En otro alineamiento automático con el mandatario estadounidense Donald Trump , el presidente argentino Javier Milei decidió no viajar a la cumbre del Grupo de los 20 en Johannesburgo y enviar al canciller Pablo Quirno. La decisión llegó tras el anuncio del presidente estadounidense de que no enviará ningún representante de su gobierno, en protesta por supuestos ataques a la población blanca de Sudáfrica.
La prensa argentina resalta que en la Cancillería trabajaron hasta últimas horas del lunes con el supuesto de que Milei asistiría a la cumbre del Grupo de los 20 (G20), el fin de semana del 22 y 23 de este mes en Johannesburgo, Sudáfrica. Se trata del segundo compromiso de Milei como presidente con el foro que reúne a las 20 principales economías del mundo, tanto desarrolladas como emergentes. Pero finalmente se impuso la línea diplomática marcada por la sumisión ideológica y el desprecio por los foros internacionales, la que transita el gobierno libertario.
El G20 está integrado por 19 países, entre ellos: Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, República de Corea, México, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos, y dos organismos regionales: la Unión Europea y la Unión Africana. Los miembros del G20 incluyen las principales economías del mundo, que representan el 85% del Producto Interno Bruto mundial, más del 75% del comercio internacional y aproximadamente dos tercios de la población mundial. Pero Milei sigue los mandatos de Washington.
Trump había adelantado hace meses que no asistiría al encuentro. “Es una vergüenza total que la cumbre del G20 se celebre en Sudáfrica. Los afrikáners -descendientes de colonos holandeses, así como de inmigrantes franceses y alemanes- están siendo asesinados y masacrados, y sus tierras y granjas están siendo confiscadas ilegalmente. Ningún funcionario del gobierno estadounidense asistirá mientras continúen estos abusos contra los derechos humanos”, advirtió el mandatario estadounidense en un mensaje en su cuenta de Truth Social.
Trump acusó al gobierno de Sudáfrica de Cyril Ramaphosa, del histórico partido Congreso Nacional Africano, de
consentir graves violaciones a los derechos humanosde las minorías afrikaner, centro del sistema de apartheid que dominó Sudáfrica hasta 1994, blancos descendientes de colonos holandeses, pero también de franceses y alemanes.Voceros de la cancillería sudafricana calificaron de “lamentable” la decisión de Washington y dijeron que el éxito de la cumbre “no dependerá de un solo Estado miembro”. Ni de dos, en este caso.
No hay evidencia alguna que indique que en Sudáfrica se esté perpetrando un genocidio contra la minoría blanca, según recogen los principales medios del mundo. Ningún partido de la oposición lo ha denunciado, incluidos los que representan a las minorías blancas. Las versiones, coinciden, forman parte de las campañas de desinformación que suelen circular en grupos de extrema derecha y que, lamentablemente digieren los dirigentes del gobierno libertario argentino.
La animosidad de Trump con Ramaphosa parte del hecho de que Sudáfrica acusó a Israel ante la Corte Penal Internacional de “genocidio” por su conducta en Gaza, que ha dejado decenas de miles de muertos. Ramaphosa, comparó las acciones de Israel con el apartheid. La identificación de Milei con ese sentimiento de Trump es plena.
Trump también manifestó su intención de que Estados Unidos acoja la edición del G20 en 2026 en Miami, Florida, en un resort de lujo de su propiedad. «Por generaciones, Miami ha sido un refugio para quienes huyen de la tiranía comunista en Sudáfrica. Digo, si dan un vistazo a lo que está sucediendo en partes de Sudáfrica, miren a Sudáfrica, lo que está pasando. Miren a Sudamérica, lo que está pasando», comentó.

La decisión de Milei muestra la sumisión total de la política exterior argentina a la estadounidense, en momentos en que Washington sostiene económica y financieramente al gobierno libertario. Es más, Sudáfrica, es el cuarto destino de las exportaciones argentinas hacia el continente africano, básicamente manufacturas de origen agropecuario y energía, pero también refrigeradores, vehículos de motor y vacunas.
El intercambio comercial ha sido favorable históricamente a la Argentina. En octubre de 2024 Sudáfrica reconoció los requisitos para la compra de hemoglobina bovina y porcina en polvo proveniente desde Argentina, lo cual representa una valiosa oportunidad comercial . Por ello se hace difícil justificar una ausencia del presidente argentino en Sudáfrica. Tal vez lo que hay detrás de la decisión sea simplemente un caso de mímesis con Trump, señala el diario Perfil.
Durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro el año pasado, el gobierno de Brasil, entonces anfitrión, expresó su malestar por la escasa participación de ministros argentinos en las reuniones preparatorias del foro.

Milei, en definitiva, no viajará a Sudáfrica. En su lugar lo harán el sherpa, que actúa como guía del presidente en la cumbre, Federico Pinedo, y el canciller Pablo Quirno. Fuentes diplomáticas alertaron que la ausencia de Milei “será un desaire a toda África”.
Milei participó un año atrás del encuentro del G20 en Río de Janeiro, donde mantuvo su primer y fugaz contacto con el mandatario brasileño Lula da Silva, además de una reunión bilateral con el presidente chino Xi Jinping. Unas semanas antes de ese encuentro, había descubierto la importancia del cuidado de la relación con China, principal destino de las exportaciones argentinas: en televisión abjuró de sus ataques previos a Beijing y dijo que se trataba de un “socio comercial muy interesante, porque no exigen nada, solo piden que no los molesten”.
La prensa argentina resalta que se ignoran cuáles son los compromisos asumidos con los Estados Unidos por el salvataje financiero del Tesoro estadounidense, que evitó una crisis cambiaria en el umbral de la elección de medio término, y contribuyó (igual que la activa intervención de Donald Trump), al triunfo del oficialismo.
Milei ha tenido más inclinación por los eventos partidarios privados, preferentemente en los Estados Unidos, que por los foros globales. Es un miembro activo de la llamada “Internacional reaccionaria”. Pero su inserción en el mundo está siendo intermediada cada vez en mayor medida por Washington.
Los comentaristas hablan de cierta «incomodidad» en el contacto de Milei con otros jefes de Estado. «Sus reuniones son breves photo opportunities en las que nunca se hablan cosas sustantivas. El numero de viajes que ha hecho es alto y el de reuniones que ha tenido escasísimo y sus duración, salvo una o dos, patéticamente cortas».
La relevacia del G-20
El G20 es un foro muy relevante para la Argentina. Y para el país también empieza a tener relevancia comercia Sudáfrica. Argentina, Brasil y México son las únicas tres naciones de América Latina que participan del Grupo. Nuestro país fue convocado en 1994 como uno de los principales tomadores de deuda, en momentos en los que avanzaban las reformas económicas del menemismo. Según Guillermo Nielsen, exsecretario de Finanzas, la Argentina fue invitada “no por virtud sino por defecto: el excesivo endeudamiento que había acumulado y el riesgo que ello conllevaba para las economías emergentes».
El G20 es un escenario clave para la articulación de las relaciones exteriores de la Argentina con las principales potencias globales. Se sabe que a Milei no le resulta atractivo el multilateralismo: no viajó a la Conferencia sobre el Clima de la Amazonia brasileña, que discute los efectos devastadores del calentamiento global, porque rechaza sus postulados (tampoco fue Trump, aunque Lula lo invitó personalmente). Milei tampoco participó de la cumbre Celac-UE celebrada el último fin de semana en Colombia, por sus diferencias ideológicas con Gustavo Petro. Se siente más cómodo intentando una pasos de baile ante Donald Trump.
*Periodista y politólogo argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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