Balotaje en Chile: Nada cambia, todo sigue igual/ Hay que frenar a la derecha

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lacopiafeliz534Nada cambia, todo sigue igual

Arturo Alejandro Muñoz-Polítika| Nadie quiere ser general después de la batalla; al menos, nadie que escriba y publique. Por ello, estas líneas se despachan días antes de efectuarse el balotaje o segunda vuelta electoral que definirá quien será primer mandatario durante los próximos cuatro años.

El tema central de la siguiente nota apunta a señalar cuán sólido se encuentra en Chile el sistema neoliberal, etapa avanzada del capitalismo. Lo hemos dicho en otras ocasiones y queremos insistir en ello; el nuestro no es ya un sistema, sino una ‘civilización’. Así de firme está. A finales de los años setenta servimos de conejillos de indias para el plan piloto con el cual experimentaron Washington, el FMI y el Banco Mundial antes de recomendarle el nefasto plan al resto de sus ‘protegidos’. Fue el tiempo de la dictadura cívico-militar y los “Chicago Boys”.

Cuatro décadas más tarde, el sistema muestra una consolidación tan densa que incluso la dirigencia del otrora combativo y revolucionario partido comunista se encuentra cómoda formando parte activa del bloque político que lo administra, al que jamás ha combatido seriamente. Ni combatirá en un futuro cercano.

El tango sigue siendo tango, independiente de si usted lo escucha y baila con música en vivo o con música envasada. Con orquesta o sin orquesta, más atractivo o menos atrapante, da lo mismo pues en esencia es tango.

Fíjese que con el sistema socioeconómico llamado neoliberalismo ocurre algo similar. Con Chile Vamos o con la Nueva Mayoría, con o sin apoyo del Frente Amplio, con mayor o menor salvajismo, el gobierno que viene seguirá apostando sus fichas al sistema de marras, como han hecho sus antecesores. Como en el tango el ritmo fue, es –y seguirá siendo– neoliberal.

Los pilares fundamentales que sustentan su mecánica no se sienten amenazados por ninguna de las dos coaliciones que cohabitan en los poderes del Estado. La previsión social, la educación, la salud, el desdén por el tripartismo laboral, el mantenimiento de una política privatizadora de nuestros recursos naturales, no serán reestructurados. Con suerte, maquillaje nuevo y algo de agua de colonia refrescante. Sólo eso, con suerte.

Ejemplos de lo dicho, sobran. Anote, por favor:

Una AFP estatal; oficialización del copago más allá de la desmunicipalización de la educación (donde el profesor continuará sin atributos legales para manejar la clase y el curso, ya que todo seguirá siendo principalmente una mesa de negocios); leyes laborales para favorecer a la empresa en detrimento del trabajador, soslayando inmoralmente los acuerdos firmados por el país en la OIT (Organización Internacional del Trabajo); una política cuprífera y minera sin nuevas variantes (lo que permite augurarle al Litio un futuro en manos privadas, es decir, regalarlo a consorcios mega empresariales internacionales); el arrullo al sueño en que se mecen leyes blandas que dejan campo abierto a la delincuencia; permisividad oficial para que clínicas y centros hospitalarios soslayen la legislación respecto al aborto con tres causales, píldora del día después, etc.

¿Legislar con dureza contra la corrupción política y contra la que ya es rutina entre poderosos empresarios, militares, sacerdotes, pastores? ¿Trabajar decididamente para acortar, rápida y eficazmente, la vergonzosa brecha económica que hiere el alma del Chile trabajador? ¿Atacar de frente y con todo al narcotráfico? Ni soñarlo: todo lo mencionado forma parte esencial del capitalismo salvaje aplicado en Chile, que no podría funcionar sin los elementos anotados. Resultan ser órganos activos de su propia naturaleza.

Dijimos al comenzar esta nota que estábamos manejados por una ‘civilización’ socioeconómica, cuestión que se comprueba no bien se conoce la extensa saga de datos y hechos que avalan el aserto. A estas alturas de nuestra Historia republicana, el país puede confirmar que quien verdaderamente lo administra es el sistema mismo, el cual no requiere de la presencia de ‘estadistas’ ni ‘iluminados’ en el gobierno para seguir procesando su propia marcha.

Ha sido el sistema (y no el público elector) quien encauzó el nombramiento de tales y cuales candidatos a tales y cuales cargos de representación pública de alto nivel. El sistema, ya se dijo, no requiere –ni le agradan– los estadistas de verdad, menos aún le satisface que personas brillantes en materias políticas –y con andar propio– puedan encumbrarse a la primera magistratura de la nación. No: el sistema se maneja solo y es lo que quiere seguir haciendo.

¿Que es necesaria la presencia de jefaturas en esta u organización para que la maquinaria funcione sin mayores tropiezos? Pues bien, a través de los poderosos medios de prensa que maneja, el sistema se encarga de que la maquinaria partidista, mediática y empresarial encauce a la opinión pública a aceptar de buen grado los nombres de aquellos que cuentan con su beneplácito para competir en el rol de ‘jefe’, una suerte de rey “que reina, pero no gobierna”.

Si producto de las estupideces balbuceadas por los candidatos en sus respectivas campañas usted tiene ciertos temores por las consecuencias del gobierno que vendrá, abandónelos. Chile no será Venezuela ni Dubai; ni Cuba ni Canadá. Seguirá siendo lo que es hoy.

Es un hecho de la causa que no hay paso libre para estadistas ni personas políticamente brillantes, con andar propio, como las de años ha, más allá del caleidoscopio ideológico, pues el sistema no acepta a nuevos Alessandri Palma, Aguirre Cerda, Frei Montalva o Allende Gossens; sólo acepta y cobija a políticos como los que usted conoce, amigo lector, y que no representan un peligro de cambio real. La voluntad de la estructura vigente es que en lo esencial nada cambie, y que todo siga igual.

Entonces, parafraseando lo que se dijo al inicio de esta nota, el sistema permite algunos matices, como que la música pueda ser envasada o interpretada por una orquesta, por un piano, o una guitarra, o un solitario bandoneón, en karaoke, en coro o en silbido… pero exige que siga siendo el mismo ritmo de siempre. Que siga siendo tango.

neoliberalismo2016


Hay que frenar a la derecha

Resultado de imagen para chile concentracion mediaticaFrancisca Quiroga y Sebastián Flores- El Desconcierto| Cualquier medio que diga que no tiene posición para la segunda vuelta está mintiendo. No hay que ser ningún analista avezado para darse cuenta que en los temas, los enfoques y los desarrollos de las noticias están presentes los ejes político-ideológicos con el cual se promueve o critica a las dos candidaturas en competencia. En esa misma lógica, tampoco hay que tener un doctorado en estudios culturales para darse cuenta que Sebastián Piñera es el candidato de El Mercurio, La Tercera, los canales de TV y todos los medios del establishment.

Desde el cómodo lugar de pertenecer a un grupo privilegiado, son varios los columnistas y editorialistas que hablan desde la lógica del voto erudito y promueven una conversación elitistadonde aparecen las frases que pretenden ser ingeniosas para evaluar la calidad de los debates, de los ejes programáticos, del desencanto generalizado, de la modernización capitalista o de la ausencia de un ideario movilizador.

Antes de analizar lo que implicaría para los habitantes de Chile un triunfo en las urnas del millonario empresario, queremos mostrarles dos escenas:

1. Cientos de manifestantes cargando muñecas gigantes en protesta por la visita al país de la famosa feminista internacional Judith Butler. Protestan afuera del lugar donde da su charla y comienzan a gritar “bruja comunista”, la acusan de venir a difundir la “ideología de género” y de “atentar contra la familia”.

2. Periodistas y activistas de varias partes del mundo no pueden ingresar a una cumbre internacional organizada en el país porque Cancillería consideró que provenían de organizaciones asociadas a “propuestas disruptivas”, las cuales pueden provocar protestas violentas como las que ocurrieron en Hamburgo durante la cumbre del G20.

Ninguna de estas postales ocurrió en Chile, pero sí en países de nuestro mismo vecindario -Brasil y Argentina- que tienen un mismo denominador común: son gobernados por la derecha. Por ello, no hay que perder de vista lo que implicaría una administración de Piñera en la región latinoamericana y cómo se potenciaría un eje junto a la Argentina de Mauricio Macri, al Perú de Pedro Pablo Kuczynski y al Brasil de Michel Temer (o su posible reemplazante, el ex militar y evangélico Jair Bolsonaro).

Estos hechos, delirantes y caricaturescos, evidencian que cuando llega al poder esta nueva derecha mundial, reaccionaria y ultraconservadora, se instala con ideas que creíamos olvidadas. Porque junto con las agendas neoliberales -como el aumento del costo de servicios básicos (Argentina) o el clasismo y la misoginia del alumnado de un colegio de elite cantándole a estudiantes de una escuela pública “tu mamá es mi nana y mi papá se la come” (Brasil)-, hay políticas claramente regresivas: restricción de derechos, utilización de la negación histórica, mentir deliberadamente sobre violaciones a los derechos humanos, uso de estrategias retóricas para desacreditar las instituciones y aparición de los discursos de odio, racismo, misoginia, homofobia y xenofobia.

Lo que está en juego en esta segunda vuelta

Es mucho lo que se arriesga en el balotaje presidencial del domingo 17 de diciembre. Los proyectos de país que enfrentan Alejandro Guillier y Sebastián Piñera, si bien es cierto tienen varias coincidencias a nivel estructural, representan dos caminos distintos al país que se vislumbra en los próximos 20 años. No es mentira que este será un gobierno que definirá cómo será el fin del ciclo político post dictadura.

En este contexto electoral, en El Desconcierto creemos firmemente en los valores y principios de una democracia que exalta los derechos humanos, comprometidos con la diversidad y la justicia social. Nos mueve la pasión por contar las historias de los invisibilizados, proponer enfoques y contenidos que incidan en la discusión política sobre el modelo de desarrollo, la relación Estado-mercado, los derechos sociales, políticos, culturales y medioambientales. Nos motiva informar, entretener y reflexionar en base a contenidos que permitan incidir en la discusión pública. No somos parte de ningún grupo empresarial y somos libres e independientes para dialogar con todos los actores y sectores políticos.

Creemos que si gobierna la derecha, con los Kast y la UDI, habrá una regresión conservadora que tendrá efectos en la cotidianeidad de las personas. No es sólo un debate de posiciones y juegos de poder, son decisiones u omisiones que impactarán en las vida diaria de las más excluidas/os y postergadas/os.

Tampoco hay que perder de vista que nuestro sistema político es hiperpresidencialista y que el Ejecutivo va a tener el poder de dirigir la agenda legislativa (no olvidar que el 90% de lo que se discute en el Congreso proviene de iniciativas presidenciales, las cuales deciden a qué proyectos de ley darles urgencia o no). En esa línea, las propuestas programáticas de Sebastián Piñera significarán un retroceso para los derechos de las mujeres, la población LGBTI, los pueblos originarios, los migrantes y las trabajadoras/es vulnerables.

Analicemos las claves de lo que implicaría un triunfo de Chile Vamos en las urnas:

La derecha quiere llegar a La Moneda con vocación largoplacista, proyectándose al menos dos periodos más en el gobierno.

José Antonio Kast, de la mano de los evangélicos, buscará restaurar la prohibición del aborto en todas sus causales.La dura réplica de José Antonio Kast a Jackson y Boric por su apoyo a Guillier: Se vendieron

De no lograr volver a prohibir la interrupción del embarazo, de todas formas obstaculizarán la ley de aborto mediante instructivos presidenciales y resoluciones del Minsal.

Tanto Piñera como el mencionado Kast impulsarán el Ministerio de la Familia, con el fin de devolver a la mujer su rol conservador en la sociedad.

Los proyectos de ley sobre derechos LGBTI -matrimonio igualitario, adopción homoparental e identidad de género- seguirán durmiendo en el Congreso, pues el Ejecutivo no impulsará su urgencia en el debate.

El gobierno podrá emitir decretos o instructivos presidenciales que pueden modificar -o incluso anular- derechos adquiridos, como el protocolo trans del Mineduc o la entrega de RUT provisorio para niños y niñas migrantes.

Es muy posible que haya una modificación del lenguaje en las políticas públicas y programas. Aparecerán palabras como “competencia”, “equipos de alto rendimiento” y “clientes”, las que reemplazarán conceptos como “enfoque de derechos, “inclusión ” y “no discriminación”, por nombrar algunos.

Los conflictos de interés se naturalizarán, la colusión tendrá un espacio de ventaja, se gobernará para dar libertades al 1% más rico y se generarán restricciones en derechos políticos y culturales para el restante 99%.

Consolidación de una ley de migración sin enfoque en DD.HH, que verá a los extranjeros sólo en función de una matriz mercadocéntrica y avanzará en restricciones sobre todo para los latinoamericanos.

No es chantaje ni mal menor, es responsabilidad

Tenemos claro que el candidato Guillier y su coalición no representan las grandes transformaciones que soñamos. No obstante aquello, sí identificamos posiciones, ideas y discursos en el marco de los derechos humanos. También vemos posibilidad de diálogo y de presentar contraargumentos. No es el voto a un caudillo o líder que represente nuestros anhelos, pero tampoco es una alternativa que tensione principios de convivencia democrática.

Todo ese lenguaje del “mal menor”, el “chantaje” y ahora recientemente esta incorporación de lenguaje bancario transaccional -“cheque en blanco” y “vale vista”- es muy contradictorio si se asume que no se está negociando, sino que se toman decisiones en base a principios y criterios en el escenario de una segunda vuelta que contrapone dos opciones claramente marcadas: neoliberalismo conservador autoritario v/s socialdemocracia tensionada (o mejor dicho, un gatopardismo en crisis, es decir, cambiar algo para que todo siga igual).

Nos gustaría contar con un programa antineoliberal que apele a transformaciones profundas, pero estamos en una coyuntura en donde los que creemos en las ideas y valores de los derechos humanos tenemos un rol para frenar a la derecha ultraconservadora y seguir presionando por los cambios estructurales. No se pierde el poder de las ideas, tampoco extraviaremos el foco, menos creemos que se tiene un gran poder transformador con una bancada nueva de 20 diputados y un senador (es un cambio en la correlación de fuerzas, pero tampoco es la llegada al poder). Para ello eso no basta, se debe pensar en implementar una estrategia en los territorios y difundir ideas para articular proyectos más amplios y convocantes.

Creemos que la opción de votar por Guillier este 17 de diciembre no significa ceder. Seguiremos escribiendo sobre los gobiernos en ejercicio, fiscalizando el poder político, denunciando y contando historias. Hay coyunturas críticas que requieren dejar de lado los egos y el narcisismo por cuestiones más sustantivas: nuestros derechos humanos.

*Francisca Quiroga es directora y Sebastian Flores es editor de El Desconcierto 

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