Chile, el molibdeno y Cochilco

Rolando Castillo.*

El año pasado consulté al Servicio de Aduanas respecto de la razón que tiene para no exigir la declaración del molibdeno y azufre contenidos en las exportaciones de concentrados de cobre que lleva a efecto minera La Escondida, toda vez que el contenido de molibdeno en los concentrados de cobre es plenamente conocido, más aún cuando el señor Diego Hernández, a la sazón presidente de BHP Billiton Base Metales, dueña de La Escondida , y hoy presidente de Codelco, aseguró que la producción del referido metal estaría esperada para el segundo semestre del año 2010 y que el costo de la planta sería, aproximadamente, de US$ 150 millones.

Del mismo modo se manifestó que la producción esperada era de 3.600 toneladas anuales de molibdeno que, al valor actual de US$ 15,5 la libra, da un valor de US$ 123 millones que se “regalan” pues no están negociados entre vendedor y comprador.

Como la respuesta dada por este servicio no fue satisfactoria, recurrí a la Contraloría General de la República, para que analizara, en el ámbito legal, la ambigua respuesta de Aduana. El organismo contralor, coincidió plenamente con la respuesta dada por el Servicio de Aduanas, pero debido al carácter técnico del asunto, resolvió remitir la consulta a la Comisión Chilena del Cobre, Cochilco, quien coincidió, también, con lo expresado por Aduana y Contraloría, y agregando, lo siguiente:

“… Desea poner de manifiesto que los elementos azufre y molibdeno, contenidos, en los embarques de concentrados, no son objeto de negociación entre la parte compradora y vendedora, atendido el hecho que la práctica comercial no los considera elementos pagables.”

“A mayor abundamiento he de mencionar a US. que esta Comisión, en el desempeño de sus funciones fiscalizadoras de las exportaciones de cobre y sus subproductos no ha conocido, a la fecha, de contratos comerciales de compra-venta de concentrados que consideren a estos elementos como objeto de negociación”. Copia de la respuesta de Cochilco a la Contraloría, obtuve por la Ley de la Transparenci.

Resulta increíble que a este alto organismo de control no le llame la atención el hecho de que Cochilco reconozca la existencia de molibdeno y azufre en los concentrados de cobre que exporta el país y después acepte que estos metales, producto de nuestro suelo, al no ser objeto de negociación entre las partes no tienen valor alguno. También resulta “extraño”, por decir lo menos, que sean las mismas empresas las que decidan que el molibdeno no se pague, en circunstancias que llegó a tener un valor de US$ 36 la libra, 9 veces más que el cobre, y que hoy se cotiza en un promedio de US$ 15, 5 la libra.

Según la Constitución, la finalidad del Estado es promover el bien común, y además establece que todos los recursos mineros pertenecen al Estado, sin embargo Cochilco, y en subsidio la Contraloría, que son entes especializadas del Estado, no promueven el bien común, más bien permiten que los intereses de empresas extranjeras primen sobre el interés nacional, al consentir que se lleven los recursos no renovables del Estado sin pagar por ellos, simplemente porque ellas mismas decidieron que no son objeto de negociación entre la parte compradora y vendedora.

Sin embargo dichos elementos, una vez en el extranjero, sí pasan a ser objeto de negociación.

Más allá de los reparos constitucionales, la respuesta de Cochilco es aún más grave, en razón que este es un organismo público creado en 1976 por el DL 1.349, al cual se le entregaron en forma expresa las herramientas legales para proteger el interés del Estado en todo lo que se refiere a la industria minera, al establecer que Cochilco:

“Tiene por objeto servir de asesor técnico especializado del Gobierno en materias relacionadas con el cobre y sus subproductos y con todas las sustancias minerales metálicas y no metálicas, con excepción del carbón y los hidrocarburos, y desempeñar las funciones fiscalizadoras y las demás que le señala el presente decreto ley.”

Por mandato de su ley orgánica Cochilco tiene que ver con el cobre y sus subproductos y con todas las sustancias minerales metálicas y no metálicas, es decir: todas aquellas más allá del molibdeno y el azufre.

Resulta que entre los subproductos existen, además, otros metales de muy alto valor tales como el renio, paladio, platino. De todas esas sustancias, Cochilco no se preocupa porque no son objeto de negociación cuando salen de Chile, pero sí son objeto de negociación cuando han salido de nuestro país. ¡Increíble!

Es Cochilco que por mandato de su Ley Orgánica, DL 1349 letra c), de su artículo 2º, debe:
c) Proponer al Gobierno, a través del Ministerio de Minería, la formulación de las políticas generales necesarias para proteger los intereses nacionales en la comercialización del cobre y sus subproductos, especialmente en lo que se refiere la regulación de sus precios, mantenimiento o ampliación de sus mercados, mejor distribución de ellos, o para contrarrestar cualquier acción que tienda a controlarlos o restringirlos unilateralmente”.

Al fundir y refinar los concentrados en Chile, todas las sustancias contenidas son obtenidas en Chile y son pagadas al ser exportadas, y por esa razón las transnacionales prefieren exportar concentrados, puesto que las empresas saben que Cochilco no cumple sus obligaciones de fiscalización de estas sustancias.

Evidentemente que el culpable final de todas estas millonarias pérdidas para el país, no es solo Cochilco y Aduana, sino que todas las autoridades a las que les corresponde conocer de estos hechos.

El pueblo chileno, el simple ciudadano, también es culpable por consentirlo, pero estos ciudadanos quizás tengan una disculpa ya que, por lo general, desconocen cómo nos expolian las mineras extranjeras toda vez que este tipo de información no aparece en los medios escritos en papel, ni menos aún en televisión.

* En www.elciudadano.cl

Addenda
En el portal de COELCO, página Zona Cobre (www.codelco.com/cu_zonacobre) puede leerse:

Molibdeno
La producción de cobre de Codelco deja un importante subproducto, el molibdeno. Se trata de un elemento metálico utilizado como materia prima para aceros especiales y algunas otras aleaciones a las cuales aporta sus propiedades: resistencia a la temperatura y la corrosión, durabilidad y fortaleza.
     
El molibdeno no existe en estado puro en la naturaleza, siempre aparece asociado a otros elementos, como por ejemplo los minerales sulfurados de los cuales también se obtiene cobre.

En la tabla periódica de los elementos el molibdeno aparece identificado con el número 42 y el símbolo Mo. Se funde a una temperatura de 2.610 grados centígrados.

Su nombre proviene del griego molybdos que quiere decir "parecidos al plomo", y hace referencia a su aspecto gris oscuro. Aunque se supone que en tiempos antiguos eran conocidas algunas de sus propiedades, este elemento fue identificado recién a fines del siglo XVIII.

Pasó un siglo antes que fueran conocidas las ventajas de su uso en aleaciones de acero. Durante la Primera Guerra Mundial, cuando la demanda de tungsteno casi agotó las existencias, este metal fue reemplazado con molibdeno y eso detonó su uso comercial.

El molibdeno sirve primordialmente para la fabricación de aceros más resistentes, pero también es utilizado como componente de superaleaciones, de aleaciones con níquel, y en industrias como las de lubricantes, químicos y electrónica.

Las mayores reservas de molibdeno están en Estados Unidos, con Chile en segundo lugar. Codelco es una de las principales empresas productoras de este elemento metálico en el mundo, con unas 24.000 toneladas métricas cada año.

Codelco forma parte de la International Molybdenum Association (http://www.imoa.info/), la organización internacional que promueve el uso del molibdeno.

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