Argentina: El campo, las elecciones y la construcción política

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Norberto Galasso*

 

La experiencia de los Kirchner tuvo un punto de inflexión: el tema del campo. Allí encontraron a un enemigo poderoso y el gobierno presentó mal la discusión: no se trabajaron las ideas por televisión, radio y demás medios. Esto quedó evidenciado, principalmente, en los sectores de clase media. No se explicó que cuando hay una gran suba en los precios de los productos exportables es necesario desacoplar los precios internos de los precios externos, porque si no los productos exportables se van al exterior y aquí nos quedamos sin nada.

Del mismo modo, también es necesario tomar ese tipo de medidas para que el país no desplace otro tipo de producciones y se convierta en un país exclusivamente sojero. Cuando Venezuela tuvo el auge del petróleo, toda su producción se centró en eso y después terminó importando alimentos.

 

Tampoco se habló de la renta diferencial. No se tomó conciencia clara del poder del enemigo y que uno tiene que pelear cuando tiene la correlación de fuerzas más o menos pareja. Más allá de que días atrás Kirchner obtuvo los votos relacionados con el peronismo, este no era el peronismo del ‘45, con ocupación plena y con todos los trabajadores del cinturón industrial votando a favor del gobierno.

 

El tema del campo provocó un grado de escisión importante que no se resolvió. Además, aumentó el precio de los alimentos y los sueldos quedaron un tanto retrasados, algo que se trató de ignorar metiendo un poco la cabeza bajo tierra no publicando todos los datos del INDEC. Entonces, no alcanzó por más esfuerzo que uno hiciera para explicar que esto es algo parecido a aquello del ’45, porque la Resolución 125 apuntaba a la distribución del ingreso y avanzaba en un nuevo rol del Estado, reestatizando algunas áreas privatizadas, forjando una política latinoamericana excelente. Hay cosas que son muy importantes, pero que solo la militancia entiende, como ocurre con la importancia que tiene América latina.

 

Vuelvo otra vez a lo que decía Ugarte. “Nada es peor, nada es más peligroso, que una revolución a medias. Si uno ataca al enemigo, pero se detiene, y no sigue atacando, si no sigue atacando, el enemigo se galvaniza porque ve que puede perder algún privilegio.” Como lo hará la Sociedad Rural, por ejemplo, antes que el bolichero que está en la esquina de mi casa, que no tiene la mínima idea de quién es Biolcatti y que le molesta que el gobierno de Kirchner haya creado una cosa confrontativa con la Sociedad Rural, se queje porque no le llegó la carne a su pequeño negocio.

 

Estamos bastantes desprotegidos. Algunos me decían “ustedes están haciendo lo que no hace el gobierno: formar una mesa para conversar y juntar los compañeros sueltos que vienen de la vieja lucha.” Hay que reconocer que la derrota es bastante grave y se habla de Kirchner como autoritario y confrontativo y en estos seis años no se reprimió ni asesinó a nadie. A De Angelis, cuando lo detuvieron, le hicieron upa para no lastimarlo. Sin embargo, en los medios sigue pesando la cuestión de la confrontación. Encima, el debate político ha sido lamentable. Ninguno en la oposición presentó un proyecto, y lo que propone Carrió es volver al Fondo Monetario. Y el FMI no ha cambiado, lo siguen manejando las grandes potencias. Más de lo mismo.

 

La experiencia del 28 de junio tiene que servir para modificar la construcción política en un gobierno que sufrió una derrota electoral. Es cierto, tenemos problemas irresueltos en la lucha y en el debate de ideas. Aquí hubo un vaciamiento ideológico que nos empantana y del que solo podemos salir con discusión y con la construcción política del campo popular.

*Historiador argentino

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