenes cometidos por la OTAN en la ex Yugoslavia, recientemente aplaudió la «madurez y la experiencia» adquirida por los países latinoamericanos en los últimos años en el ámbito político, aunque advirtió que Latinoamérica tiene que trabajar unida para reforzar más su democracia.

Es cierto, América Latina debe trabajar unida en la solución de sus propios problemas, o sea: avanzar más en el proceso de integración de la región en los ámbitos políticos, económicos y sociales. Puesto que el proceso de consolidación y reforzamiento de la democracia pasa necesariamente por una mayor inclusión y participación de la clase trabajadora y sus respectivos pueblos.

Para que el reforzamiento económico y democrático de América Latina sea efectivo y real, es necesario– además– superar las diferencias que actualmente impiden la consolidación del Mercosur; y pasa necesariamente por reforzar la iniciativa del presidente de Venezuela, Hugo Chávez en lo relativo a la construcción del Banco del Sur, y necesariamente porque los acuerdo económicos y comerciales entre el norte y el sur, sean justos y equitativos, de manera de terminar con la aplicación de la «la ley del embudo» y el trato de subcolonias a los países emergentes.

El flamante secretario general del Consejo de la UE y Alto Representante europeo para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana, cual «patrón de fundo» exhortó a los países de Latinoamérica a «integrarse» en la globalización para consolidarse en el sistema económico mundial.

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Ahora para que los países de la región puedan integrarse a la globalización se necesita que los países europeos sin excepción, así como EEUU terminen con todas las trabas proteccionistas que impiden una comercialización justa e igualitaria para todos, es decir: que en el proceso de integración económico global al cual alude Solana, no se siga discriminando a América Latina y al conjunto de los países del tercer mundo.

Pero otro aspecto importante del proceso de integración a la economía global, es el respeto que deben mostrar los diversos polos que controlan la economía mundial por los recursos naturales y vitales de cada país, y terminar con las políticas del saqueo que vienen ejerciendo en el mundo el eje anglosajón-israelí, Japón y la propia Unión Europea. Los países de América Latina tienen pleno derecho, ya sea por razones de seguridad nacional o económicas, a ejercer un pleno control sobre sus recursos naturales.

En el marco de un seminario en donde suelen masturbarse sobre los problemas de la guerra y la paz en el siglo XXI, organizado por el Centro de Información y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB), Solana afirmó que no es lo mismo «incorporarse» a la globalización que «integrarse», ya que lo primero supondría un «paso atrás». ¿Un paso atrás para quien?; ¿para los países de la región o para los intereses del gran capital internacional y el complejo militar industrial de la OTAN y EEUU?

Al filo de lo expresado por Solana, el ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso (período 1995-2002) expresó en dicho seminario que la actual situación mundial pedirá una «renegociación del pacto global», en el que la UE y Latinoamérica, unidas, tendrán un «papel importante».

En intervenciones anteriores, Cardoso había advirtido que el «mayor desafío» para Latinoamérica en el futuro es el desarrollo y la consolidación de su economía, después de la «profunda y positiva» transformación política de los últimos 25 años en el continente latinoamericano.

El ex presidente de Brasil admitió que, aunque el sistema democrático se ha consolidado en la región latinoamericana, aún existen «desajustes económicos». Que por cierto son producto de la implantación de políticas económicas impopulares que han generado grandes injusticia y desigualdades sociales, en donde el caso más patético es Chile, laboratorio de los «Chicago boys» y del ultra neoliberalismo que ha establecido un modelo perverso y altamente dependiente de la especulación financiera y económica internacional.

Cardoso reconoció que el capital neoliberal no tiene un «gran plan salvador» para los diversos problemas que debe enfrentar cada uno de los países que forman parte de Latinoamérica, sino «unos puntos concretos de una transformación encadenada» que «ya está en marcha».

Cuando hablamos de «transformación encadenada», estamos hablando del proceso de integración real que se comienza a vivir en la región, y la cual no comparten las multinacionales, pues no están dispuestas a aceptar que cada una de las naciones entren a controlar directamente los recursos naturales de sus respectivos países.

Ahora el llamado «arraigo» de la democracia en el continente, va a depender única y exclusivamente de los grados de participación real que gane la ciudadanía y los electores en la solución de sus problemas reales. Puesto que la consolidación del sistema democrático de la región, pasa necesariamente por la superación de la pobreza y las grandes desigualdades sociales que ha impuesto el capital neoliberal en beneficio de los grandes empresarios, las trasnacionales y las oligarquías económicas y financieras nacionales, que se niegan rotundamente a que exista una mejor redistribución de la riqueza en cada uno de los países de la región.

Los gobiernos de la región no solo están llamados a cumplir con su vocación de servicio público o dar respuesta efectivas a los problemas básicos de los estratos sociales más golpeados por políticas económicas que en gran parte del continente han estado al servicio del 18% más rico de cada país, con algunas excepciones por cierto.

La llegada de los colonizadores españoles en primer lugar significo el genocidio de los pueblos originarios de la región, luego vino el saqueo de todo cuanto se pudo y en nada contribuyeron al desarrollo de los pueblos del continente. Su labor era masacrar y saquear, todo además en nombre del rey y la santa Iglesia Católica.

Luego cuando comienza el proceso de descolonización e independencia de los pueblos, al costo de la muerte de miles de sus mejores hijos. Dieron paso a la conformación de las aristocracias y las oligarquías locales en cada país, las cuales desde entonces en nada han contribuido a la superación de la pobreza, y tampoco han contribuido al desarrollo de los países de la región. Al decir del señor Solana, desde entonces no han permitido que los países por si solos, adquirieran su «propia experiencia y madurez».

Los imperios español, el inglés y norteamericano desde entonces sólo se dedicaron al saqueo de los países latinoamericanos, utilizando a sus cómplices y lacayos a su servicio, a la Iglesia Católica, pagándole a los mercenarios y sicarios que han contratado para poner a buen recaudo sus intereses. Crearon los partidos políticos conservadores, liberales, socialdemócratas, demócrata cristianos y otros para que fueran guardianes de sus intereses geopolíticos en cada uno de los países de la región.

Hoy día viene Solana y su camarilla de títeres, a decirnos que ya hemos ganado en «madurez
y experiencia», que debemos integrarnos en el mundo globalizado, y que tal vez ya podríamos comenzar a caminar solos, pero cuidado…puesto que la «democracia hay que reforzarla», o sea esa democracia en la cual ellos nunca han creído, y que cuando estuvo en peligro, lo primero que hicieron fue imponer las dictaduras militares y el siniestro plan Cóndor –con los resultados que todos conocemos.

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Finalmente cabe destacar que el proceso de consolidación de la democracia y la integración al mundo globalizado en América Latina, pasa necesariamente por el termino de la visión de “patio trasero y neocolonia” que Solana y compañía pretenden seguir dándole a la región. Pasa por el término del saqueo de las materias primas y el abuso que ejercen las trasnacionales en el continente. Pasa necesariamente por el fin de la conspiración encubierta que ejercen los Estados Unidos, Solana, Aznar y los lacayos a su servicio, en contra de los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador.

Y pasa necesariamente por un trato justo e igualitario en lo que respecta al intercambio económico y comercial internacional. Ahora el reforzamiento de la democracia en América Latina, pasa por la inclusión y participación de los pueblos en la construcción de su propio destino.

La democracia y la integración al mundo global, no se fortalecen con la visión de neocolonia de Solana, no se fortalece a partir de los intereses de las grandes empresas privadas, de las trasnacionales. La democracia no se fortalece con los crímenes de guerra y el genocidio desatado por la OTAN en Afganistán, ni por las fuerzas militares neofascistas ocupantes en Irak. La democracia no se fortalece con el saqueo de los recursos naturales del Medio Oriente, de África y América Latina.

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* Un despacho de Agencia indoamericana de prensa.

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