Auschwitz en Sonora

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Alberto Vital*

El dinero no es Satanás, señoras subrogantes. No, no lo es, señoras y señores subrogantes. El dinero carece de libre albedrío, y sin libre albedrío nadie alcanza a ser ni siquiera una mala persona. Aun así, los humanos tenemos tantos deseos y padecemos tantas ansiedades y tanta avidez que somos capaces de transmitirle al involuntario dinero esos deseos y esas ansiedades y esa avidez y convertirlo en un individuo con aire de familia a Satanás.

Mastiquen, señores. Señoras: mastiquen. Tienen suficiente munición para el resto de sus vidas. Han acumulado tanto oro que ahora pueden masticar billetes y monedas de día y de noche, sin reposo. ¿A qué saben? ¿A un poco de sal? Es el sudor de la gente que los ha tocado. ¿Son nuevos? ¿Se ven recién salidos de las prensas? Bien. No se contaminarán: sigan masticando. Señores, señoras: sus narices respingadas armonizan con sus mandíbulas de tiburón. Y no se preocpen por el ruido que hacen al mascar: ya nos acostumbramos.

El dinero no es el Diablo. Son ustedes, señores subrogantes, quienes lo han convertido en nuncio del Maligno entre nosotros. Ustedes, señoras subrogantes. Y es que fíjense lo que son las cosas: al Demonio le gusta existir. Y existe muy a gusto cuando matamos por dinero, cuando ofendemos por dinero, cuando mentimos por dinero, cuando forzamos las circunstancias por poder o por dinero. Entonces cada moneda se vuelve Lucifer. Sólo que nada asusta tanto a Lucifer como el hecho de que de repente usemos esa misma moneda para el bien, porque entonces es el propio Satán quien colabora en la causa de sus enemigos, esto es, en la causa de los miles de millones de personas buenas que hay en el planeta.

Pero no se preocupen, señores y señoras subrogantes: sus protectores se han apresurado a exculparlos. Matar por negligencia a medio centenar de niños no “tipifica delitos graves”, nos aclaran sus protectores con tono que parece dispuesto a felicitarlos, a felicitarlas, tal vez incluso a premiarlos, a premiarlas. Otros protectores, en cambio, se esfuerzan en la farsa y se llenan la boca con el caramelo de la frase “hasta sus últimas consecuencias”. Sólo que nosotros ya sabemos que “hasta sus últimas consecuencias” ha de traducirse como “hasta nunca, buenas noches”.

Esto de traducir se nos da cada vez mejor. Desde hace mucho sabemos que “No descansaremos hasta encontrar y castigar a los responsables” ha de verterse como “Estoy alargando la frase lo más posible para que tengas tiempo de escapar, señor, señora subrogante, protegido nuestro, protegida nuestra”.

Y desde ahora entendemos que “subrogantes” significa “subnormales” y que “guardería” para ustedes no es sino un “pequeño campo de concentración con su respectiva cámara de gas”. Lo sabemos tan bien como antes sabíamos que “investigación a fondo” quiere decir “venga a nos cuanto antes otro nuevo escándalo para distraerlos a todos y para hacer que olviden el holocausto de esta tarde”.

Yo, sin embargo, sé que ustedes querían educar a los niños, aunque no tenían la menor noción de lo que implican términos como “pedagogía”, “psicología infatil”, “cuidado”, tal vez “amor”.

Y es que, ¡ay!, no se está en condiciones de amar cuando se simplifica de tal modo la vida que sólo se piensa en el dinero. Pero bueno, en fin, ustedes querían ilustrar a los niños de su “guardería”. Pues bien, quédense tranquilos también en este punto: alcanzaron a darles algunas enseñanzas; les enseñaron por ejemplo que un techo de poliuretano es cancerígeno y que una bodega de llantas y una de papeles junto a un almacén de niños son muy peligrosas.

Les enseñaron que Física es una asignatura de Secundaria en la que se aprende que un plafón de poliuretano es susceptible de desplomarse si recibe una serie de presiones térmicas, las cuales a su vez  terminan de explicarse muy bien en la clase de Química.

Les enseñaron que inhalar aires tóxicos llega a producir una cierta sensación de asfixia.

Quizás, es cierto, ya no tuvieron tiempo para instruirlos en temas de Historia. No se preocupen, señoras y señores subrogantes, señoras y señores funcionarios o comisarios o delegados o subdelegados o comisionados o auditores o cónyuges o damas o munícipes o timoneles en general: no se preocupen. ¿Qué tema querían repasar hoy? ¿El de los campos de concentración? ¿El de los hornos en Auschwitz, en Dachau, en…? Lo que son las cosas: los niños los vivieron en carne propia, al igual que vivieron sus temas de la semana en Física y en Química.

¿Y en español? Allí tenemos las palabras traducidas. Y en cualquier momento podemos agregar nuevas palabras traducidas y frases a la lista, palabras como “subrogación”, que en realidad significa “claudicación”, o frases como “campañas políticas”, que en realidad significa “concursos de sonrisas insulsas y de insultos”.
Queda, en fin, por ver el temario de Educación Cívica. En cuanto lo hayamos resuelto, quedaremos completamente tranquilos ustedes y nosotros. ¿Qué les parece si de ahora en adelante entre el saludo a la bandera y la lectura comentada de los primeros artículos de la Constitución intercalamos el ejercicio didáctico de aprender a echarse la culpa los unos a los otros tal y como ustedes lo hacen magistralmente?

Lo que sí no sé es a qué profesor de qué materia le hubiera tocado decirles a los niños que un empresario que usurpa el lugar del gobernante es como un veterinario que usurpa el lugar del psiquiatra o el del pediatra.

No, no lo sé. No sé a qué profesor de qué materia. Pero ustedes no se preocupen, señoras, señores. Ustedes sigan masticando, si son tan amables; sigan rumiando en paz sus monedas saladitas.

* Escritor. Integra el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM
Pûblicado en www.elclarin.cl.  Aquí por gentileza del autor.

Addenda

El ocho de junio un cable de BBC Mundo informaba sobre la hecatombe en la guardería infantil de la ciudad de Hermosillo. Helo aquí.


¿Por qué murieron 44 niños en Sonora?

Cecilia Barría*

En Hermosillo se vive un estado de conmoción, con más preguntas que respuestas. Familiares, testigos y bomberos que estuvieron presentes en el incendio de una guardería que dejó al menos 44 niños muertos en el norteño estado de Sonora se preguntan por qué no funcionaron las salidas de emergencia.

Los primeros en llegar tuvieron que destruir las paredes del inmueble para rescatar a los niños de la guardería, que se había convertido en una trampa mortal. Nadie podía entrar ni salir mientras las llamas ponían fin a la vida de niños menores de cuatro años.

"Vi que otros estaban tratando de tumbar la pared. Era desesperante porque los niños se estaban muriendo. Entonces metí mi carro en reversa y la choqué tres veces hasta que tumbé la pared", le dijo a BBC Mundo Francisco López, uno de los que ayudaron en el rescate.

Tampoco funcionaron las alarmas contra incendio y el fuego se propagó en cuestión de segundos.

"Llovió fuego"

Muchos se preguntan por qué la guardería, perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), estaba en una zona industrial rodeada de bodegas y frente a una gasolinera. Lo único que está claro es que el fuego no comenzó en la guardería, dijo Daniel Karam, director del IMSS, quien aseguró que la guardería cumplía con las medidas de seguridad y había pasado una evaluación efectuada el 26 de mayo.

"El techo de la bodega era de poliuretano. El calor del incendio de la bodega de al lado se metió por el techo y el calor derritió el poliuretano y empezó a soltarse. En minutos se desplomó sobre los niños. Llovió fuego", declaró a la prensa Martín Lugo, jefe de Bomberos de Hermosillo.

Estos y otros interrogantes tendrán que ser respondidos en la investigación que está llevando a cabo la fiscalía mexicana.

Suma gravedad

La Secretaría de Salud de Sonora informó que en las últimas horas fallecieron tres niños producto de las quemaduras sufridas durante el incendio y agregó que hay otros 22 menores hospitalizados y cuatro adultos. Los entierros se sucedieron uno tras otro este fin de semana.

Las madres lloraban sobre ataúdes blancos en una ciudad que permanece en luto tras la tragedia ocurrida el viernes en la tarde. Uno tras otro se sucedían los entierros de los niños que murieron producto de las quemaduras o asfixiados por el humo tóxico.

"Esto es una pesadilla horrible", dijo una de las vecinas que asistieron a los funerales. "Simplemente no lo puedo creer".

De los niños hospitalizados, 11 se encuentran en estado de suma gravedad y con riesgo vital

El calor del incendio de la bodega de al lado se metió por el techo y el calor derritió el poliuretano y empezó a soltarse. En minutos se desplomó sobre los niños. Sin embargo, durante horas reinó un estado de confusión total. Muchas madres recorrían los hospitales sin saber cómo localizar a sus pequeños. Algunas creyeron que sus hijos estaban en centros asistenciales fuera de Hemosillo, pero lo cierto es que los pequeños habían perdido la vida.

Confusión, caos, incertidumbre. Fueron horas de angustia que conmovieron a una ciudad entera que aún permanece en estado de conmoción.

El municipio de Hermosillo declaró tres días de duelo y puso un lazo negro en el escudo de la ciudad en memoria de las víctimas.

Las autoridades políticas y eclesiásticas en México han pedido que la investigación avance lo más rápido posible.

Si todo estaba en orden, ¿qué fue lo que pasó?, es la pregunta que los habitantes de Hermosillo se están haciendo. Y no encuentran respuesta.
 

* Periodista.
 

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