Argentina. – HUMO INTENSO, COMUNICACIONES INTENSAS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Ustedes se asombrarán pero se debe a una técnica de comunicación empleada cuando se quiere molestar a una ciudad entera para desgastar en profundidad la imagen positiva que tiene, por ejemplo, el gobierno cuando es apoyado por el pueblo que lo eligió con gran mayoría de votos. fotoEntonces se incendia una pastizal o 70.000 hectáreas y se culpa al gobierno. Casi por seguro en esta historia de la comunicación hay un “pope” mediático parado en un Olimpo imaginario, que bien podría ser Estados Unidos o la misma Buenos Aires, Argentina. Este pope es un experto en identificar como reaccionan las masas frente a un determinado estímulo.

Existe una minuciosa guía escrita –guardada en la biblioteca secreta de la Reserva Federal de Estados Unidos– donde se registan las actitudes colectivas de las personas bajo ciertas presiones. La historia empieza con una novela de radio, La Guerra de los dos Mundos, dirigida e interpretada por Orson Wells, emitida en New York y New Jersey en el lejano 30 de octubre de 1938. Gracias a esta transmisión se pudo comprender el poder que pueden ejercer los medios de comunicación sobre la ciudadanía. Algunos se suicidaron al escuchar la radionovela. Un comunicado simulaba, con mucho realismo, la noticia que alienígenas habían invadido la Tierra matando con gas y un rayo poderoso a sus habitantes.

Se supo después de un tiempo que un conjunto de bancos privados que son (aún) socios activos de la poderosa Reserva Federal de EEUU encomendaron a Wells la transmisión de una novela “fuerte y real” para conocer el comportamiento de las masas frente a un hecho de peligro inminente y real. Desde entonces los estudios que analizan el comportamiento masivo de los pueblos bajo ciertas presiones, artificiales o no, se han multiplicado y refinados en la metodología.

Ahora, estos popes de la comunicación saben que hacer para obtener buenos dividendos de cada medida implementada y cual es el camino que conduce a desgastar un gobierno fuertemente apoyado por sus bases populares. En el caso específico de la Argentina este programa desestabilizador ya aparece escrito en su ADN de manera total. “La técnica” se abre con el apoyo, fundamental, de la prensa. Sin su complicidad el emprendimiento se vuelve estéril.

La regla número uno de los medios periodísticos de comunicación que toman la decisión de socavar la credibilidad del gobierno es la de resaltar de manera positiva las actitudes de los adversarios políticos y dejar levemente en sombra a las personalidades del oficialismo que se quieren desgastar. Nunca la maniobra es directa. Si el “ablande” se refiere al gobierno, se resaltarán todos los problemas que genera el régimen mientras que los aciertos se minimizaran.

En lo posible, nunca mandar en tapa las noticias sobre beneficios de orden económicos o que representan una ventaja para el ciudadano.

Metodologías empleadas

En octubre – noviembre del 2004 el gobierno del presidente Kirchner hizo anunciar por todos los medios de prensa que China invertiría en la Argentina la suma de 20.000 millones de dólares. Esta inversión representaba un fuerte golpe psicológico a favor del gobierno ya por entonces sometido a fuertes críticas adversas; fue así que una mano negra misteriosa colocó una bomba en un cajero automático del centro de la ciudad y la hizo explotar. Todos los medios de radio, TV y prensa escrita le dieron un gran despliegue a esta noticia durante cuatro días. La inversión China pasó casi inadvertida.

La otra técnica es utilizar un trascendido como noticia «bomba» y aumentar las expectativas en la gente. Cuando este trascendido viene comunicado oficialmente se descubre que no cubría en los más mínimo lo que el público esperaba. Y eso crea decepción que se paga con costo político.

Cuando no hay nada para comunicar los medios cargan con los temas de la inseguridad, los asesinatos, los accidentes viales, los robos, los programas basura, el fútbol. La cosa es sobre saturar las informaciones, hacer ruido para mantener ocupada la cabeza de la gente, no dejar ninguna fisura al pensamiento libre e incentivar un estado de descontento generalizado. Se agobia así al lector, al televidente y a la radio audiencia.

Este martilleo de pequeñas malas noticias en continuado, todos los días, todo el año, predispone al ciudadano al pesimismo. Luego responsabilizar de este pesimismo al gobierno es relativamente fácil. Siempre aparecen varios “profetas” preparados para ofrecer la más perfecta la solución a todos los problemas. Y dicen que estos gobernantes actúan con ineficiencia.

Con los medios periodísticos electrónicos –de moda en estos últimos tiempos– se afirma una nueva modalidad: el medio pone a disposición de los lectores la aparente posibilidad de dar su opinión sobre la nota leída. Estos participantes, que se esconden bajos nombres de batalla (nicks), critican de manera desaforada y descalifican cada acción de cada funcionario del gobierno. Esto equivale al antiguo método de escribir las paredes con tiza y carbonilla para la publicidad de las campañas políticas. De la presidenta para abajo, nadie se salva; no es difícil encontrar epítetos ofensivos y provocadores referidos a la gestión.

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Una investigación conducida por Los Buenos Vecinos sobre el diario Perfil.com pudo detectar que eran siempre las mismas personas las que intervenían en la «contienda». En esta investigación hecha en los días 14 , 15 y 16 de abril aparecen los nombre que se detallan a continuación: 12 veces el «nick» 22angel, 14 veces 555Max, 19 veces Guill, y otras tantas veces PipiKuku, abrolosojos, anadelejos, torerocojo patora etc ect. Son siempre del mismo grupo, una treintena de «nicks» opinando de manera negativa sobre cualquier iniciativa del gobierno.

Esto parecería indicar que hay una plantilla de gente de Perfil sólo dedicada a responder de manera guiada para demonizar al gobierno y para hacer caer incautos en la trampa de la mentira y del malestar. ¿El periodismo puede hacer esto? No por cierto. No es sólo una canallada, también se incurre en el reato de real malicia, que condena al periodista que lo ejerce a pagar multas o hasta ir, incluso, a prisión. Todavía hoy siguen las mismas personas engañando a sus lectores.

Para extender bien a fondo la investigación –conozco a varaios ex colegas que trabajan en el citado medio– envié algunos correos bajo seudónimo buscando de aclarar la falacia de los mensajes y cuestionar lo que estimaba una distorsión de la realidad. Ninguno de esos correos fue redactado de manera agresiva: simplemente sus contenidos no concordaban, con algunos punto de la nota, explicando todo con un tono serio y respetuoso. Estos «mails» nunca fueron publicados. Sí editaron tres o cuatro que también de manera educada aclaraba el pensamiento de algún participante al foro. O sea, la prensa que desea la libertad de prensa y hace alarde de eso, censura lo que no le convienen.

Conozco al editor de Perfil.com. Pienso que es conciente de que minte a sus lectores. Lo hace por marketing, por esta moda de querer ser genial, porque si no lo eres estas perdido: El ojo benévolo de su patrón sin duda lo mira con indulgencia. Me lo imagino de regreso a casa en la noche, cansado, y cuando uno de sus familiares, hijo o hija, esposa, pareja, le pregunta: «¿Qué hiciste hoy?» acaso teng ánimo para hablar sobre la verdad de su día y responder: «¿Hoy? Hoy le mentí a veinte mil boludos… y lo gracioso fue que casi todos me creyeron». Mundo trucho, periodismo trucho.

Clarín susurra.

Clarín, el gran diario argentino, no se queda atrás con las mentiras. La diferencia con otros medios es que usa muy bien la sutileza. Cuando Clarín ataca lo hace con dulces susurros. Hay que ser un experto para identificar las trampas mortíferas de este diario. Si eres un lector común, de esos que creen aún en Caperucita Roja, estas perdido: los títulos de sus tapas te darán el veneno necesario para mantener tu estado de felicidad y creerlo. Chau, ya compraste la idea, sos parte de la manada.

Miro un título de tapa, tomado al acaso. Día 11 de abril de 2008: Otra vez, un índice de inflación para la polémica: 1,1. Nada raro este título sin embargo su recado es perverso. Habla del índice de inflación pero no habla de los empresarios que sin tener razones validas la provocan.

¿Quienes son formadores de precios? Son los empresarios, no por cierto es el gobierno quien los estimula. En la política económica nada ha cambiado, mismo valor de cambio para los dólares, mismos costos, mismo todo. Pero los precios aumentan. ¿Sabe el ciudadano común por qué aumentan? No, no lo sabe. No lo sabe porque el mismo diario se olvida de informarlo.

Hay una guerra intestina por Bonos del tesoro argentinos entre el Estado y los empresarios que los compraron. Estos bonos que fueron emitidos durante la administración Duhalde/Lavagna, están indexados según el grado de inflación anual que publica el INDEC más los intereses del caso. El monto total es por 180.000 millones de pesos. Un solo punto de inflación a más representar un adicional de 1.800 millones de pesos. Los empresarios corrompieron a la gente del INDEC ofreciendo un sobresueldo para alterar los índices inflacionarios.

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La maniobra fue descubierta por el gobierno que luego cambió todo el plantel del INDEC. (¿Recuerdan?) Como reacción los empresarios aumentaron los precios de lo que ellos producían. Ningún medio de comunicación dio esta explicación. Los empresarios les tapan la boca con la compra de espacio de publicidad. Es así que el gobierno resulta ser el eslabón siempre más débil de la historia.

Veamos otro título. Día, miércoles 9 de abril 2008: El campo le pide a Cristina una reunión urgente. Este título le pone presión al gobierno porque insinúa que es el campo quien pide. La presidente se cansó de decir por todos los medios que el gobierno estaba dispuesto al dialogo luego que los ruralistas abandonaran las medidas de fuerza. Por otro lado el mismo título insinúa también que la iniciativa y la solución del conflicto está deseada por la gente del campo. Esto es mentira. La gente del campo –algunos de ellos, en rigor, no todos los campesinos– es intransigente y de manera grosera provoca y dispones a sus anchas de los medios de comunicación para sacar ventajas.

Se podría seguir hasta lo infinito. Sólo repetiríamos la historia.

El periodismo, en el mundo entero, como actividad empresarial no está al servicio de la verdad, más bien está al servicio de una elite que le dicta los contenidos, que serán manejados para conservar sus propios beneficios. Una cortina de humo, mucho más alta y espesa del que apareció en Buenos Aires por estos días, separa la verdad de la realidad periodística.

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* Periodista.
Director del periódico digital
www.losbuenosvecinos.com.ar.

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