Brasil e Irán: las dos pesas y mil medidas nucleares de Estados Unidos
Alfredo Jalife-Rahme*
Empieza a desactivarse la crisis nuclear entre EU e Irán por la vía diplomática cuando han surgido alentadoras señales de arreglo durante la conferencia en Ginebra entre Irán y los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (todas potencias nucleares: EU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China), sumados de Alemania: acto mayúsculo eclipsado, un día después, por la humillante derrota de la sede de Chicago ante Río de Janeiro para realizar los juegos olímpicos de 2016. Son los momentos de la parusía de las nuevas potencias emergentes desde Brasil hasta Irán.
El presidente Mahmud Ahmadinejad sabía que el arreglo con EU era factible desde un mes atrás (mediante negociaciones tras bambalinas) y supo discriminar, como si se tratara de una microcirugía cerebral, las supuestas posturas unificadas de Obama, el premier británico Brown y el presidente Sarkozy, quienes, al margen de la cumbre del G-20, exhibieron una pomposa pose muscular.
Durante su estancia en la Asamblea General de la ONU, Ahmadinejad evitó hábilmente tocar siquiera con el pétalo de una rosa a Obama, quien, dígase lo que se diga, avanzó su gran visión de "un mundo libre de armas nucleares". Al contrario, el presidente iraní replicó en forma feroz a sus detractores europeos miembros de la OTAN.
El espectacular arreglo entre Irán y EU adopta la muy sensata propuesta rusa de participar en "el bajo enriquecimiento de uranio" para los fines pacíficos de Irán, que también aceptó la inspección por la AIEA, el 25 de octubre, de su nueva planta atómica cerca de la ciudad sagrada de Qom (RIA Novosti, 4/10/09).
Zbigniew Brzezinski, íntimo asesor oficioso de Obama en seguridad nacional, ya había colocado los límites de la confrontación con Irán al pronunciarse categóricamente contra una aventura militar israelí, donde EU saldría como el principal perdedor (el segundo afectado sería China) y Rusia como el gran vencedor a consecuencia del alza estratosférica del petróleo (ver "Radar geopolítico", Contralínea, 6/10/09).
En materia nuclear no es lo mismo Obama que su bélico antecesor, quien estaba dispuesto a incendiar el planeta con el fin de capturar los hidrocarburos ajenos. De allí que sea trascendental la adopción por Obama de medidas homogéneas y transparentes en desnuclearización para dejar atrás las flagrantes complicidades ideológicas de EU en favor de sus aliados y en contra de sus adversarios, así como sus ambigüedades y, sobre todo, sus dos pesas y mil medidas que dejaron lisiado al Tratado de No-Proliferación (TNP), que el año entrante será sometido a la "revisión" quinquenal.
Llamó la atención el artículo de Pepe Escobar, analista de Asia Times (1/10/09), quien habrá sido el primer sorprendido del esbozo de arreglo nuclear en Ginebra entre EU e Irán. Escobar pensaba que la reunión de Ginebra daría lugar a la aplicación de la canción (no es broma) de John McCain, el superbélico candidato presidencial del Partido Republicano: "bombardear, bombardear, bombardear Irán".
El atractivo del artículo radica en que demuestra cómo EU ha adoptado dos posturas antagónicas frente a la misma nuclearización pacífica de Brasil e Irán.
Que conste que Pepe Escobar se postuló durante las recientes elecciones controvertidas de Irán como uno de los máximos partidarios de la "oposición verde" y en contra de la relección del presidente Ahmadinejad, a quien literalmente trituró al unísono de la "dictadura de los ayatolas".
Para el autor de la columna El ojo itinerante, los participantes de la reunión multilateral de Ginebra deberían seguir el ejemplo del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (hoy tan de moda por sus hazañas multipolares): "Al margen de la Asamblea General de la ONU, Lula dialogó durante una hora con el presidente Mahmud Ahmadinejad cara a cara (sic) y lo invitó a visitar Brasil en noviembre" (¡hay que asistir!).
La postura de Lula es diáfana: "Lo que deseo para Irán es lo que siempre he de-seado para Brasil: un programa nuclear civil pacífico". No faltarán adictos bélicos que exhumen las veleidades de construir una bomba atómica por algunos círculos gubernamentales de Brasil (ver Bajo la Lupa, 30/9/09), lo cual sería extrapolado a la teocracia chiíta iraní.
De acuerdo con Pepe Escobar, "Lula representa una isla de sentido común en un océano de histeria" cuando los mandatarios europeos occidentales practican el espantapájaros del Armageddon si Irán no cede a sus exigencias en los próximos tres meses.
Escobar expone la postura del primer ministro israelí Bibi Netanyahu, quien anunció sin morderse la lengua en la ONU que "la mayor amenaza que hoy enfrenta el mundo es el matrimonio del fundamentalismo religioso y las armas de destrucción masiva".
El periodista despedaza la retórica hueca del primer ministro israelí: "inmune a la ironía, Netanyahu olvidó obviamente que Irán, como Irak en 2003, no posee armas de destrucción masiva, de acuerdo con la AIEA. Israel posee armas de destrucción masiva, rechaza firmar el TNP, no permite que sus armas atómicas sean inspeccionadas, como el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan se apresuró a clarificar. En cuanto al fundamentalismo religioso, el sionismo supera al chiísmo iraní". Lo peor: "dejar que la política global sea determinada por alguien como Netanyahu". ¡Totalmente de acuerdo!
“Brasil, al igual que Irán –compara–, es signatario del TNP. Como Irán, enriquece uranio. Como Irán, no permite inspecciones ilimitadas e invasivas de la AIEA. Y, como Irán, ha guardado en secreto algunos aspectos de su tecnología nuclear”.
Puntualiza que "Brasil enriquece uranio a menos de 5 por ciento como parte de su industria nuclear de mil millones de dólares con los que invertirá en siete nuevas plantas atómicas para diversificar su consumo de petróleo y energía hidroeléctrica. Brasil planea dar inicio a la exportación de uranio enriquecido antes de 2014. Las centrífugas brasileñas pueden ser usadas para producir alto uranio enriquecido (nota: para bombas atómicas). Pero ése es un asunto de voluntad política", ya que "su Constitución lo prohíbe. En Irán la situación es similar". Entonces, ¿por qué tanta alharaca?
A su juicio, "Israel, las diversas marionetas de dirigentes y dictadores sunnitas árabes y las patéticas derechas de EU y Europa temen la influencia regional de Irán y desean derrocar al régimen. El contencioso nuclear iraní no puede constituir una mejor historia de encubrimiento para un cambio de régimen". Para concluir aduce que "Brasil puede ser un líder natural en Sudamérica, pero no amenaza a nadie; mientras Irán, líder regional, amenaza la hegemonía nuclear secreta de Israel en Medio Oriente". ¡Y ésa sí que es una gran diferencia!
Al corte de caja de hoy, todo indica que Obama, a diferencia de Baby Bush, no está dispuesto a hacerle su enésima guerra a Bibi Netanyahu, esta vez contra Irán.
*Analista intrnacional mexicano. Columnista de La Jornada