Chile. – CHOMSKY Y OTRA TORMENTA
Algo dirá Noam Chomsky. Detrás del marco del Primer Congreso Internacional de Lenguas y Literaturas Indoamericanas y de Las XII Jornadas de Lengua y Literatura Mapuche, a realizarse entre el 16 y 20 de octubre de 2006, se ha previsto que el profesor estadounidense dialogue con estudiantes, académicos y representantes de la nación mapuche.
Si bien el segundo de esos encuentros podría limitarse a cuestiones profesorales y teoréticas, es muy posible –por ese imperativo, que Allende llamaba biológico en la juventud– que los alumnos pretendan conocer un poco de la carne del esqueleto conceptual del ilustre visitante. Al fin y al cabo conocer a un intelectual lúcido y comprometido y no inquirir sobre su compromiso, poner a prueba su lucidez, parecería en una «once» bien dispuesta comer tostadas sin mantequilla.
En cuanto a los mapuche… Chomsky ha expresado su solidaridad ante los atropellos que sufren; lo hizo ayer no más cuando la huelga de hambre de los cuatro comuneros condenados por leyes de la dictadura invocadas por un abogado de la democracia –y aplicadas por un tribunal en absoluto independiente que debió haberlas declarado, a las leyes, insubsanablemente nulas.
Desde luego es lícito suponer que ya en su conferencia inaugural el visitante no se ajustará a un canon «esterilizado». Disertará, se ha informado, sobre el mentado fenómeno de la globalización mirada desde los poco más de 500 años del descubrimiento europeo de América.
Entre otros asuntos temáticos ocuparán a los asistentes al Congreso las lenguas en riesgo de extinción, lingüística comparativa, literatura e historia. Se espera la asistencia de 130 investigadores y profesores chilenos y de otros países. Todos ellos discutirán con delegados o representantes mapuche, que lo harán probablemente en mapuzungún.
Con los mapuche Chomsky –que no se reconoce integrante de partido político alguno– se reunirá, al menos una vez, sin testigos. Uno de sus interlocutores será Juan Pichún, el jefe de la perseguida familia Pichún.
Atmósfera pesada
El clima social del Gulumapu dista de ser primaveral. Aunque no hay mayores indicios de protestas durante la realización del congreso, no caben dudas de que la nación mapuche ha resuelto una nueva ofensiva por sus derechos y en demanda de justicia.
Escribió el periodista Pedro Cayuqueo en el periódico Azkintuwe: «Una veintena de organizaciones mapuche de Chile y el extranjero, señalaron en Temuko a través de una declaración pública que comuneros y dirigentes mapuche, acusados de atentados incendiarios a empresas forestales y que están encarcelados en el sur de Chile, podrían ser inocentes. ‘Desde hace varios años existen antecedentes que podrían demostrar que se tratarían de montajes perpetuados, a lo menos, por entidades de seguridad vinculadas a las empresas forestales, hechos que requieren ser investigados a la brevedad’, indicaron.
«A juicio de las organizaciones, existirían en la zona mapuche personas condenadas incluso a penas que superan los 10 años de cárcel, ‘de manera absolutamente desproporcionada y con denuncias locales e internacionales de vicios procesales, por atentados incendiarios a los que se le ha dado la categoría de terrorismo, en tiempos, donde a la vez, las mismas empresas han sido acusadas por auto-atentados'».
(www.azkintuwe.org).
Uno de los autores de esos autoatentados se suicidó, probablemente por imperativo de su conciencia. La empresa donde se idearon los actos juzgados como terrorismo es propiedad de la familia Angelini.
Más de cien mapuche, incluyendo un numeroso grupo de dirigentes comunitarios, están sometidos sometidos a proceso y se se les aplica –por protestas en la vía pública o meras sospechas de vaya uno a saber qué– la ley de seguridad interior del Estado o aquella referida a «conductas terroristas». Los afectados y sus comunidades pretenden la investigación imparcial de los actos de persecución –que conforman a su juicio discriminación étnica y cultural– en su contra.
Chomsky se llevará de Chile un buen paquete de información.