Argentina: tarifas de luz y gas, un asombroso destello en la oscuridad

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Luigi Lovecchio*

Se sabe que los subsidios del gobierno para auxiliar las tarifas de los usuarios de esos proveedores es de 498 millones de pesos anuales. Sabemos también que la cantidad de familias que utilizan estos servicios –haciendo un cálculo prudente– es de aproximadamente seis millones. Una reflexión estupefacta.

Una simple división de 498 millones (valor del subsidio anual) dividido por los aproximado 6 millones de hogares arroja un subsidio de apenas 83 pesos anuales. Haga la cuenta usted mismo: divida 498 millones por 6 millones y se encontrará con la “fantástica” suma de 83 pesos. O sea , dividido por los doces meses, da la cifra de seis pesos y 91 centavos ($ 6.91) mensuales.

Si los subsidios del gobierno son de apenas 6,91 pesos mensuales por usuario/ hogar no se entiende cómo las empresa de energía emiten facturas con 300/400 y 500 por ciento de aumentos. Huelgan las palabras y cunde el asombro.

Aún admitiendo que las tarifas están retrasadas y que las empresas hacen un “sacrificio social” en tener las tarifas así de bajas, resulta algo muy poco creíble porque, con este sistema de perdidas, ya se habrían ido de país hace tiempo, dejándonos con sus lindas deudas –como es normal en cada negocio con esas características y magnitud.

Teniendo en cuenta que ningún empresario trabaja para perder dinero se puede argüir que los aumentos desproporcionado de las tarifas de luz y gas se deben a un aprovechamiento de las circunstancias por parte de las empresas de energía para boicotear las iniciativas del gobierno y desgastar de ese modo su imagen y popularidad ante la gente.

Pero, ¿por qué?

Porque es el único gobierno que les hace pagar los impuestos, que les controla la economía, que les hace la cuenta en los bolsillos y los obliga a morigerar sus ganancias para mejorar la distribución. Pero también es el único gobierno que les proporcionó, con su política abierta al desarrollo interno, las ganancias mas fantásticas e inesperadas.

Nunca los empresarios ganaron tanto dinero en la Argentina. Entonces, por un lado callan pero, cuando pueden, refunfuñan. No les gustan los controles.

Es ahí cuando aparecen las confusiones de los aumentos inesperados y absurdo; de paso les renuevan el meta mensaje al gobierno sobre quién es de veras el dueño de la manija. Confrontan para demostrar poder frente al gobierno que mantiene la economía en ebullición con controles dinámicos sobre sus negocios y los hace sentir inseguros.

Esos empresarios no quieren justicia social, lo que quieren es un horizonte de seguridad en las ganancias donde nadie los moleste con absurdos argumentos de redistribución. Además saben también que de aflojar en algo sus negocios o de pasarse de las rayas con los contratos, podrían ser nacionalizado de inmediato. Es un gobierno severo, dispuesto a llevar adelante con decisión los planes económicos que desarrollen fuertemente el mercado interno, pero los empresarios son de otras patrias. Difícil, ¿verdad?

Es ahí donde se abre la brecha de los malentendidos y de los miedos. Imaginan que si la presidente, por medio de sus políticas acertadas, recibe un apoyo popular de 60 por ciento de los votos, acompañada de una imagen positiva del 75 por ciento, el daño que les haría a sus compañías sería enorme porque piensan que podría invertirse el "factor de poder".

Entonces déle para desgastar la imagen de la presidente a través de todos los medios de comunicación disponibles. Esto explica esas desafortunadas medidas sobre las tarifas. Al gobierno sólo le queda poner buena cara al mal tiempo y reaccionar para frenar el conflicto.

Ahora sería bueno sacar las cuentas al revés, en los bolsillos de los empresarios. En ese caso no tenemos números concretos, sin embargo podemos hacernos una idea estimativa cercana a la realidad.  Si estimamos que el promedio de una boleta de luz y gas es, sumando las dos, de 200 pesos mensuales, multiplicado por los (estimados como mínimo) 6 millones de hogares usuarios del país, ¿cuanto recaudarían las empresas en un solo mes? Fácil 200 X 6.000.000 = 1.200.000.000. Mil docientos millones en un sólo mes; por 12 meses da la suma de 14.400.000.000.

Los subsidios aparecen ridículos frente a tal suma: son de apenas de 498 millones, o sea el 3,6 por ciento del total.  Resulta obvio que los subsidios de casi 500 millones anuales es la cifra que el gobierno paga a esas empresas como una especie de peaje mafiosos, porque de esa manera las mantiene calmadas ante cualquier acción que quieran contemplar sobre futuros aumento. Además de que estos subsidios contribuyen a pagar sueldos y gastos administrativos.

Sin embargo esos mismo subsidios abren una brecha peligrosa en el discurso de los aumentos. ¿Qué sucederá cuando el gobierno deje de subsidiar? ¿Las empresas volverán a proponer aumentos irracionales? Creo que sí.

Otro frente de batalla espera al ejecutivo en un futuro próximo. Se vuelve creíble la hipótesis de recular para volver a implementar la medida teniendo en cuenta la reacción empresaria despropositada al respeto de las tarifas.

Como se ha visto, el valor del dinero ganado por esas mega-empresas es un absurdo doloroso. Pongamos que los gastos generales no superan el 25 por ciento, les queda una ganancia libre de todo de 10.800 millones (siempre estimativo). O sea unos 29 millones y 600 mil pesos diarios. To much money.

Demasiado dinero para quedar en la manos de uno pocos accionistas. Demasiado dinero por la cantidad de pobres que dicen defender desde el altar de los medios de comunicación que ellos mismo dominan.

* Periodista, director de www.losbuenosvecinos.com.ar –donde se publicó originalmente.

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