Boaventura de Souza Santos*

¿Crisis financiera o el baile de gala de las finanzas?
Los últimos cuatro meses fueron muy reveladores de los dos mundos en que el mundo está dividido, el mundo de los ricos y el mundo de los pobres, separados pero unidos para que el mundo de los pobres continúe financiando el mundo de los ricos.
Dos ejemplos. Se habla de crisis hoy porque alcanzó al centro del sistema capitalista. Hace treinta años que los países del llamado tercer mundo han estado en crisis financiera, solicitando, en vano, para poder resolverla, medidas muy semejantes a las que ahora son generosamente adoptadas en los Estados Unidos y la Unión Europea.
Por otro lado, los 700 billones de dólares de bail-out están siendo entregados a los bancos sin ninguna restricción y no llegan a las familias que no pueden pagar la hipoteca de la casa o la tarjeta de crédito, que pierden el empleo y están congestionando los bancos alimentarios y la "sopa de los pobres". En el país mas rico del mundo, uno de los grandes bancos rescatados, el Glodman Sachs, acaba de declarar en su informe que en este año fiscal pagó apenas el 1% de impuestos.
Mientras tanto, fue apoyado con dinero de los ciudadanos que pagan entre 30 y 40% de impuestos. A la luz de esto, los ciudadanos de todo el mundo deben saber que la crisis financiera no va a ser resuelta para su beneficio y que eso se tornará patente en 2009. En Europa, los jóvenes griegos fueron los primeros que se dieron cuenta. Es de prever que no sean un caso aislado.
Zimbabwe: el fardo neocolonial
La crisis de Zimbabwe es la mejor prueba de que las cuentas coloniales están todavía por ser saldadas. Su importancia reside en el hecho de que la cuestión que subyace – la cuestión de la tierra – puede incendiarse próximamente en otros países (África del Sur, Namibia, Mozambique, Colombia, etc.). A la fecha de la independencia (1980), 6.000 agricultores blancos poseían 15.5 millones de hectáreas, mientras que los cuatro millones y medio de agricultores negros apenas detentaban 4.5 millones de hectáreas, casi toda tierra árida.
Los acuerdos de la independencia reconocieron esta injusticia y establecieron el compromiso de que Inglaterra financiaría la redistribución de tierras. Eso nunca sucedió.
Mugabe es un líder autoritario que suscita muy poca simpatía y su poder puede estar llegando al fin, pero su supervivencia hasta ahora se asienta en la idea de justicia anti-colonial, con lo que los zimbabwenses están de acuerdo, aunque crean que los métodos de Mugabe son incorrectos.
Recientemente se habló de intervención militar, una cuestión que divide a los africanos y donde, una vez más, la mano de los Estados Unidos (African Command, recién creado) puede estar presente. Sería un error fatal no dejar a la diplomacia africana seguir su curso.
Sesenta años de derechos poco humanos.
La celebración de los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 2008, dejó un sabor amargo. Los avances tuvieron lugar más en los discursos que en las prácticas.
La aplastante mayoría de la población del mundo no es sujeto de derechos humanos sino más bien objeto de derechos humanos; es objeto de discursos por parte de los verdaderos sujetos: los gobiernos, fundaciones, ONGs, iglesias, etc. Será preciso un muy largo 2009 para invertir esta situación.
Cuba: ¿El comienzo de la transición?

Es que, si bien es posible decir que Europa y América del Norte serían hoy lo que son sin la revolución cubana, no se puede decir lo mismo de América Latina, África y Asia, o sea, de las regiones del planeta donde vive cerca del 85% de la población mundial.
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