Basta de culpar a los pobres: Son los ricos los que están quemando el planeta

George Monbiot*

El crecimiento de la población no es un problema -se produce en que
consumen menos. Entonces, ¿por qué nadie acusa a los súper-ricos? No es una coincidencia que la mayoría de los que están obsesionados con el crecimiento de la población, son personas blancas que ya se les ha pasado el arroz: es por lo único que no pueden ser acusados.

El brillante científico de los sistemas de la Tierra, James Lovelock, por ejemplo, dijo el mes pasado “Aquel que no vea el crecimiento de la población y el cambio climático como dos caras de la misma moneda son o ignorantes o se esconden de la verdad. Estos dos enormes problemas medioambientales son inseparables y discutir uno, ignorando el otro es irracional”. Pero es Lovelock quien está siendo ignorante e irracional.

Un informe publicado esta semana en la revista Environment and Urbanization muestra que los lugares donde la población ha estado aumentando más rápido son aquellas en que las emisiones de dióxido de carbono han aumentado más lentamente y viceversa. Por ejemplo entre 1980 y 2005 el
África Sub-Sahariana produjo el 18,5% del crecimiento global de la población y sólo el 2,4% del aumento de CO2.

En América del Norte hubo un aumento del 4% de población pero un 14% en las emisiones. El 63% del aumento de población ha ocurrido en lugares con muy bajas emisiones.
Incluso estos datos no capturan toda la esencia. El informe dice que una sexta parte de la población es tan pobre que no produce emisiones.

Éste coincide con ser el grupo con un aumento mayor de población. Los hogares en India que ganan menos de 3.000 rupias al mes (45€) usan una quinta parte de la electricidad por cabeza y una séptima parte del combustible para el transporte de los hogares que ganan 30.000 rupias o mas. Los que no tienen techo casi no utilizan nada. Aquellos que
viven de procesar residuos (una gran proporción de los sin-clase urbanos) a menudo ahorran más gases de efecto invernadero de los que producen. Muchas de las emisiones por las que los países pobres son culpados deberían por justicia pertenecer a los países desarrollados.
 

La quema del gas de las compañías exportadoras de petróleo desde Nigeria ha producido más emisiones de gases con efecto invernadero que todas las otras fuentes en el África sub-sahariana junta. Incluso la deforestación en los países pobres está conducida principalmente por operaciones comerciales para traernos madera, carne y pienso para el ganado para alimentar a los consumidores ricos. Los habitantes rurales pobres hacen incluso menos daño.

El autor del informe, David Satterhwaite, señala que la vieja formula enseñada a los estudiantes de desarrollo (I=PAT) es errónea*. El impacto total debería medirse como I=CAT: consumidores por la riqueza por la tecnología. Gran parte de la población mundial utiliza tan poco que ni siquiera se verían reflejados en esta ecuación. Son los que tienen más hijos.

Cuando existe una correlación muy débil entre el calentamiento global y el crecimiento de la población, hay una correlación fuerte entre el calentamiento global y la riqueza. He estado estando un vistazo a unos cuantos súper-yates, ya que necesitaba algo para entretener a los ministros laboristas al estilo que están acostumbrados.

En primer lugar, estudié los planes para la Flota de Royal Falcon RFF135, pero cuando descubrí que solo quemaban 750 litros de combustible por hora me di cuenta que no iba a impresionar a Lord Mandelson.

Puede que levante un poco las cejas en Brighton con el Overmarine Manguita 105, que quema 850 litros por hora. Pero lo que de verdad me impresionó fueron los Yates Wally en Mónaco. El Wally Power 118 (que da una sensación de poderío) consume 3.400 litros por hora navegando a una
velocidad de 60 nudos. Es casi un litro por segundo o 31 litros por kilómetro.

Por supuesto, para hacer una verdadera impresión debo gastarme una pasta en accesorios de madera de teca y de caoba, llevar unas cuantos motos acuáticas y un minisubmarino, llevar a mis invitados al puerto en un avión privado o en helicóptero, ofrecerles atún, sushi y caviar
de beluga y pilotar la bestia tan rápido que aplaste la mitad de la vida marina en el mediterráneo. Como propietario de uno de esos yates infligiré mas daño a la biosfera en 10 minutos que la mayoría de africanos durante todas sus vidas.

Alguien que conozco que socializa con los súper-ricos me dice que en la zona de la ribera baja del valle del río Tamesis vive la gente que calienta sus piscinas descubiertas a la temperatura de las bañeras durante todo el año. Les gusta estar tumbados en sus piscinas en las noches de invierno contemplando las estrellas. El coste del combustible es de 3.000£ al mes. 100.000 personas viviendo como estos
se cargaran nuestros sistemas de apoyo de vida más rápido que 10.000 millones de personas viviendo como los agricultores africanos. Pero al menos los súper ricos tiene la buena costumbre de no procrear demasiado, por lo que los ricos viejos que se quejan de la súper-población les pueden dejar tranquilos.

El pasado mes de Mayo el Sunday Times publicó un articulo titulado "Billionaire club in bid to curb overpopulation". (Club de millonarios para reducir la sobre-población) Decía que “algunos de los más millonarios de Estados Unidos se han reunido secretamente” para decidir que buena causa apoyarían. “Se llego a un consenso: apoyarían una estrategia en la que el aumento de la población seria tratado como una potencial amenaza ambiental, social e industrial.” En otras palabras; Los ultra ricos han decidido que son los más pobres los que están destrozando el planeta. No esperes una metáfora, es imposible satirizarlo.

James Lovelock como Sir David Attenborough y Jonathan Porrit, patrocinan Optimum Population Trust (la fundación para la población óptima). Es una de las docenas de campañas y fundaciones cuyo sólo objetivo es desaconsejar a la gente que tenga hijos en nombre de salvar la biosfera. Pero no he sido capaz de encontrar una sola campaña con el único objetivo de exponer los impactos de los súper ricos.

Los obsesionados pueden decir que la gente que tiene muchos hijos puede que un día sean ricos. Pero ya que los ricos cada vez se apoderan de más y más, los recursos se están acabando y esto para la mayoría de los más pobres, es una perspectiva poco halagüeña. Hay importantes motivos sociales para ayudar a la gente a controlar la natalidad, pero pocos motivos ambientales- excepto entre las poblaciones ricas.

La Optimum Population Trust pasa por alto el hecho de que el mundo está en una transición demográfica: el ritmo en el aumento de la población se están reduciendo casi en todas partes y según Nature el numero de personas es muy probable que alcance un máximo en este siglo,  0 miul millones aproximadamente. La mayor parte del crecimiento se producirá entre aquellos que casi no consumen nada.

Pero nadie anticipa una transición en el consumo. La gente tiene menos hijos al ser más rica, pero no consumen menos- consumen más.

Como muestra los hábitos de los súper ricos, no hay límites para el despilfarro. Se espera que el consumo aumente con el crecimiento económico hasta que la biosfera diga ya basta. Cualquiera que comprenda esto y todavía considere la población y no el consumo como el gran tema está, según palabras de Lovelock “escondiéndose de la verdad”. Es el peor caso de paternalismo, culpar a los pobres por los
excesos de los ricos.

Entonces, ¿dónde están los movimientos de protesta contra los apestosos ricos que están destruyendo nuestros sistemas de vida? ¿Donde está la acción directa contra los súper-yates y los aviones privados? ¿Donde esta la guerra de clases cuando se necesita?

Es hora que tengamos las agallas de nombrar el problema. No es sexo, es el dinero. No son los pobres, son los ricos.

*Publicado en The Guardian de Londres

 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.