AVANZA CHINA…VUELVE INGLATERRA

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Ya no quedan dudas que China es la potencia del futuro. Nuestro país no está ajeno a esa tendencia de cambio en la situación mundial. De la mano de una creciente presencia China reaparece Inglaterra.
Ya nadie lo duda, China es la primera potencia económica del mundo o está a punto de serlo en poco tiempo más. A esa convicción la acompaña un hecho indudable, esa situación está produciendo modificaciones en los alineamientos internacionales, con incidencia de variada importancia al interior de muchas regiones y países. Argentina no es una excepción. En nuestro caso esa influencia tienen directa relación con la situación económica actual y futura de nuestro país.
En estos días este tema va tomando vuelo al punto que un medio muy cercano al gobierno -como Página 12- reproduce argumentos que plantean la importancia y riesgos de esta nueva situación. Es indudable la importancia que tienen las inversiones chinas en nuestro país. Ellas no solo abarcan prácticamente todos los distritos del país, desarrollándose en sectores tan vitales como el transporte ferroviario, la explotación de hidrocarburos y la comercialización de granos. En todos ellos tiene posiciones de primer nivel. Sin olvidarnos que por los “supermercados chinos” pasa una buena parte de nuestra comida cotidiana. Además el acuerdo financiero, por 11 mil millones de dólares y por tres años, está permitiendo amortiguar nuestro desequilibrio financiero, la falta de divisas y que las reservas del Banco Central nuevamente hayan superado los 30 mil millones de dólares.
Junto a esta tendencia hay otras que no se pueden obviar.
Una está referida al hecho que estas inversiones están puestas en la misma dirección que definió a nuestro país -en las últimas décadas del siglo XIX- como un productor de bienes primarios e importador de productos industriales. De allí la importancia de las inversiones chinas en el transporte ferroviario en Argentina sobre el mismo diseño portuario-exportador con el que fueron construidas por los ingleses entre 1870 y 1914. Esas redes, hacia los puertos, servían para que por allí saliera carne, lana, trigo, frutas y cereales, rumbo a Londres, capital de imperio británico, que dominaba al mundo.

Por allí entraban las mercancías que destruyeron nuestra incipiente producción manufacturera. Esa misma red y parecidos puertos hoy sirven para que la mayor parte de nuestro petróleo, soja y cereales, que constituyen más del 85% de nuestras exportaciones, salgan con rumbo a Shanghái, Tianjin (el acceso a Beijing), Qingdao u otros puertos chinos.
China lleva adelante esa estrategia ferroviaria no solo en nuestro país y esta región, sino también en varios países del África, a los que asegura la salida al mar… de sus riquezas.
Aquel predominio británico decayó a favor de los Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial. A la vuelta de los años y de la mano del peso económico chino pareciera que los británicos quisieran recuperar parte del prestigio perdido a favor de sus herederos anglosajones. Aprovechando su poder en el negocio financiero –en el cual nunca perdieron gravitación- y una histórica relación con China y su Revolución, ahora Inglaterra trata de recuperar viejos bríos. Los negocios en nuestro país son un ejemplo de ello. Desde muchos lugares, incluido el gobierno, se ha cuestionado el rol que desempeña la justicia norteamericana (fallos del Juez Griesa) al intervenir en las cuestiones de deudas. Ahora, en los contratos firmados con China, se mantiene la “prórroga de jurisdicción” a favor de tribunales extranjeros,  pero ya no son más los Tribunales de Nueva York, sino los de Londres, que va desplazando a Nueva York en su carácter de sede del poder financiero mundial. Esta tendencia explica el apoyo del parlamento británico a los reclamos argentinos contra los “Fondos Buitres”.
Por todo ello no llaman la atención las alabanzas inglesas a los chinos. Una buena síntesis de esta tendencia la dio David Rogers, subeditor de la revista británica de ingeniería Global Construction Review, al decir: “Durante la Guerra Fría, China se presentó como el campeón del Tercer Mundo, así que de cierta forma ésta es una continuación de ese tipo de aproximación. La influencia de China parece muy benigna, (…) es un país que llega a las economías emergentes sin todo el equipaje colonial de Occidente”.

Juan Guahán, Question

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