Chávez, Lula. – ENTRE LA DEPENDENCIA Y LA INDEPENDENCIA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

No estoy seguro de que sea así. Es muy posible que Chávez, bolivariano como es, sin quererlo para su persona, haya tenido que asumir el liderazgo de la integración latinoamericana, cuyo punto de partida es la energía. Ningún otro dirigente político tiene el carisma y los recursos para llevar a cabo esa labor, imprescindible para la independencia y soberanía de América Latina.

En el caso de Lula tengo mis dudas, porque la oligarquía brasileña siempre ha aspirado –dado su poder económico– a controlar al resto de la región. A hacer el papel, como lo llama el sociólogo argentino Atilio Borón, de subimperialismo regional, dependiente a su vez del gobierno de Estados Unidos. Y Lula ha seguido la línea de la oligarquía y la burguesía de Sao Paulo, la más poderosa de todas.

Lo cierto es que en las giras que hicieron Lula y Chávez por varios países de América Latina, las diferencias de objetivos fueron más que evidentes. No sin razón, el periodista y politólogo uruguayo Raul Zibechi llamó al periplo de Lula “segunda gira del etanol” –en alusión a la visita del presidente George W. Bush en marzo del presente año–, mientras que a la de Chávez la calificó de gira para promover “acuerdos que impulsan la integración”.

Lula en marcha

Lula visitó México, Nicaragua, Honduras, Panamá y Jamaica con el objetivo de promover los agrocombustibles, especialmente a partir de la caña de azúcar y del maíz, y establecer acuerdos para que sean empresas brasileñas las que destilen el alcohol. En México firmó importantes acuerdos en la rama de la prospección y explotación petrolera con el presidente Felipe Calderón.

La transnacional PETROBRAS realizará perforaciones en aguas profundas del Golfo de México, a cambio de una parte de los hidrocarburos que se obtengan. La oposición mexicana, sobre todo aquella que se opone a la privatización de PEMEX, denunció, creo que no sin razón, que este es un paso más para que el petróleo mexicano pase a manos de las transnacionales petroleras, pues detrás de PETROBRAS “vendrán las otras”, como alertó el líder del Partido Revolucionario Democrático (PRD) Andrés Manuel López Obrador.

Como apunta Raúl Zibechi, en su artículo Dos Giras, dos caminos, Lula dijo que cuenta con el apoyo de México “en la campaña para establecer un mercado mundial de combustibles más limpios, baratos y renovables”. También le expresó al presidente mexicano que “Juntos podemos constituir una potencia económica mundial”. Tal vez esta sea la mejor expresión del pensamiento del mandatario brasileño.

¿Y el resto de los países, qué?

Al parecer, el presidente brasileño no toma en cuenta el incremento de los precios del maíz, el trigo, la soya y otros granos, como consecuencia de su uso para producir agrocombustibles. Eso significa menos posibilidades de alimentación para la población más pobre del planeta, unos 3 mil millones de personas. No por gusto en este mandato se olvidó de reafirmar su promesa de garantizar tres comidas diarias a todos los brasileños.

Tampoco tuvo en cuenta la respuesta del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cuando le ofreció apoyo para convertir ese país en el pionero de los agrocombustibles en Centroamérica. Ortega le respondió que “Es completamente inadmisible y un crimen producir etanol derivado del cultivo del maíz”. En realidad, es un verdadero genocidio, pues puede provocar la muerte por desnutrición de millones de personas.

En Jamaica, Lula inauguró una planta para deshidratar el etanol (alcohol absoluto), construida con capitales jamaicanos y brasileños. Mientras, en Honduras y Panamá firmó acuerdos para producir etanol a partir de la caña de azúcar.

Zibechi recuerda, en su artículo ya mencionado, que los motivos de fondo de Brasil para expandir el etanol en esa región “…es usar América Central como plataforma de exportación de etanol a Estados Unidos; esos países tienen acuerdos de libre comercio con los americanos (sic) y no tienen límites para la exportación de etanol”.

Brasil está limitado en sus volúmenes de exportación de etanol a Estados Unidos, que es el principal productor, y tiene que pagar un arancel de 52 centavos dólar por galón. ¿Llegará el gobierno brasileño a firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos después de haberse negado durante tanto tiempo? Al paso que marchan las cosas, es posible. La “zanahoria” del etanol funcionó, a pesar de todas las advertencias sobre las consecuencias que puede traer para el propio pueblo brasileño.

Chávez camina

Como apuntan Atilio Borón y Raúl Zibechi la gira de Chávez fue diferente. Llegó a acuerdos para el suministro de gas con Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador, además de la firma de protocolos para la construcción de plantas regasificadoras. Una en Bahía Blanca, Argentina, y otra en Uruguay para duplicar la capacidad de refinación de una planta.

También firmó con Uruguay un tratado de Seguridad Energética, mediante el cual se crea una empresa mixta para extraer crudo de la Franja del Orinoco. Así Uruguay se asegura el abastecimiento de energía a largo plazo. También en Argentina Chávez firmó un acuerdo para la compra de 500 millones de dólares en bonos y se comprometió a comprar una cantidad similar en unos meses. Como se conoce, Argentina no tiene acceso a créditos internacionales desde la crisis del 2001.

En su visita a Ecuador, Chávez rubricó un acuerdo con su homólogo, Rafael Correa, para la inversión de US$ 5.000 millones en una refinería en la provincia de Manabí, que podrá procesar 300.000 barriles diarios de petróleo. Un hecho que da la medida de lo que es el subdesarrollo, es que Ecuador, país productor de petróleo, no tiene refinerías capaces de cubrir la demanda interna de gasolina, por lo que tiene que exportar el hidrocarburo e importar gasolina.

En Bolivia, Chávez y Evo Morales firmaron un acuerdo destinado a la creación de una empresa petrolera mixta, llamada PetroAndina, que tendrá como primer proyecto invertir US$ 600 millones en la exploración y explotación en el norte del departamento de la Paz y en el de Tarija. Con posterioridad, Chávez, Evo y el presidente argentino, Néstor Kirchner, se reunieron en Tarija para dar un nuevo impulso al proceso de integración.

Entre otros acuerdos, estuvo el impulso a las obras de la planta separadora de líquidos del gas, que se edifica en Tarija, con un crédito argentino de 450 millones de dólares. Según el mandatario argentino, esa planta será decisiva para la construcción del gasoducto del Noreste Argentino.

Esa vía, agregó, será vital para el futuro Gasoducto del Sur, en el que participan también Brasil, Uruguay y Paraguay. Kirchner invitó a todos los gobiernos de la región, además del mexicano, a sumarse a ese tipo de proyecto y a otros como el Banco del Sur que, después del primer impulso ha caído en los trámites burocráticos de aquellos que no desean que esa idea prospere.

Por su parte, el presidente Chávez insistió en la necesidad de forjar en las actuales y en las nuevas generaciones una conciencia de pertenencia a una sola nación, como le llamó Simón Bolívar, conformada por muchas repúblicas. “Solo el día que tengamos construida esa gran Patria, podremos decir que somos libres e independientes de verdad dentro de la visión multipolar del mundo”, recalcó.

Por último, los días 10 y 11 de agosto, en la Cumbre de PetroCaribe, celebrada en Caracas, con la asistencia de 14 naciones del Caribe, y las nuevas incorporaciones de Nicaragua y Haití, Chávez propuso, y fue aceptado, la firma de un tratado de Soberanía Energética del Caribe. El presidente venezolano se comprometió a que no falte la energía en esas naciones pobres en los próximos 100 años.

Giras, jiras, yiras

Salta a la vista la enorme diferencia entre las dos giras, la de Lula y la de Chávez, lo que presagia no pocas dificultades al proceso de integración latinoamericano. Chávez habla de integración, de complementación, de ayuda, de crear la Patria Grande. Lula habla de comercio y etanol, a sabiendas que los agrocombustibles lo único que dejaran será más dependencia, miseria y subdesarrollo, pero es un gran negocio para la oligarquía brasileña y sus aliados estadounidenses, entre ellos el hermano del presidente, Jeb Bush.

Durante la VI Cumbre Social, celebrada en Caracas, Chávez reconoció que la construcción del Gasoducto del Sur estaba en el limbo, debido a los trámites burocráticos en Brasil y a las campañas de los medios de prensa que pretenden crear la alarma con el hecho de que se establecería una dependencia grande del gas venezolano.

Lo mismo sucede con el Banco del Sur, y por las mismas razones. El Banco, que facilitaría créditos para el desarrollo de los países miembros, debía entrar en funcionamiento en el presente mes de agosto. Ahora se posterga para noviembre. Según el presidente argentino, noviembre debe ser la fecha tope, y aunque invitó a todos los gobiernos a participar, dijo que el Banco va a comenzar su trabajo de un modo o de otro.

Atilio Borón, en su artículo titulado Chávez: sí, pero no recuerda la frase de Simón Bolívar “he arado en el mar” para señalar que, tal vez, a Chávez le ocurra lo mismo. En definitiva, lo que estamos presenciando es la manifestación de dos corrientes políticas en América Latina. La que aspira a la verdadera y definitiva independencia económica y política de la región, y la que pretende mantenerse bajo el ala neoliberal y la protección norteamericana.

Y planteaba el prestigioso sociólogo argentino: “¿Chávez arando en el mar? Tal vez sí, si sus referentes son los gobiernos de la región; pero no cuando se toma en cuenta la creciente proyección de su ejemplo, sus iniciativas y proyectos entre los movimientos sociales y las fuerzas populares de la región. Y serán éstas, no aquellas quienes, más pronto que tarde, tendrán la última palabra”.

Ojalá tenga razón, como otras muchas veces, el sociólogo argentino, porque lo peor que pudiera pasarle a los pueblos de la región es que por la desidia, el acomodamiento y la fuerza de las oligarquías y burguesías dependientes latinoamericanas, se perdiera esta oportunidad liberadora. Se perdiera la oportunidad de forjar la Patria Grande, justa y equitativa para todos. El tiempo dirá. Mientras tanto, hay que luchar para que Chávez no “are en el mar”.

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* En http://progreso-semanal.com.

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