Chile: El retorno de la peste negra…

Lili Marleen oder Horst Wessel lied?

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En la primera mitad del año 1973 salí de Chile por la primera vez. En dirección a Berlín, a formar parte del Comité Organizador del 10º Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en representación de la juventud chilena. Las elecciones legislativas del año 1938 le habían dado a Hitler un 99,1% de los votos, habiendo votado el 99,59% de los inscritos. Los nazis obtuvieron 813 diputados de… 814.

Paul Schaefer en excelente compania
El nazi pedocriminal Paul Schaefer en la excelente compania de JA Kast

En 1973 hacían apenas 28 años del fin de la segunda guerra mundial, y Berlín se quedó incrustada en mi memoria como una gradación de colores grises, de una tristeza a llorar a gritos. Imágenes que se confundían con lo visto en el celuloide, en las raras tomas realizadas por reporteros de guerra, con monumentos que aún restaurados me parecieron el escenario de los desfiles de las Schutzstaffel (SS) en tiempos de Hitler.

Preciso que se trataba de la Alemania Democrática, o Alemania Oriental como decían en el “mundo libre”, ese que tanto hizo para salvar nazis que huyeron vía Bolzano (Italia del norte) con la ayuda del Vaticano, o por intrincadas e inverosímiles rutas que llevaban a New York, a París, e incluso a Londres: parte de la ciencia del Reich fue reutilizada como compensación por el desastre generado en la conquista del preciado Lebensraum (espacio vital).

Para no mencionar el flujo de criminales nazis que llegó huyendo a América del Sur, principalmente a Argentina, Chile y Bolivia. Como un tal Paul Schaefer, nazi, pedocriminal y muy cristiano fundador de Colonia Dignidad.

O bien Klaus Barbie, jefe de la Gestapo en Francia, torturador y asesino del jefe del Consejo Nacional de la Resistencia, el héroe Jean Moulin, que huyó a Bolivia. Klaus Barbie fue extraditado, juzgado y condenado a reclusión criminal a perpetuidad en Francia, por crímenes contra la Humanidad.

Afortunadamente estaban los jóvenes alemanes, quienes poco o nada tenían que ver con la sucesión de guerras que durante siglos impulsaron godos, prusianos, alemanes, teutones y otros bárbaros, y que parecen inspirar hoy al demócrata-cristiano Friedrich Merz –Deutsche Bundeskanzler– que proclama su ambición de reconstruir un poderío militar del cual no oculta la nostalgia.

Las empresas son las mismas que equiparon al ejercito nazi: Rheinmetall-Borsig, Thyssen-Krupp, etc. Puede que Friedrich Merz quiera ver –una vez más– una bandera roja ondeando sobre el Reichstag… anda tú a saber.

Esos jóvenes alemanes me visitaban en mi pequeño apartamento situado en Mollstrasse, cerca de la Alexanderplatz y no lejos de la Unter den Linden, para conversar de lo humano y de lo divino. Ellos imprimieron en alguna parte de las circunvoluciones segunda y tercera de mis lóbulos temporales das kleine bisschen de idioma alemán que aun no desaparece.

Mis recuerdos van hacia una bella rubia –Gabriele– que me presentó a sus padres, los cuales intentaron convencerme insistentemente de que ellos siempre fueron reacios a las locuras de un cierto Adolf, de que detestaban la guerra y seguían siendo una suerte de amigos entrañables de la Humanidad, de esos que ya no llegan.

Hasta que un día Gabriele me confió –en la más grande y absoluta de las discreciones– que su padre guardaba religiosamente en su bodega del subterráneo un ejemplar de Mein Kampf.

Yo recién descubría el mundo, y ese detalle me hizo comprender que hay epidemias, pestes, plagas y contagios recurrentes.

: Más allá de un papel, yo y toda la ...
Kast y el vínculo nazi de su padre

La causa del “retorno” de la peste negra –para dar un ejemplo– es inquietante: hasta hace algún tiempo muchos creían que los brotes se debían a la reintroducción repetida de la bacteria Yersinia pestis, causante de la enfermedad, a través del comercio con China. Un nuevo estudio indica una verdad más inquietante y misteriosa: es posible que la peste nunca haya salido de Europa.

Con el nazismo pasa lo mismo: no ha regresado ni a Europa, ni a Chile: la verdad es que nunca se fue. Llegó para quedarse, gracias a la comunidad de intereses que existe entre sus organismos patógenos: bacterias, virus, kistes, capitalistas, inversionistas, cierto tipo de empresarios y esos agentes inmigrados desde la Europa colonialista que hacen de perforina, una proteína que crea poros en la membrana celular, permitiendo la entrada de otros factores que facilitan los contagios.

En honor a la verdad, no sólo hay agentes patógenos inmigrados desde Europa que hacen de perforina: Concertación, progresistas de todo pelaje y el llamado Frente Amplio se encargaron, en Chile, de crear las condiciones para la llegada de la peste actual. Los resultados de la elección presidencial no son el producto del azar.

Aun en estos momentos de desamparo tenemos que saber que las pestes y los cánceres se combaten y pueden ser derrotados. Para comenzar es preciso llamar las cosas por el nombre que tienen.

Un führer es un führer, un nazi es un nazi, y la costra política parasitaria es exactamente eso: una costra política parasitaria. Unos y otros no pierden nada por esperar: serán barridos tarde o temprano. A eso hay que dedicarse.

La Horst Wessel lied –himno nazi– fue prohibido. Lili Marleen, que comenzó como himno nazi, terminó como canto de resistencia en la voz de Marlene Dietrich.

Personalmente no tendré que escoger, visto que aun resuenan en mis oídos los compases de El Pueblo Unido.

 

* Hoy ingeniero del CESI (Centre d’Etudes Supérieures Industrielles, París, Francia), fue profesor invitado del Institut National des Télécommunications de Francia y Consultor del Banco Mundial. En su juventud fue dirigente estudiantil en la Universidad Técnica del Estado , miembro del ejecutivo de la Federación de Estudiantes, FEUT (1966-1967) ypresidente del Centro Alumnos EUCC (1967-1968)

 

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