Aristide: “En Haití hay una especie de ocupación neocolonial de 8.900 soldados de las Naciones Unidas

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Nicolas Rossier*

El ex Presidente de Haití Jean-Bertrand Aristide, actualmente en exilio forzoso en Sudáfrica, sigue siendo el líder nacional de Fanmi Lavalas*, uno de los partidos políticos más populares de Haití. Ex sacerdote y seguidor de la teología de la liberación, fue en 1990 el primer presidente de Haití democráticamente elegido antes de que un golpe apoyado por la CIA le derrocara en septiembre de 1991. Volvió al poder en 1994 con la ayuda de la administración Clinton y acabó su mandato.

Fue elegido de nuevo siete años después, para ser nuevamente derrocado con un golpe de estado en febrero de 2004. El golpe estuvo dirigido por antiguos militares haitianos formando tándem con miembros de la oposición. Aristide ha afirmado repetidamente desde entonces que miembros de la Embajada de Estados Unidos le obligaron a dimitir a punta de pistola. Las autoridades estadounidenses han afirmado que decidió dimitir libremente tras los violentos alzamientos. Vive ahora en el exilio en Sudáfrica, donde sigue esperando que le renueven su pasaporte diplomático. No se le permite viajar fuera de Sudáfrica.

 Aristide sigue siendo sujeto de muchas controversias. Es vilipendiado por las elites empresariales y temido por los gobiernos francés y estadounidense, que consideran peligroso su populismo. Pero sigue siendo amado por una gran parte de la población haitiana.

En un informe presentado el 10 de junio por el republicano Richard Lugar en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU titulado: “Haití: Sin liderazgo no puede haber elecciones”, se denunciaba la injusticia sistémica de excluir al partido Fanmi Lavalas de las elecciones haitianas.

La pasada semana, el periodista y cineasta independiente Nicolas Dossier, le hizo una exclusiva entrevista al ex Presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide en las colinas de Johannesburgo. Habló con él de su vida en el exilio forzoso, de la actual situación política de Haití y de su posible regreso a ese país. Este es un resumen de la entrevista.

–  Mi primera pregunta es sobre el terremoto que asoló Haití en enero de 2010. ¿Puede decirme cómo y cuándo se enteró de la tragedia?
-Fue por la mañana. Me encontraba en la Universidad de Witwatersrand, aquí en Johannesburgo, trabajando en el laboratorio de Lingüística y Neuroanatomía de la Facultad de Medicina. Comprendí que había sobrevenido una gran catástrofe sobre Haití. No podía creer lo que estaba viendo. Perdimos alrededor de 300.000 personas, y en cuanto a los edificios, se dijo que alrededor del 39% de los edificios de Puerto Príncipe habían quedado destruidos, entre ellos 50 hospitales y alrededor de 1.350 colegios.

Hasta este mismo día no se ha limpiado más que un 2% de los 25 millones de metros cúbicos de escombros y deshechos. Ha sido un auténtico desastre. No podía ni imaginar que Haití, con todos los problemas a que hacía frente, tuviera que afrontar un desastre de tal magnitud. Desgraciadamente esa era la realidad. Estaba preparado para volver y ayudar a mi pueblo, al igual que estoy dispuesto a ir ahora mismo, si me permiten que vaya a ayudar. Cerca de 1,8 millones de víctimas se quedaron sin hogar y están viviendo en la calle. Es una inmensa tragedia.

– Su antiguo colega, el actual Presidente René Préval, fue muy criticado por su ausencia tras el terremoto. Le censuraron por no haber mostrado tener temple de líder. ¿Cree que es una crítica justa?
-Creo que el 12 de enero de 2010 fue un día muy negro para el gobierno y el pueblo haitiano. Sí, era necesario tener un buen liderazgo en sentido global y estar presente en un momento de desastre como ese. Pero criticar cuando tú no estás haciendo nada es de cínicos. La mayoría de los que le criticaron enviaron soldados para proteger sus propios intereses geopolíticos, no para proteger al pueblo. Se apoderaron del aeropuerto para sus propios intereses en vez de proteger a las víctimas, por tanto, en mi opinión, no pueden hablar mucho.

– ¿Puede decirnos lo que piensa sobre la reciente epidemia de cólera?
-En cuanto a esta reciente epidemia de cólera, si fue o no importada –como determinadas pruebas sugieren- es una situación muy grave. Primero, quienes organizaron el golpe de estado/secuestro de 2004, allanando el camino para los invasores, han sido ahora acusados de haber ocasionado el reciente brote de cólera, por lo que deben también compartir la culpa. Segundo, las causas del problema, y lo que ha facilitado la letal extensión, son estructurales, están empotradas en el empobrecimiento histórico de Haití, en la marginalización y en la explotación económica. La industria arrocera del país, en otra época tan floreciente –destruida por el arroz subsidiado estadounidense en la década de 1980-, estaba en la región de Artibonite, el epicentro del brote de cólera.

La casi total destrucción de nuestra industria arrocera, junto con la cruel y sistemática eliminación de los cerdos haitianos, empobrecieron aún más la región y el país. Tercero, en 2003 nuestro gobierno había pagado ya las cuotas de un préstamo aprobado por el Banco de Desarrollo Interamericano para llevar a cabo un proyecto de saneamiento del agua en el Artibonite. Como puede recordar, ese préstamo y otros cuatro más quedaron bloqueados como parte de una estrategia calculada por los supuestos amigos de Haití para debilitar a nuestro gobierno y justificar el golpe de estado.

– Muchos observadores en Haití y en otros lugares me siguen haciendo la misma pregunta, que es ésta: ¿Qué está haciendo allí y qué es lo que le impide regresar a su propio país? La Constitución haitiana no permite el exilio político. Vd. no ha sido acusado de nada, por tanto, ¿qué le impide volver? Vd. es un ciudadano haitiano y debería tener derecho a circular libremente.
-Cuando me pongo a considerar las cosas desde la perspectiva sudafricana, no encuentro las razones reales.

Pero intento entenderlo desde la perspectiva haitiana, pienso que ahí veo clara la situación. La situación es que en Haití seguimos teniendo la misma gente que organizó la invasión de 2004 después de secuestrarme y dejarme en África. Todavía están allí. Eso significa que hay una especie de ocupación neocolonial de 8.900 soldados de las Naciones Unidas, con 4.400 policías que gastan, más o menos, 51 millones de dólares USA al mes en un país donde el 70% de la población vive con menos de un dólar al día. Es decir, es un paraíso para los ocupantes. Primero sufrimos la colonización de Haití y ahora tenemos una especie de ocupación neocolonial de Haití. En mi opinión, no quieren que vuelva porque quieren seguir ocupando Haití.

– Por lo tanto, Vd. considera que las elites en Haití influyen en quienes están actualmente en el poder y les presionan para que impidan que Vd. vuelva. Hay ciertamente ahora en Washington una administración algo más amistosa. ¿Es que esa administración ésta enviando los mismos mensajes que antes a Sudáfrica en relación a Vd.?
-No…. (Risas)

– Oí que intentó ir a Cuba para que le hicieran una operación ocular y no le permitieron salir. ¿Es eso verdad?
-Permítame que sonría… (Risas) porque cuando Vd. mira eso, sonríe al ver la contradicción que se observa. Pretenden que me tienen miedo cuando soy parte de la solución, como la mayoría del pueblo de Haití sigue aún diciendo. Si continúan pidiendo mi retorno con manifestaciones pacíficas, eso significa que sigues teniendo un problema. Por tanto, si quieres resolver el problema, abre la puerta para que pueda volver.

Antes del golpe, hice un llamamiento al diálogo a partir de la inclusión, no de la exclusión, que produjera cohesión y no una explosión de la estructura social. La oposición, con sus patrocinadores extranjeros, decidieron optar por un golpe y el resultado es como dice un refrán hebreo, מן הפח אל הפחת, que viene a significar algo así como [en España]: “Salimos de Málaga y nos metimos en Malagón”. Por tanto, si fueran inteligentes, serían los primeros en hacer cuanto pudieran para que regresara porque mi regreso es parte de la solución, no parte del problema.

– Vd. ha dicho que no trata de implicarse en política sino que más bien pretende volver como ciudadano. ¿Es esa su percepción?
-Sí, y lo dije porque esto es lo que estaba haciendo antes de que me eligieran en 1990. Estaba enseñando y ahora tengo algo más que ofrecer en base a mis investigaciones en lingüística y neurolingüística, que exploran cómo el cerebro procesa el lenguaje. He hecho una humilde contribución a un país donde en otra época teníamos tan sólo 34 escuelas secundarias cuando me eligieron en 1990, y antes del golpe de 2004 teníamos 138 escuelas secundarias. Por desgracia, el terremoto destruyó la mayoría.

¿Por qué tienen miedo? Es irracional. Algunas veces la gente que quiere entender Haití desde un punto de vista político pueda estar perdiendo parte de la perspectiva. Necesitan analizar también a Haití desde una perspectiva psicológica. La mayor parte de las elites sufren de amnesia psicogénica. Eso significa que no es una amnesia orgánica, como los daños causados por una lesión cerebral. Es sólo una cuestión psicológica. Por tanto, esa patología, ese temor, tiene que ver con la psicología y mientras no tengamos un diálogo nacional donde pueda desaparecer el temor, continuarán mostrando miedo aunque no haya ninguna razón para el mismo.

– ¿Qué se ha hecho para que Vd. pueda volver a Haití? ¿Está intentando hacer algo para que eso suceda? Hace ya seis años. Debe ser muy duro no poder volver con su familia. Debe añorarles mucho.
-Hay un proverbio swahili que dice: “Mapenzi ni kikohozi, hayawezi kufichika”, o “el amor es como la tos, no puedes esconderlo”.

Amo a mi pueblo y a mi país, y no puedo ocultarlo, y a causa de ese amor estoy preparado para volver ahora mismo. No puedo ocultarlo. ¿Qué es lo que me impide irme?, como expresé antes, pues si lo considero desde la posición sudafricana, la verdad es que no lo sé.

– Pero cuando uno hace esa pregunta a los responsables de aquí, contestan que no lo saben.
-Bien (pausa), me siento agradecido a Sudáfrica, y siempre me sentiré agradecido y África es nuestro continente-madre. Pero pienso que algo podría hacerse además de lo que se ha hecho para poder avanzar más rápido hacia mi regreso, y por eso es por lo que, en lo que a mí concierne, digo y continúo diciendo que estoy preparado. Ni siquiera voy a pedir ningún tipo de ayuda logística porque mis amigos podrían venir aquí y ayudarme a llegar a mi país en dos días. Por lo tanto, he hecho cuanto he podido.

-¿Piensa que el gobierno de Haití está enviando señales al gobierno sudafricano en el sentido de que no están aún preparados para que vuelva? Por ejemplo, puede que no quieran que regrese porque les preocupa la cuestión de su seguridad. Puede que el gobierno haitiano no pueda garantizar su seguridad. Hay algunos individuos que, por razones ideológicas, no le apoyan y podrían llegar a intentar asesinarle. ¿Es eso parte del problema?

En latín se dice: “Post hoc ergo propter hoc”, o, “Después de esto, por tanto, a consecuencia de esto”. Es una falacia lógica. En 1994, cuando volví a casa, dijeron lo mismo: Si vuelve, el cielo se derrumbará. Volví en un momento muy difícil e incluí a miembros de la oposición en mi gobierno, tratando de avanzar a través del diálogo para intentar que las heridas del país cicatrizaran. Pero, lamentablemente, no conseguimos un sistema de justicia que pudiera proporcionar de inmediato justicia a todas las víctimas.

Sin embargo, lentamente, mediante la Comisión de la Verdad y la Justicia, fuimos allanando el camino para hacer justicia. Ahora no regresaré como jefe de estado sino como ciudadano. Si yo no tengo miedo a volver a mi país, ¿cómo van a estar preocupados por mi seguridad quienes querían matarme, quienes tramaron el golpe de 2004? Es una falacia lógica (risas). Se esconden, o intentan esconderse detrás de algo que es demasiado pequeño, que no tiene importancia… no, no, no, no.

– ¿Tienen miedo de su influencia política, miedo de que Vd. pueda propiciar un cambio?
-Sí, y animaré a quienes quieran actuar con lógica (risas), a no temer a la gente, porque cuando dicen que me temen, no es a mí a quien temen. Es a la gente, en el sentido de que temen los votos del pueblo. Temen a la voz del pueblo y ese temor va unido psicológicamente a un tipo de patología social. Es una sociedad de apartheid, por desgracia, porque el racismo puede estar detrás de esas motivaciones.

Yo puedo temerte y no por una razón justificada, sino porque te odio y no puedo decir que te odio. ¿Comprende? Por tanto, necesitamos una sociedad enraizada en la igualdad. Todos somos iguales, ricos y pobres y necesitamos una sociedad donde la gente disfrute de sus derechos. Pero si Vd. habla en ese sentido, puede que le expulsen del país o le secuestren como me pasó a mí (risas). Pero no hay otro camino más que el diálogo y el respeto mutuo. Esa es la solución.

– En su opinión, ¿cuál es el elemento final necesario para que pueda volver? Dijo que había algo más que podrían hacer para que regrese. ¿Puede decirnos qué es?
-Sólo necesitan ser razonables. En el momento en que decidan ser razonables, será fácil regresar.

– ¿Y eso significa una llamada al Departamento de Estado de EEUU? ¿Luz verde por parte de alguna persona? ¿Qué significa eso técnicamente?
-Técnicamente diría que el gobierno haitiano, si fuera razonable, dejaría de violar la Constitución y diría claramente que el pueblo también votó por el regreso. La Constitución quiere que respetemos los derechos de los ciudadanos, por eso no aceptamos el exilio. Ese debería ser el primer paso.

Ahora bien, si hay otras fuerzas que se oponen a que regrese, deberían ser claros y oponerse, pero mientras no empecemos con una decisión del gobierno haitiano, las cosas serán más difíciles.

– Entonces, ¿el primer gesto tiene que salir del gobierno haitiano?
-Sí.

– ¿Y podrían hacer eso diciéndole al Departamento de Estado de EEUU que debería permitírsele regresar y que debería regresar?
-No tendrían que decirle nada al Departamento de Estado.

– Entonces, ¿no depende de una decisión política de Washington? ¿Es algo entre el gobierno haitiano y el gobierno sudafricano?
-Sí.

– ¿Se trataría tan sólo renovar su pasaporte haitiano?
-Sí.

– ¿Pedirle una nueva foto y emitir un nuevo pasaporte?
-(Risas) ¿Ve por qué le dije antes que no deberíamos seguir jugando como un gobierno títere en manos de quienes pretender ser amigos de Haití? Tengo razón porque mientras continuemos jugando a eso no estamos yendo de lo bueno a lo mejor o de lo bueno a lo bueno, sino de mal en peor.

– Hay mucho ruido últimamente en los medios estadounidenses sobre la candidatura del cantante Wyclef Jean, a quien finalmente la CEP (siglas en inglés de la Comisión Electoral Interina de Haití) le negó esa posibilidad. ¿Algún comentario sobre toda la conmoción creada alrededor de esa candidatura?
-Cuando hablamos de democracia tenemos que saber bien de lo que hablamos. Por desgracia, no es el caso de Haití. Hablan de democracia pero se niegan a organizar elecciones democráticas libres y justas. ¿Se debe a la existencia de una especie de ocupación neocolonial? ¿Se debe a que siguen queriendo la exclusión en vez de la inclusión?

El año pasado observamos que decían que querían celebrar elecciones, pero en realidad hicieron una selección y no una elección. Hoy en día siguen haciendo lo mismo. No están planeando tener elecciones democráticas libres y justas. Están planeando hacer una selección. Excluyeron al partido Lavalas, que es el partido de la mayoría. Es como si en EEUU pudieran organizar unas elecciones sin los demócratas. Desde mi punto de vista, Wycleaf Jean llegó como artista para ser candidato y eso era algo bueno para quienes rechazan las elecciones porque así podrían tener un “circo mediático” que les ayudara a esconder la cuestión real, que es la inclusión de la mayoría. Por tanto, ese es mi punto de vista de la realidad.

Volviendo a los dramáticos acontecimientos que llevaron a su derrocamiento en 2004, ¿hay algo en sentido retrospectivo que deseara no haber hecho? ¿Algo a nivel táctico o estratégico que deseara haber hecho de forma diferente y que hubiera podido impedir el golpe?

Si pudiera describir la realidad desde ese día de 2004 hasta la actualidad, permítame que utilice una frase en hebreo de nuevo (la pronuncia) מן הפח אל הפחת, que significa “de mal en peor”. Así es como han ido las cosas desde entonces.

Cuando consideramos el golpe de estado, que fue un secuestro, yo estaba haciendo un llamamiento al diálogo y manipularon a una pequeña minoría de haitianos para que jugaran al mismo juego del pasado, que consistía en ir de golpe de estado en golpe de estado, en lugar de avanzar hacia unas elecciones democráticas libres y justas. La primera vez que Haití tuvo elecciones democráticas libres y justas fue en 1990, cuando salí elegido. Después quisimos avanzar de elecciones en elecciones. Por eso en 2004, cuando estábamos a punto de conseguir una democracia auténtica, dijeron: no. A la minoría en Haití –la elite política y económica- le horrorizan las elecciones libres y justas, y sus aliados extranjeros no quieren que haya elecciones en Haití. Por eso es por lo que excluyeron a Fanmi Lavalas. Mientras sigan negándose a respetar el derecho de los ciudadanos a participar en elecciones democráticas libres y justas, no se solucionará el problema.

Zulú es el nombre del mayor grupo étnico de Sudáfrica y también es la lengua más hablada.

1) Carta del Presidente Aristide -noviembre 2009- autorizando al Dr. Maryse Narcisse a registrar a los candidatos Lavalas para votar. http://www.hayti.net/tribune/index.php?mod=articles&ac=commentaires&id=725
2) Carta de dimisión de Jean-Bertrand Aristide, la traducción del original en criollo es del professor Bryant Freeman http://www.nathanielturner.com/aristidedidnotresign.htm.
Otra traducción oficial proporcionada por la Embajada de Estados Unidos, que fue la que más se difundió en los medios dominantes en: http://articles.cnn.com/2004-03-01/world/aristide.letter_1_constitution-jean-bertrand-aristide-haitian-president-jean-bertrand-aristide?
3) “Aristide’s American Profiteers”, artículo de Mary Anastasia O’Grady http://online.wsj.com/article/SB121720095066688387.html
4) “Aristide and the Endless Revolution”, documental dirigido por Nicolas Rossier, http://www.aristidethefilm.com

*Periodista y cineasta independiente ganador de un galardón al mejor documental por “American radical: the trials of Normal Finkelstein” en el Festival de Cine Underground de Chicago. Publicado en Eurasia Review y traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

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