Carta abierta a la sensatez humana

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Norberto Pedro Urso*
 
Texto que también podría haberse publicado baho el título "Fábula del fiscal y la zanahoria".    
Para que un burro tire del carro hay que ponerle una zanahoria adelante. El burro sabe que algún día la alcanzará. El amo cada tarde le repite que descansando por la noche, a la mañana siguiente tendrá más fuerza y el burro casi todas las noches sueña con la zanahoria; sueña que está en una pradera corriendo casi sin sentir el pasto hasta llegar a un silo donde hay cientos de zanahorias.
 
Al otro día, todo esta preparado para que siga la esperanza y mientras tanto el carro va para adelante.
 
La zanahoria es lo único que ve. El burro solo tiene rebuznos para ella y hoy seguro que la alcanza. A él le han contado de muchos burros que han alcanzado la zanahoria; de eso charla cuando lo dejan pastando con otros colegas mientras su dueño vende los huevos en el mercado.
 
Ese día ha sido excepcional y al hombre le da pena su burro, entonces cuando llegan a la casa le obsequia un trocito de zanahoria.
 
‘Se conforma con poco – piensa el hombre – basta una migaja para hacerlo feliz, y eso que te he tenido años prometiéndote la zanahoria ‘  le dice al burro, pensando que la bestia no entiende.
 
‘Que tonto eres, hijo mío ‘ y durante algunos años más vuelve a ponerle la zanahoria por delante.
 
Cuando en el año 2007 fuimos convocados como testigos por el Doctor Félix Crous, representante del Ministerio Público Fiscal en la causa contra los responsables de la subzona 16, y por ende del centro clandestino de detención Mansión Seré, Brigadier Hipólito Rafael Mariani y Brigadier Cesar Miguel Comes, ante el T.O.F. N° 5, nos invadió un sentimiento de esperanza. Más aún cuando con tono sereno y displicente nos afirmo que esta era una causa que ya estaba probada y que los represores iban a terminar condenados; "solo era un tramite".
 
Confiados y dispuestos creímos que luego de tantos años de lucha para que la justicia prime ante la impunidad por fin íbamos a lograr nuestro tan ansiado objetivo, cárcel común para quienes durante la última dictadura militar fueran los máximos responsables de la comisión de delitos aberrantes contra la dignidad humana en la zona oeste del Gran Buenos Aires.
 
A partir de ese momento esperamos el inicio del juicio con serenidad, la que al cabo de la primera audiencia se desmorono abruptamente. Otra vez miembros de la Fuerza Aérea Argentina responsables de la represión criminal comenzaban a transitar nuevamente el camino de la impunidad, esta vez con la anuencia del Ministerio Público Fiscal.
 
El responsable de la alevosa felonía era el Doctor Felix Crous. La sensación que vivimos fue la misma que cuando el tribunal que juzgo a las Juntas Militares condeno al máximo responsable de la Fuerza Aérea Argentina Brigadier General Agosti a la irrisoria pena de cuatro años y seis meses de prisión por encontrarlo responsable de ocho delitos de tormentos reiterados y de robo reiterado en tres oportunidades.
 
En esta ocasión, ante la requisitoria de la querella solicitando al tribunal que ordenara cárcel común para los imputados mientras se sustanciara la causa, quienes llegaron a esta instancia en libertad, a su turno el doctor Crous desestimo la solicitud aduciendo que consideraba que no existía riesgo de que se profugaran, por lo que estimaba que debían seguir en libertad. Vergonzoso.
 
Pero aún su actitud fue mas deleznable cuando a requisitoria del tribunal tanto Comes como Mariani se avinieron a declarar. Ante el desconocimiento absoluto que manifestaron ambos procesados sobre los cargos que se les atribuían, el Doctor Crous no fue claro ni lo suficientemente incisivo para intentar probar la comisión de los delitos imputados. Una vez concluida la audiencia algunos de los presentes en la sala manifestaron que cuando el fiscal interrogaba daba la sensación que lo estaba haciendo la defensa de los acusados. Increíble, una nueva traición a un grupo de victimas del terrorismo de estado se comenzaba a consumar.
 
Un día, el burro ante un infortunado movimiento cayó a un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el amo trataba de buscar la salida para salvarlo. Luego de evaluar la situación entendió que realmente no valía la pena sacar al burro ya que el animal se había puesto viejo y el pozo ya estaba seco por lo que de todas formas necesitaba ser tapado.
 
Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró desconsoladamente. Minutos después y luego de unas cuantas paladas de tierra el animal se aquietó.
 
El campesino miró al fondo del pozo y una profunda sensación de sorpresa lo conmovió. Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: Se sacudía la tierra y daba un paso hacía arriba. Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando.
 
          Seria bueno que quienes representan al estado en defensa de la ciudadanía y suponen que con una zanahoria nuevamente nos van a engañar, tengan presente que la lucha que emprendimos hace muchos años decena de miles de  jóvenes que no perseguíamos otro objetivo más que el de creer que una sociedad justa era posible y que por ello fuimos salvajemente reprimidos por un estado terrorista, podemos salir de los más profundos huecos pues jamás nos vamos a dar por vencidos, por lo que vamos a usar toda la tierra que nos tiren encima para seguir adelante en pos de lograr la tan anhelada justicia. Téngalo presente doctor Crous.
 
 
*Ex detenido-desaparecido del CCD Mansión Seré.
Autor del libro Mansión Seré, un vuelo hacia el horror.

 

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