Chile: El Estado proteje la depredación salmonera

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Esta vez fue el turno del subsecretario de Pesca, Felipe Sandoval, quien destacó  la capacidad de la industria salmonera de autorregularse y cumplir así con las exigencias medioambientales del país. Las declaraciones del funcionario de gobierno no cayeron bien en las organizaciones ecologistas y fustigaron duramente a Sandoval.

“Sus argumentos se enmarcan dentro de una visión errada del concepto de sustentabilidad. Se borra del mapa el rol que le corresponde a la autoridad pública en esta materia, sobre todo considerando su rol fiscalizador, tan necesario en estos tiempos donde las decisiones se toman exclusivamente desde la esfera privada.

«En segundo lugar, se asienta el precedente de dejar a la mera ‘voluntad’ de las empresas las decisiones que entran más bien en el campo de las políticas públicas”, señaló el economista de Fundación Oceana, Cristián Gutiérrez.

De las declaraciones del subsecretario se desprende, eso sí, el reconocimiento de la escasa capacidad que tienen las autoridades para estudiar, controlar y monitorear a las empresas salmoneras. A juicio de Gutiérrez, “queda en evidencia la nula voluntad política del Gobierno para enfrentar decididamente las graves fallas que presenta esta actividad económica, algo que Oceana ha denunciado hace ya bastante tiempo”.

Sandoval defiende a las salmoneras argumentando que el cumplimiento de los altos estándares ambientales por parte de las industrias del rubro se explica por  la conciencia que tendrían los consumidores de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, estas afirmaciones “están fuera de lugar, ya que precisamente las graves denuncias sobre uso de sustancias prohibidas, como el verde malaquita, son producto de la detección de desembarques de salmón chileno en Holanda hace un tiempo atrás, hecho que fue minimizado en su momento por parte de las autoridades chilenas”, añade Cristián Gutiérrez.

 

El subsecretario de Pesca también afirma que la pesca extractiva está “estancada”. Sin embargo, para Océana “esto demuestra que no asume que eso se debe fundamentalmente a la institucionalidad pesquera que él mismo ha defendido y que ha provocado el colapso de las principales pesquerías. Además, desconoce la fuerte influencia que genera la actividad salmonera sobre la sobreexplotación de las especies pelágicas de las cuales se elabora la harina de pescado, principal alimento de los salmones.

“Hay que considerar que para producir un kilo de salmón se requiere entre 2,5 y 5 kilos de pescado natural como alimento. Esto ha llevado a que más del 50% de la producción nacional de harina de pescado se dirija a la salmonicultura, lo que dado a sus altas tasas de crecimiento implica una fuerte presión sobre las biomasas y ecosistemas marinos de nuestro país”.

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* Periodista

 

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