Argentina: Una ballena designada embajadora itinerante
Las autoridades de Puerto Pirámide, localidad a 1.430 kilómetros de la capital argentina en la provincia patagónica de Chubut, tomaron una decisión insólita: van a nombrar embajadora itinerante y ciudadana ilustre -entre otros títulos- a una ballena franca conocida como Bona Fide, que permanece ajena a los honores que recibirá.
La iniciativa, según el intendente de Pirámide, Alejandro Albaini, tiene como objetivo «enviar un mensaje a aquellos, como la flota pesquera japonesa, que persiguen y matan a las ballenas». «Ahora vamos a decirles no toquen a nuestra ciudadana y, más aún, respeten a nuestra embajadora», agregó.
El encargado de recibir los honores en nombre de Bona Fide será Mariano Van Gelderen, la primera persona en avistar las ballenas en 1972, que también será ungido con un título nobiliario: rey de las ballenas.
«Todos tienen una Reina, pero nosotros tendremos un Rey», dijo risueño el joven intendente, de apenas 30 años, quien confirmó que los actos de homenaje se realizarán el sábado en la municipalidad, en el marco de la apertura de la temporada oficial de avistaje de ballenas.
Bona Fide, que será rebautizada con el nombre de Franca, es un ejemplar adulto que ya fue madre de por lo menos siete crías, y que es fácilmente reconocida por los habitantes de Pirámide por una franja blanca que cruza uno de sus lados y por permanecer con la cola fuera del agua durante varios minutos.
La elección de Bona Fide, o Franca, fue compleja y generó intensas deliberaciones en el seno de la comunidad por la cantidad de cetáceos que reconocen como visitantes permanentes de la zona.
En la «puja» por posicionarse como la ballena elegida, otras colegas como Rayito, Cebra, Sudamérica, Espuma y Garra, ésta última salvada tras enredarse con la cadena de un barco, estuvieron también en la grilla de favoritas para recibir honores y halagos.
Una actividad de tres décadas
La historia del acercamiento de las ballenas a las costas chubutenses se remonta a la década de 1971/80, cuando su presencia en la Península de Valdés fue observada por buzos que extraían mariscos en el Golfo de San José, al este de la península, entre los que se encontraba Van Gelderen.
Según cuenta el «pionero», en 1972, en una visita de Jacques Cousteau con su mítico Calypso, vieron que en el Golfo Nuevo sólo se encontraban ballenas que estaban de paso en dirección al Golfo San José para aparearse y tener sus crías.
En 1973 aparecieron en el Golfo Nuevo las primeras cuatro hembras con crías que permanecieron en las costas cercanas a Puerto Pirámides durante toda la temporada. Ese mismo año se creó la primera empresa de Avistaje de Ballenas y actividades náuticas en el puerto, que por entonces no llegaba a los 80 habitantes. Ahora tiene unos 300.
Durante los primeros años se embarcaban para avistar ballenas unos 60 turistas por año. Hoy, tres décadas después, las seis empresas que operan en Pirámide embarcan 60 turistas cada hora y media. Se calcula que Pirámide recibe unos cien mil turistas por año.