Carta a una hija / Responsabilidad y resultados electorales

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Alejandro de Vivar.*

Querida hija:
Entre el ruido de los bocinazos se deslizan tus reproches por el triunfo de Piñera. Me reprochas haber propiciado la anulación del voto, abriéndole La Moneda a la derecha política. Me dices también que las políticas que implementará el nuevo gobierno, tanto en el plano interno como en el internacional, serán regresivas, anulando los avances sociales logrados con la Concertación. Sientes tristeza e ira mientras oyes la algarabía en tu barrio, recordando la infinita capacidad de odio del momiaje.

Efectivamente, un gobierno de Piñera buscará profundizar la expoliación del patrimonio nacional, expoliación iniciada por la dictadura y continuada alegremente por la Concertación. Buscará intensificar la explotación de los trabajadores implantando más ‘flexibilidad laboral’ y cercenando más aún los pocos derechos que les ha dejado la Concertación. Buscará también aumentar el grado de control social, coartando cualquier atisbo de participación, aunque la Concertación le ha dejado poco espacio en este terreno.

Es decir, la obra iniciada por la dictadura, continuada denodadamente por la Concertación (muy aplaudida por los impulsores de la dictadura), ahora será rematada por un hijo de la dictadura.

Reconozco también que contribuí al triunfo de Piñera con el asunto de la anulación del voto. ¿Me hace eso responsable de los significados que le atribuyen al regreso de la derecha al gobierno?

Haciendo abstracción del hecho de que este sistema democrático fue con el que nos conformamos, debemos tener en cuenta que la mitad de los votos válidos fueron para Piñera, lo que representa a la mitad de la población. ¿Acaso, la mitad de la población está equivocada? ¿Son ellos contra nosotros? ¿Cómo es posible que los trabajadores explotados, esquilmados, reprimidos y marginados hayan votado por Piñera?

Veámoslo…

El sistema en el que vivimos tiene dos rasgos fundamentales: 1) se basa en relaciones de producción capitalista, es decir, en la explotación de la fuerza de trabajo por el capitalista, apropiándose de una y mil formas de la plusvalía; 2) la población explotada no es sujeto de la generación de riqueza (es el empresariado), ni es sujeto de la democracia (es la clase política, salvo para las votaciones).

Desde su primer gobierno, la Concertación ha estimulado por todos los medios el fortalecimiento de la burguesía, estableciendo mecanismos en las relaciones laborales que siempre terminan perjudicando a los trabajadores. Las cifras son archi conocidas.

El segundo rasgo es el más preocupante, aun cuando es determinado por el primero: el sistema democrático impuesto concibe a la población como una gran masa de individuos a los cuales hay que gobernar, lo que requiere que esos individuos se dejen gobernar. Y en ese sentido la Concertación fue más eficaz que la dictadura. Los medios y las organizaciones populares que surgieron y se fortalecieron durante la dictadura, fueron hábilmente anulados en … 17 años…

¿En qué quedó eso de ‘gobierno por el pueblo, para el pueblo’?

Intencionalmente he hablado de individuos y de población, no así de pueblo. Como planteé en el artículo Los pueblos no yerran[1], el concepto pueblo implica organización, participación y autonomía, todo lo cual fue escamoteado por la Concertación. Por el contrario, ésta privilegió un Estado fuerte, con una de las mejores policías de la región. Lo mismo con las fuerzas armadas y con los servicios de inteligencia.

Cambió el ropaje: ya no es el enemigo interno, sino la ‘gobernabilidad’ y la amenaza del narco terrorismo.

Llegamos entonces al presente, con un sistema democrático en el que los individuos que conforman la nación votan cada cierto tiempo por personas que los representarán (signifique lo que signifique esa representación). El sentido de colectivo, el sentido de comunidad que reconstruimos durante la dictadura es lo que nos permite valorar los procesos como seres sociales y comportarnos como seres solidarios, como seres socialmente responsables.

Ese sentido de colectivo fue destruido sistemáticamente por la Concertación, volviéndonos seres políticamente primitivos que apelamos a nuestras emociones y a lo que entendemos de los medios y de todo un sistema que busca anularnos como seres sociales, para expresar un deseo en una papeleta.

Un resultado electoral en este sistema no tiene más significado que alguien ganó y alguien perdió. La burguesía ganó, el imperialismo ganó, la clase política ganó. El significado hubiera sido el mismo si hubiese ganado Frei. Asignarle otro significado más trascendente es totalmente ilusorio. Y, en definitiva, los trabajadores perdían de todos modos, así como América Latina[2].

Si este es el sistema democrático con el que nos conformamos, aceptemos sus resultados. Si no, cambiemos el sistema, sin depositar vanas esperanzas en estos votos.

Te besa,
tu padre.

[1] Ver aquí.
[2] Ver aquí.

* Publicado en www.generacion80.cl

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