ARGENTINA, LA JUSTICIA Y LA PROBABLE GUERRA QUE SE VIENE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Las «relaciones carnales bis» de Kirchner con EE.UU. e Israel

Felizmente nuestro país estuvo exento de conflictos o atentados de índole discriminatoria de importancia a lo largo de su historia, hasta que en 1989 el dúo Menem y Cavallo inauguró «la era de las «relaciones carnales». La máxima síntesis de estas peculiares relaciones se encuentra en la orden que se impartió a nuestra diplomacia, de que en los temas sensibles de la agenda internacional de la ONU, la Argentina votara según consta en el dictamen de Nisman (p. 371) «en todos los temas sensibles de la agenda internacional de la ONU, junto con Estados Unidos e Israel y frente al resto del mundo».

A la par Argentina abandonó el Movimiento de Países no Alineados, y participó en la coalición bélica liderada por EE.UU. y Gran Bretaña que, en 1991, llevó a cabo la primera guerra contra Iraq, aliándose así con quienes diez años antes en Malvinas habían sido nuestros enemigos. Si bien las derrotas imponen restricciones, modernamente ellas pocas veces llegan a la de aliarse con el enemigo, y menos si la causa de la disputa original sigue aún irresuelta. Argentina en vez de «un país en serio», de la manos de sus últimos líderes, pasó a ser un «país saltimbanqui» en el contexto internacional.

De ese alineamiento solo obtuvimos ingentes costos y ningún beneficio, y por ende no habría ninguna razón para repetirlo. Empero el actual gobierno, en lugar de reflexionar sobre esto, ha lanzado lo que sería mas allá de sus ruidosas declaraciones para la tribuna, las «relaciones carnales bis», al ratificar plenamente en los hechos esa burda y absurda instrucción de Menem y Cavallo, que en la practica significó delegar nuestra diplomacia mas sensible en esos dos países, que se encuentran actualmente anteun verdadero atolladero en el conflicto del Medio Oriente.

Israel por su lado, no admite perder su supremacía estratégica nuclear regional, a la que considera la clave de su supervivencia en el hostil marco del Medio Oriente. Por su parte Estados Unidos no puede retirarse de Iraq, porque esto significaría perder el Medio Oriente, que es la clave de su poderío económico-financiero, basado en el petróleo y los petrodólares.

Ambos además tienen viejas cuentas que saldar, tanto con Irán como con el Hezbollah. EEUU. fue expulsado de Irán por la Revolución Islámica en 1979, perdiendo así lo que era hasta ese momento su mejor aliado en Medio Oriente (del mismo nivel que Israel) y su segundo emporio petrolero, después de Arabia Saudita. Y también EEUU fue expulsado del Líbano en 1983 con la voladura de su cuartel de marines, por parte de lo que sería el germen de Hezbollah. Por su parte Israel, por la resistencia que le planteó Hezbollah, se vio obligado a retirarse primero del norte y después del sur del Líbano en el año 2000; y el año pasado sufrió un duro traspié durante el intento de reocupación del Líbano

A este dúo se le suma Inglaterra, que es una vieja actora en las guerras, en las políticas y en las intrigas en el Medio Oriente, que fue expulsada de Iraq y de Irán, donde luego fue reemplazada por EEUU y adonde siempre sueña con volver, porque su imperio naval propulsado por petróleo, tenía como principal base de abastecimiento al país de los persas.

Por su parte Argentina como «país en serio» que es, ha delegado su participación en estas tremendas y conmocionantes cuestiones internacionales, en dos funcionarios de ínfima categoría, como lo son el fiscal Nisman y el juez Canicoba Corral.

El seudo dictamen del fiscal Nisman: entre el ridículo y la falta de pruebas

El anillo nupcial con que se formalizó esta renovada «relación carnal» o alianza con EEUU. e Israel,lo constituyó el seudo dictamen del fiscal Nisman. Ningún país serio habría permitido avanzar una acusación del calibre de la realizada por Nisman en el gravísimo contexto internacional que nos agobia, sin una previa consulta a los estamentos mas elevados de seguridad del gobierno. Como ejemplos contrapuestos (en EE.UU. existe) el Consejo de Seguridad Nacional, que agrupa a todas sus organizaciones de inteligencia y de defensa, que hasta hace poco fue presidido por Condoleezza Rice. (Y en Irán está) el Consejo de Discernimiento Estratégico, que casualmente es presidido por uno de los acusados por Nisman, el ex presidente Rafjansani.

Pero en Argentina, «un país en serio», los términos consejo, seguridadî, discernimiento y estrategia parecen ser enteramente desconocidos, pese ser indispensables para guiarse en el peligrosísimo mundo en que vivimos.

Tampoco ningún tribunal o poder judicial serio se hubiera permitido acusar de planificar y cometer un crimen de lesa humanidad al gobierno de un país extranjero, sin contar con irrefutables elementos probatorios de ello, y basándose solamente en lo que dicen sus enemigos. Es mas, ningún juez penal en Argentina, serio o no serio, Canicoba Corral incluido, se animaría a ordenar la captura de ningún alto personaje argentino, en base al testimonio de cinco enemigos suyos que dicen haberse enterado de oídas, de fuentes no precisadas, que él habría sido el instigador de un homicidio, y menos aún si tres de ellos resultan ser prófugos de la justicia. Si así fuera, todos los capitostes en la Argentina correrían graves peligros porque, ¿quién de ellos no se ha hecho de algún enemigo?

Y éste es precisamente el núcleo aberrante del seudo dictamen de Nisman: se construye un castillo de naipes de pruebas indiciarias, que pueden tener cualquier otra explicación, pero que no sirven para nada de nada si el principal fundamento no es válido.

En concreto, tres de los principales testigos de cargo esgrimidos acríticamente por Nisman, son integrantes de una organización terrorista (Mujahedin-e Khalq Organisation (MKO), o National Council of Resistance of Iranî, (NCRI)) y tienen actualmente pedidos de captura de Interpol, como lo prueba la documentación que obtuvimos en Irán. Y los dos restantes son disidentes del régimen iraní, exilados en el extranjero y protegidos y financiados por EEUU, uno de los cuales incluso se desempeña como agente doble para la CIA, lo cual descalifica aun mas la fidelidad de sus dichos.

Es más que obvio, por lo tanto, que a esos testimonios les alcanza las generales de la ley para no ser admitidos como testigos efectivos. Pero además, sus declaraciones son dichos de dichos, es decir que técnicamente no son «testigos», dado que no estuvieron presentes en la reunión en la que supuestamente la cúpula iraní decidió el atentado de la AMIA. Solo son testigos de oídas, al haber supuestamente escuchado esa versión de otros, cuya identidad ni siquiera precisaron, refiriéndose genéricamente a «fuentes de los modjahedines» supuestos luchadores por la libertad apoyados por EEUU, que tienen tanta credibilidad como el señor Fuentes Reservadas al que apela el mal periodismo.

Sin embargo Nisman concluye que al coincidir esos cinco supuestos testigos enemigos de Irán en una misma versión cuya fuentes no precisan, la misma lejos de ser una mera sospecha, pasa a ser una «sospecha fundada», o sea una verdad legal con suficiente peso y entidad como para animarse a acusar de «terrorismo de Estado» a la cúpula gobernante de un país extranjero, y pedir su captura internacional.

Gracias a Dios, este tipo de pruebas hasta el presente no son válidas en la justicia argentina; y si llegaran a ser válidas ello indicaría que estamos todos de nuevo en libertad condicional, como en los tiempos del Proceso Militar, en donde uno era culpable y condenado a muerte, salvo que lograra demostrar acabadamente su inocencia. Qué incongruencia la del actual gobierno, que dice defender a rajatabla los Derechos Humanos y sin embargo avala una investigación similar a la que hacían los «grupos de tareas» durante la dictadura militar, en la cual por figurar en una libreta de direcciones o por dichos de dichos, resultaron condenados muchos inocentes.

Algún miembro de la dirigencia de la comunidad judía intentó minimizar este aberrante hecho, alegando que en un expediente judicial de 120.000 fojas como el de la causa AMIA, se pueden haber deslizados algunos testigos dudosos. Lo que omitió este dirigente decir, es que se trata precisamente de los testimonios fundamentales que sindican al ex gobierno iraní como instigadores del atentado, y sobre los que Nisman construye su estructura de tenues indicios y conjeturas.

Otro hecho que debe destacarse es la absurda e inusual extensión del dictamen de Nisman. Son ochocientas páginas llena de vaguedades, nutridas de transcripciones de informes de inteligencia que informan sobre pamplinas, con las que se pretenden suplantar, con el volumen y el peso del papel, una sustancia y contenido que no existen.

Todos somos Estados terroristas

En sustancia el dictamen del fiscal Nismanes una sucia mezcla de informe de inteligencia sesgado y ensayo histórico insidioso,que página de por medio, conforme los intereses y las necesidades estratégicas de Estados Unidos e Israel, se encarga de calificar a Irán de «Estado terrorista». Sin embargo para llegar a esta tremenda acusación, con todas las implicancias que supone en el actual marco de la lucha contra el terrorismo acometida por EEUU e Israel, cae en el ridículo mas extremo, porque en base a los mismos conceptos se debería calificar de «Estado terrorista» a los principales países del mundo, entre ellos… EEUU e Israel.

Para sindicar a Irán de «Estado terrorista», Nisman se basa en tres elementos, al cual mas grotesco e irrisorio: 1) Que la Constitución iraní prevé la expansión de la revolución iraní al resto del mundo islámico, y esto sin mediar ninguna explicación por parte de Nisman, habría llevado a Irán a perpetrar acciones terroristas. 2) Que en las embajadas iraníes en el mundo funcionarían estructuras o estaciones de inteligencia.¡Vaya la novedad! 3) Que como antecedente de «terrorismo de estado», Irán habría practicado en Europa en tres ocasiones, el asesinato de disidentes o enemigos internos de su país.

Con el mismo ordenamiento, que se podría decir entonces respecto el «destino manifiesto» de EEUU, y su afán de exportar la «democracia» al resto del mundo, de cualquier manera, incluso a cañonazos; y en forma simétrica del sionismo, que es el movimiento internacional de los judíos para recobrar a Palestina como su patria, respecto las embajadas de EEUU e Israel, y sus famosas estaciones de la CIA y el Mossad; y respecto los «asesinatos selectivos» que practica a diario Israel, y los que legendariamente practica la CIA por órdenes del presidente norteamericano.

La desmesura del fiscal Nisman lo lleva a equiparar a estos supuestos «asesinatos selectivos» de disidentes,con losterribles atentados dinamiteros perpetrados contra civiles indefensos en nuestropaís, como es el caso de la AMIA. Para ello hace un íraccontoî de los innumerables atentados dinamiteros perpetrados en Medio Oriente desde 1980 en adelante, para endilgárselos directa o indirectamente sin mayor prueba legal a Irán, trayendo a colación incluso aquellos en que judicialmente fue desestimada la participación de Irán, pese a lo sostenido por interesados acusadores.

Nisman, por el absoluto desconocimiento de la historia en que incurre, parece no haber medido las consecuencias que como bumerang, ello puede acarrear, en relación a los orígenes terroristas del estado de Israel. En tal sentido se puede afirmar que el arco descrito por el terrorismo en Medio Oriente y en el mundo, tuvo su origen 1946 con la voladura con explosivos del Hotel King David en Jerusalén, por parte del terrorismo judío, con su centenar de víctimas, que hasta la fecha se festeja en Israel como un acontecimiento histórico. Y tuvo su culminación con la «voladura» con aviones de la Torres Gemelas en Nueva York, en el 2001, con sus tres millares de víctima, que ha sido atribuido al terrorismo islámico, pero con flancos inexplicables que dejan mucho que desear. Comenzando por la pertenencia a la CIA de quién se reputó como instigador y financista del atentado, el inhallable Bin Laden. Y prosiguiendo con los entendimientos y sociedades comerciales que existían entre la familia Bin Laden y los presidentes de EEUU, Bush, padre e hijo.

Para los intereses argentinos o de cualquier país no se trata de sindicar a tal cual país como causante o responsable de esa demencial espiral terrorista in crecendo, como lo hace falazmente Nisman en su seudo dictamen ignorando la verdad histórica; sino en tratar de quedar al margen y lo mas lejos posible de ese espiral, en contrario a lo que propugna en definitiva el absurdo seudo dictamen de Nisman.

Un dictamen propio de los aciagos tiempos del «proceso» militar

Este dictamen que contó con la venia del Poder Ejecutivo, pone de manifiesto la existencia de un peligrosísimo doble estándar por parte del actual gobierno.

Por un lado se ufana de la defensa del garantismo y los derechos humanos; y de las investigaciones que propicia respecto la desaparición de personas, y su reclusión y torturas en campos de detención clandestinos, que fueron practicadasa mansalva en el pasado (con el guiño cómplice de los EEUU), que fueron justificadas por una supuesta «lucha contra el terrorismo y el comunismo».

Y por el otro se declara uno de los más firmes aliado de EEUU –y este también lo considera así– en la «lucha contra el terrorismo organizado» que practica actualmente EEUU, en la que apela masivamentea la desaparición de personas,y su reclusión y tortura en campos de detención clandestinos. Incluso de altos funcionarios de otro país, como se ha denunciado con relación a altos jefes de las fuerzas de seguridad de Irán, pisoteando así en todo sentido la ley internacional.

Estopermite plantear el interrogante de si estas aberrantes modalidades de «lucha contra el terrorismo» no se están practicando nuevamente en nuestro territorio con la venia del gobierno argentino, especialmente en la zona de la Triple Frontera. Tal cual viene sucediendoen otros innumerables países, incluso los muy civilizados países europeos, contando para ello con la venia tácita de sus «honorables» gobiernos.

Esta paradoja del gobierno respecto la «lucha contra el terrorismo» del pasado y del presente, permite además tentar una extrapolación. Si la estentórea sobreactuación del gobierno en el campo de los derechos humanos violados en la lucha contra el terrorismo del pasado, trajo como consecuencia el «caso López, el primer desaparecido en la democracia. ¿Cual será el costo de esta estentórea sobreactuación del gobierno en la supuesta lucha contra el terrorismo organizado actual, en la cual con el seudo dictamen de Nisman se ha ubicado a Argentina en primera fila, junto EEUU e Israel?

Hasta el móvil del atentado de la AMIA de 1994 ha sido acomodado por el fiscal Nisman a las perentorias necesidades actuales de EEUU e Israel, al achacarlo a los «contratos nucleares» que rescindieron Menem y Cavallo por requerimiento de los EEUU, aunque sus fechas no se correspondan enteramente con las del atentado. Pasó así el seudo dictamen de Nisman a ser además una pieza esencial enla lucha contra el «terrorismo nuclear» que inaugurado últimamente el gobierno de Bush, a los efectos de embestir contra Irán.

El objetivo del dictamen: crear un casus belli para justificar una guerra

Como primera conclusión resulta evidente que el seudo dictamen deNisman refrendado por el juez Canicoba Corral, carente de pruebas legales, no tiene por objeto la búsqueda de la verdad, ni la persecución de justicia. Sin embargo su contenido le cayó como anillo al dedo a la administración Bush y a Israel para:

– Aportar elementos de convicción a los integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU (de forma parecida a las fotos satelitales trucadas de Iraq), respecto a la peligrosidad que representa el desarrollo nuclear iraní.

– Aportar argumentos a favor de los íhalconesî estadounidenses en la confrontación interna existente en Washington, que propician una escalada bélica en el Medio Oriente contra Irán, como vía para estabilizar a Iraq, frente a la propuesta de los pragmáticos que, informe Baker de por medio, recomiendan que a esos efectos se negocie con Irán y Siria.

– Finalmente suministrar un casus belli para atacar a Irán, a los fines de impedir su desarrollo nuclear, el cual lo convertiría en conjunción con el dictamen de Nisman, en un Estado terrorista nuclear.

Por esta múltiples razones, como lo infomaron determinados medios, la firma de la resolución por parte del juez Canicoba Corral fue seguida con ansiedad desde Wáshington, por la secretaria de Estado Condoleeza Rice, quién inmediatamente después de su concreción dio cuenta de ello al presidente Bush, como si con esa firma de un juez de la Argentina, la administración Bush hubiese adquirido una relevante posición estratégica.

No es casual que la pista iraní, que desde el mismo día del atentado había sido señalada desde EEUU e Israel, y que sin embargo sólo había quedado en estado de sospecha, adquiriera curso judicial en el 2002; al mismo tiempo que el dilecto amigo de la embajada norteamericana Miguel Ángel Toma se hiciera cargo de la SIDE, que EEUU comenzaba con sus preparativos de guerra contra Iraq, y que tomaba vuelo el plan nuclear iraní. Incluso el nombramiento de Toma parece haberse decidido en la embajada de EEUU durante la celebración de la independencia norteamericana el 4 de julio del 2002, ocasión en que el embajador norteamericano Walsh «hizo un llamado a que la Argentina continúe colaborando con EEUU en la lucha contra el terrorismo, destacando que se trata de una relación entre países «hermanos y aliados» (Clarín, 5/7/2002).

Lo cierto es que Toma menos de una semana después ya estaba sentado en el sillón del jefe de la SIDE, dado que prestó juramento el 10 de julio. Este nombramiento abiertamente pronorteamericano e israelí, el copamiento de la SIDE por parte de la CIA que sobrevino después, y el curso judicial que se le imprimió a la pista iraní, parece haber sido una de las contraprestaciones que pagó nuestro país en su momento de mayor debilidad en la crisis de 2002, junto con la derogación de la ley de subversión económica, y el compromiso del salvataje integral de los bancos que habían sido los grandes causantes de la crisis; a cambio de la ilusoria promesa hecha desde Wáshington de recibir un masivo rescate por parte del FMI, que nunca se concretó.

Tras unos escarceos tratando de maquillar su función como compenetrada con los derechos humanos, Toma viajó a EEUU con el expreso objetivo de hacer las paces con la CIA, cuyas relaciones se habían deteriorado en grado sumo, a partir del conflicto que los integrantes del grupo de contrainteligencia de la Sala Patria mantuvieron con dicha agencia, por su pretensión de mantener estancos a la CIA determinados aspectos de la inteligencia nacional.

Pese al ostracismo internacional que soportaban las autoridades del país por la crisis, Toma fue agasajado en EE.UU. como una persona muy importante, lo que en realidad no indica la importancia de Toma (Galtieri fue descripto en EE.UU. como un «general majestuoso»), sino del tema para EEUU. En una reveladora nota del 7 de octubre, el diario LA NACION se admiraba de ese tratamiento, explicaba porque habían elegido a Toma, y revelaba sugestivamente que el motivo de ello no era para llegar a la verdad en el caso de la AMIA, sino para apuntarle directamente a Irán con una sórdida operación de inteligencia, mencionada bajo el acrónimo de sello Iram:

«¿Quién hubiera dicho, hace apenas meses, que el jefe de la SIDE podría viajar en un yate sobre el río Potomac con las cabezas principales de la CIA, en fraterno camino hacia Alexandria? ¿O que juntos comerían carne en Morton’s, un clásico restaurante de Wáshington? ¿O que los titulares de ambos organismos, el argentino Miguel ¡ngel Toma y el norteamericano George Tenet, se sacarían juntos una foto –justamente una foto– ante una imagen de las derruidas Torres Gemelas?.

Todo ello ocurrió, según cuentan fuentes de la SIDE, hace menos de 15 días, cuando Toma viajó con dos directores a restablecer oficialmente las relaciones con los espías norteamericanos, que se habían perdido durante el gobierno radical. Un par de cosas sucedieron para hacerlo posible. En primer lugar, la garantía de que el ex director de Contrainteligencia Alejandro Bruzón –al que la CIA atribuye la difusión en la prensa de una fotografía de su ex delegado en Buenos Aires Ross Newland– ya está definitivamente fuera de la SIDE y sin retorno posible (formalmente está en «disponibilidad», a la espera de que se resuelva un sumario interno).

En segundo lugar, la llegada al cargo de Toma, con quien los norteamericanos mantienen buenas relaciones desde muchos años atrás, por su papel en las comisiones de Defensa e Inteligencia de la Cámara de Diputados, según fuentes de la SIDE e interlocutores habituales de la CIA. De hecho, Toma había comenzado las gestiones para restablecer las relaciones durante la gestión de su predecesor, Carlos Soria (enero-agosto de este año), de quien se considera amigo personal. De eso se deduce que su elección como sucesor de Soria era el paso lógico para acabar con la desconfianza y volver a los viejos tiempos de cooperación mutua.

Toma se reunió durante 45 minutos con Tenet y luego pasó dos días de trabajo intenso con distintos funcionarios de la CIA, entre ellos el director de la oficina contra el terrorismo, relataron fuentes de la SIDE. En las reuniones, la delegación de la SIDE presentó los resultados de su investigación sobre la AMIA, que analistas de la CIA consideraron coherente, según las fuentes. «Pusieron el sello Iram » (de calidad), explicó un funcionario de la SIDE a LA NACION. Acaso también sobre Toma».

El flamante secretario de la SIDE no defraudó a sus amistades norteamericanas. Unos meses después, a la par que EEUU completaba el posicionamiento de sus tropas en torno de Iraq, y presionaba por la resolución del Consejo de Seguridad que legitimara la agresión, que no obtuvo; y al mismo tiempo que el gobierno de Duhalde y Lavagna llegaban a un mezquino acuerdo con el FMI gracias a la intercesión de EEUU, el diario Clarín titulaba estruendosamente en su edición dominical del domingo 19 de enero (como si no fuera una cuestión de alta seguridad nacional, que puede involucrar a Argentina en una guerra de alcances impredecibles, sino el resultado de un partido de fútbol): «Pista internacioinal del atentado – La SIDE dice que ya sabe quién dio la orden de volar la AMIA El jefe del organismo enviará esta semana un informe al juez. Dice que Irán y el Hezbollah organizaron el ataque. Nombra a los supuestos ideólogos. Pero no habla sobre la conexión local».

Luego, a la par que EEUU se empantanaba en Iraq, vinieron los pedidos de captura contra las autoridades iraníes requeridos por los ex fiscales Mullen, Barbaccia, y Nisman; y ordenados por el ex Juez Galeano, pero en los cuales el ni ex juez ni los ex fiscales se animaron a apuntar contra la cúpula iraní, y menos aún a sindicar a Irán como estado terrorista. En el año 2005, tras la caída en desgracia del ex juez y los ex fiscales, estos pedidos se cayeron vergonzosamente, por haber incurrido quienes lo solicitaron en una sustancial violación a la regla del debido proceso y de defensa en juicio a lo largo de la tramitación de la causa.

Posteriormente en 2006, a la par que en EEUU se abría un profundo debate entre pragmáticos y halcones, respecto del pantano de Iraq, y el trato diplomático o bélico a dispensar a Irán; y que Irán anunciaba haber dominado el ciclo de enriquecimiento de uranio, apareció el oportunísimo dictamen del fiscal Nisman.

Sorprendentemente Nisman, revelando tener un fortísimo respaldo en algún lado, no solo sobrevivió al desastre de la causa AMIA, sino que además fue ascendido a hacerse cargo directamente de ella en sustitución del ex juez Galeano, gracias a la oportuna creación de una UFI (Unidad Fiscal de Investigación) y a la paralela defección en hacerse cargo de la investigación por parte del juez Canicoba Corral. Nisman, en una versión ampliada a la del ex juez Galeano y la de sus ex colegas Mullen y Barbaccia, se animó además a sindicar a las ex autoridades iraníes como instigadoras del atentado, y a acusar en consecuencia a Irán de Estado terrorista. Su dictamen tomó vuelo judicial tras la visita presidencial realizada en septiembre del año pasado a EEUU, en la cual la primera dama, como si fuera la canciller, se entrevistó con la primera plana del poderosísimo lobby judío, a la par que se comenzaba a discutir en el Consejo de Seguridad de a ONU las sancione a aplicar a Irán con motivo de su plan nuclear.

Como síntesis se puede concluir que este demasiado (in)oportuno dictamen de Nisman, ha sido elaborado (¿aquí o en el exterior?) para ser empleado como la estampilla que irá pegada en la nariz de los misiles (¿nucleares?) norteamericanos o israelíes, que se lanzarán contra Irán o contra las instalaciones nucleares de Irán; a los fines de tratar de «legitimar» con ese ídictamenî, este ataque absolutamente ilegal a la luz del derecho internacional; pero cuya posibilidad figura ya ostensiblemente en las páginas de los diarios; quedando así Argentina en el medio de un conflicto de alcances impredecibles.

Las vastas implicancias del seudo dictamen de Nisman y sus impredecibles consecuencias

No hace falta ser un observador muy sagaz para darse cuenta de que la jugada de EEUU e Israel es más profunda de lo que parece. No sólo se trata de que la Argentina, con el fallo de la AMIA, brinde un argumento fundamental para poder cercar diplomáticamente y atacar militarmente a Irán, sino que se trata además de cooptarnos como firmes aliadosen esa locura para evitar posibles deserciones en el futuro.

Esta alianza le reportaría legitimidad, tanto a Israel como a EEUU, para hacer en nombre nuestro, la guerra que la Argentina, no se anima o no puede hacer. Dado que es evidente, pese a que lo soslaya vergonzantemente nuestro gobierno, que si Irán es responsable de los ataques a la AMIA y/o la embajada, como se dice públicamente en los palcos a los que concurren las máximas autoridades del gobierno, estos son graves actos de guerra que deberían tener una condigna respuesta. Comenzando con la ruptura total de relaciones diplomáticas con Irán, como reclaman los representantes del gobierno israelí; prosiguiendo con la denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU de estas inusitadas agresiones, y continuando con la ejecución de proporcionales represalias, ya sea sobre el territorio o los bienes del Estado iraní.

Esta alianza bélica de la Argentina con Israel y EEUU, como consecuencia de las «relaciones carnales bis», no son conjeturas. Lo acaba de expresar en un comunicado nada menos que la cancillería israelí, con la firma de su titular Tzipi Livni, quien aseguró que Israel y Argentina «son socios en la guerra contra el terror», en la cual Israel «está comprometido con la protección de sus ciudadanos en todo el mundo y seguirá persiguiendo los responsables del ataque mortífero contra la embajada de Buenos Aires y el que se produjo en la sede de la AMIA dos años después». Conforme los antecedentes de Israel después del Holocausto y desde el atentado de Munich en adelante, esta aseveración implicaría incluso el «asesinato selectivo» en nombre de Argentina, de las autoridades iraníes incriminadas por el fiscal Nisman en su insidioso dictamen.

En este contexto tiene explicación la presencia en el reciente acto de conmemoración del atentado contra la embajada israelí, de nada menos que el vicecanciller israelí y el embajador israelí ante la ONU junto con el embajador israelí en Argentina, como si estuvieran operando de consuno ante la actitud tolerante y cómplice de la plana mayor del gobierno, se encargaron de señalar reiteradamente a Irán como el responsabledel atentado en contra la Embajada, pese aque no existe una sola prueba de ello.

Lo mismo puede decirse respecto la postura del embajador norteamericano, y las reiteradas visitas que nos efectuaron secretarios y subsecretarios de EEUU, quienes apoyándose en el dolor de la comunidad judía, se dedicaron a sobreactuar en relación con los atentados, aprovechando la ocasión para señalar interesadamente con el dedo a Irán, como si este fuera el motivo real de esas visitas.

Por esta razón determinada prensa supuestamente opositora, pero afín a los intereses de EEUU e Israel, presentó las órdenes de captura a las que supuestamente dio curso Interpol, como una gran «victoria» obtenida por el gobierno (pese no ser tal), para forzarlo a mantenerse enla postura. Actúan de manera similar como lo hicieron en Malvinas, para obligara la extraviada cúpula militar de entonces, a que abandonara el plan militar inicial de «ocupar con una mínima fuerza para negociar», e improvisara el plan de»reforzar para obligar a negociar», lo cual dejó al país en manos de la mediación norteamericana, cuyo triste final todos conocemos.

Con parecido «gradualismo», el pedido de captura contra las autoridades iraníes, que según la justicia argentina habrían incurrido en «terrorismo de estado», seguramente será seguido, mal que le pese a las despistadas autoridades argentinas, con la exigencia de una adhesión o de una participación en un ataque contra Irán, para impedir que ese «terrorismo de Estado», conforme la calificación argentina, alcance poder nuclear, lo que haría supuestamente que Irán se convierta en un peligro para la humanidad, como cuatro años atrás lo fue Iraq. Las mentiras vuelven a repetirse, con distintos actores pero con las mismas mañas.

En este marco de elaboradas falsedades, también es mentira lasupuesta victoria argentina obtenida ante Interpol, que en todo caso sería una victoria pírrica, por los ingentes peligros que arroja insistir conesta tesitura. Argentina en realidad solo logró remontar dificultosamente con el apoyo norteamericano, el ridículo y el descrédito en que había caído con el caso AMIA ante Interpol y los ojos del mundo, por dos hechos al cual mas escandaloso.
Uno fue el sobreseimiento que dictó la justicia inglesa a favor del embajador iraní en Argentina Soleymanpour, por falta de pruebas contra él, que obligó a Inglaterra a abonarle una indemnización. El otro fue la decisión de la Asamblea general de Interpol, de dar de baja los pedidos de captura requeridos por el ex juez Galeano, por provenir de un magistrado que había sido destituido por su actuación dolosa en la causa AMIA.

Con la intervención interesada del representante de EEUU, el Comité Ejecutivo de Interpol llegó a una solución salomónica. Se limitó acontrolar que no existiera en el pedido argentino una ilegalidad o vicio manifiesto, y en consecuencia no libró los pedidos de captura contra los ex integrantes del gobierno iraní, por considerar que ello acarrearía un conflicto diplomático, del que Interpol debe mantenerse ajeno. Tampoco libró el pedido contra el ex embajador en Argentina Soleymanpour, por haber sido sobreseído en Inglaterra por falta de pruebas. Y dejó en manos de la Asamblea General a reunirse en noviembre, el efectivo libramiento de los pedidos de captura dirigidos contra los funcionarios iraníes de menor rango.

Es decir que Argentina concretamente –y felizmente– no obtuvo en concreto nada de nada, pero algunos mediosle alzaron la mano al fiscal Nisman, como si fuera el noqueador del año.Y a su vez, para fortalecer las patrañas de Nisman, transfirieron la noticia como si Interpol hubiese refrendado y convalidado su dictamen, cuando el comunicado de Interpol dice expresamente que no le correspondía revisar las evidencias, como dudando gravemente de ellas. Y el mismo Nisman se encarga de sostener públicamente esta mendaz postura, pese a que en su dictamen expresa despreciativamente que la Interpol es solo «un organismo de carácter enteramente administrativo».

Reflexiones antes de que sea tarde

Por eso, dado que todavía estamos a tiempo, los argentinos deberíamos reflexionar.

El presidente Kirchner debería reflexionar respecto del cuasi público compromiso que asumió en septiembre pasado en Nueva York, con la administración Bush y el lobby judío, de impulsar el deleznable dictamen delfiscal Nisman, sin medir las consecuencias de ello. Sometido vaya saber a qué presiones, parece haber obtenido a cambio el ingreso circunstancial de algunos capitales golondrinas, que como vinieron se irán, pero que en el ínterin le permitirá reforzar la bonanza económica con una ola de consumo, para aplastar electoralmente a la oposición.

Sin asesoramiento institucional de ninguna índole, la pareja presidencial asumió en solitario,como si el país fuera una monarquía medieval, una decisión tomada en el lecho matrimonial, una alianza explicita con EEUU e Israel, que tiene un implícito objetivo diplomático militar, cuyas consecuencias pueden ser tan nefastas para ellos y el país, como los pactos del doctor Fausto con Mefistófeles.

El canciller Taiana y los funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores, deberían reflexionar respecto la absurda defección en la que están incurriendo en su misión de asesorar al Poder Ejecutivo, similar a la que cometió el canciller Costa Méndez, que no advirtió a la Junta Militar respecto la reacción militar inglesa en Malvinas.

La Corte Suprema de Justicia debería reflexionar respecto de la no actuación y grave omisión en la que esta incurriendo.El rechazo de Interpol de librar las órdenes de captura contra la ex cúpula iraní, por involucrar a autoridades extranjeras lo que implica un conflicto diplomático, ha dejado patente la incumbencia de la Corte en la causa de la AMIA, conforme el art 117 de la Constitución Nacional. A esto se le sumala manifiesta conexidad existente entre la causa de la AMIA y de la Embajada, que se encuentra a cargo de la Corte.

Sin embargo nos encontramos que, por contrario y no inocentemente, se está tratando de alejar la causa de la Embajada lo más posible de la Corte Suprema, para poder manejarla a voluntad como la de la AMIA. El Centro Simón Wiesenthal, órgano central del lobby judío internacional, solicitó recientemente al ministro de Justicia Alberto Iribarne, la creación de una Unidad Fiscal de Investigación similar a la de la AMIA. Los restantes estamentos de la Justicia argentina, el Procurador General, la Cámara de Apelaciones, y especialmente los fiscales Nisman y Martínez Burgos, y el juez Canicoba Corral, deberían reflexionar respecto a quién realmente están sirviendo con sus dictámenes traídos de los pelos y pegados con saliva, que son sólo un refrito de los ya fracasados emitidos por el destituido juez Galeano.

Por su parte la oposición política, que esta enfrascada en el minué de los paquetes electorales, y que parece estar en Babia respecto de esta gravísima cuestión, también debería reflexionar sobre el tácito consentimiento que le está brindado a esta nueva locura argentina, quizás la peor de todas. Y la inteligente comunidad judía argentina debería reflexionar respecto el «trafico de palabras y promesas», que perpetró su anterior liderazgo encabezado por el banquero Beraja quién, en vez de tratar de averiguar la verdad respectos de los atentados de la Embajada y la AMIA, se dedicó a hacer negociados bancarios, a cambio de consentir con el seguimiento de la falsa pista de la «conexión local policial».

Con un tráfico parecido de palabras y promesas, su actual liderazgo, va y viene dela embajada de EEUU, y recibe con arrobo a los altos funcionarios norteamericanos que nos visitan, sin pensar si la acendrada defensa del dictamen del fiscalNisman, que efectúan, sirve realmente a la verdad, la justicia, y los intereses argentinos. Finalmente los medios de comunicación deberían reflexionar respecto de la defectuosa cobertura que le están dando a este gravísimo tema, en cuanto a su verdadera sustancia, alcances e implicancias que no sea que un día nos despierten como el 15 de junio de 1982, informándonos que hemos perdido otra guerra.

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* Senador nacional argentino, profesor del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata. En marzo de 2007 viajó a Teherán junto con otras personalidades de su país.

El texto se escribió con la colaboración especial de Javier Llorens y se dio a conocer el dos de abril de 2007

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