Brasil y EEUU sientan bases para nuevo acuerdo de defensa
surysur y agencias
Brasil y Estados Unidos lograron sentar las bases para firmar la semana próxima un "acuerdo paraguas genérico" en el rubro de defensa, el primero de su tipo entre las dos principales economías del hemisferio en más de tres décadas, confirmó hoy el ministro brasileño de Defensa, Nelson Jobim.
El secretario estadounidense de Estado adjunto para América Latina, Arturo Valenzuela, de gira por Colombia, reconoció el derecho "soberano" de los países a renovar su armamento. Sin embargo, pidió disminuir los gastos militares en la región "habiendo tantos otros problemas".
En una alocución ante la Comisión de Relaciones Exteriores brasileña de la Cámara Baja, el ministro Nelson Jobim afirmó que la semana próxima se reunirá en Washington con su par estadunidense, Robert Gates, para subscribir el acuerdo posiblemente el lunes 12 del mes en curso.
Jobim, quien acompañará al presidente Luiz Inacio Lula da Silva a la cumbre sobre no proliferación nuclear convocada por el mandatario estadunidense Barack Obama, describió el próximo pacto como un acuerdo que facilitará futuras negociaciones para aumentar la cooperación en materia de defensa.
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Según aseguró hoy el diario brasileño O Estado de Sao Paulo, el documento definirá el fundamento jurídico para la cooperación entre los dos países en varias áreas, como entrenamiento de militares, e incluirá una cláusula de garantía de respeto a la soberanía, no intervención en asuntos internos de otros países e inviolabilidad territorial.
A diferencia del acuerdo firmado en octubre pasado entre Estados Unidos y Colombia, el documento en negociación entre Washington y Brasilia no incluye la construcción ni tampoco la posibilidad de uso de bases militares en territorio brasileño, agregó el reportaje, basado en fuentes diplomáticas.
El acuerdo remplazará uno de 1952 y denunciado unilateralmente por Brasil en 1977, durante la dictadura militar, en represalia contra las críticas del entonces presidente estadunidense Jimmy Carter a las violaciones de los derechos humanos en el país sudamericano.
Funcionarios del Pentágono reconocieron que trabajan en un nuevo acuerdo de defensa con Brasil, que podría ser firmado la próxima semana en Washington.
El embajador estadunidense en Bogotá, William Brownfield, anticipó el pasado 26 de marzo que Washington estaba a punto de firmar otros acuerdos de cooperación militar con dos países de América Latina, y que de momento habían pedido no se les identificara para evitar controversias como ocurrió con Colombia.
Tras el acuerdo militar firmado el año pasado entre Colombia y Estados Unidos, varios países sudamericanos protestaron, especialmente Venezuela, Ecuador y Bolivia por considerar que constituía una "amenaza" para la región. Incluso, entre las naciones que mostraron su "inquietud" estaba Brasil, que pedía explicaciones a Washington sobre su renovada presencia militar en la zona.
El citado acuerdo colombo-estadounidese permite que tropas estadunidenses puedan utilizar al menos siete bases militares en suelo colombiano para la lucha antidrogas y contra el terrorismo, tanto terrestres como aéreas y marítimas. Colombia es el principal aliado militar estadunidense en la región.
Pese a no tener un acuerdo en materia de defensa vigente, fuerzas militares de Brasil y Estados Unidos han firmado otros pactos de defensa vinculados a áreas de cooperación específicas, incluido uno de 2000 sobre el suministro de materiales de defensa estadunidenses. Pero Washington le ha prohibido a Brasilia el suministro de materiales bélicos de origen estadunidense a países como Venezuela.
El acuerdo de defensa brasileño-estadunidense en puerta se pacta pese a otros diferendos en materia comercial entre ambos países, o el hecho de que Brasil se opone a las sanciones de Estados Unidos y sus aliados occidentales a Irán por la cuestión del programa nuclear de ese país.
Al mismo tiempo, el propio ministro Jobim anunció que la próxima semana el presidente Lula recibirá el informe con su parecer sobre la elección del modelo del avión caza que Brasil comprará para modernizar su flota, con que busca obtener la transferencia total de tecnología en la materia.
Brasil se alista para comprar 36 aviones caza por más de 4 mil millones de dólares, que se disputan el Rafaele fabricado por la compañía francesa Dassault –favorito del gobierno–, el Gripen NG de la sueca Saab y el F-18 Super Hornet de la estadunidense Boeing.
El secretario estadunidense de Estado adjunto para América Latina, Arturo Valenzuela, abogó por "bajar la carrera armamentista" al señalar que este tema "va mucho más allá de Venezuela". Dijo que "le damos la bienvenida a que hay en el seno de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) una propuesta en ese sentido".
Añadió que Washington está "preocupado" por algunos "discursos agresivos" y la "lógica armamentista", y que no se pueden "tolerar a estas alturas amenazas bélicas entre países ni tampoco apoyos a grupos terroristas", sin referirse a casos específicos. Dijo que esto también debería preocupar a los demás países latinoamericanos.
El Departamento de Estado recién expresó su preocupación por el anuncio de Rusia de que venderá unos 5 mil millones de dólares en armamento a Venezuela, entre los que se cuentan tres submarinos de tipo Varashavianka, 92 tanques T-72, decenas de blindados BMP-3, 10 helicópteros Mi-28N, aviones patrulla, lanza misiles de bocas múltiples Smerch y sistemas de defensa antiaérea S-300.
No obstante, Valenzuela dijo que Estados Unidos "valora enormemente" el diálogo fluido que sostiene con Cuba y Venezuela frente a la ayuda para Haití, afectada por un sismo.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, descartó desde la ciudad colombiana de Cartagena que haya una carrera armamentista en América Latina. Indicó que siendo objetivos, "las compras son muy inferiores a otras regiones".