Chile, elecciones: acuerdo mínimo

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Álvaro Cuadra.*

Según todos los antecedentes, ambas candidaturas de la Concertación tendrán serias dificultades para superar a aquella que representa a los sectores de derecha. Para los sectores democráticos, esta arremetida de la derecha es una clara amenaza que debe ser ponderada en todo su alcance. En el actual cuadro electoral y tras cincuenta años, una candidatura de derecha tiene la posibilidad cierta de obtener un triunfo en las próximas elecciones presidenciales de diciembre y enero.

 

Ante este diagnóstico muy bien fundamentado en varias encuestas que se han ido acumulando desde hace meses, el único candidato democrático que ha asumido una actitud lúcida de responsabilidad política es el presidenciable de la izquierda, Jorge Arrate, llamando a sus contendores a un “acuerdo mínimo”.

La cuestión es clara, los problemas internos de la Concertación han terminado por dividirla. Como en toda disputa interna, hay resentimientos, personalismos y heridas nada fáciles de superar. El poderoso conglomerado oficialista se encuentra debilitado, convirtiéndose en presa fácil de una derecha que no disimula sus apetitos.

Durante años, los sectores de la derecha han soñado con restituir en plenitud el proyecto país que soñaron en dictadura. Muchos de sus rostros, veteranos de entonces, esperan su oportunidad para completar la obra del extinto dictador de la mano del empresario Sebastián Piñera. Mientras los políticos concertacionistas se desgastan frívolamente en minucias, la implacable racionalidad empresarial, política y militar se apresta para su momento de triunfo.

El candidato de la derecha ha sido explícito: su desafío va mucho más allá de derrotar a la Concertación. Se trata, en rigor, de completar la tarea fundacional de la derecha chilena, proyecto iniciado a sangre y fuego en 1973. No estamos ante una improvisación electoralista sino frente a un proyecto histórico y político de envergadura, adverso a toda forma de democracia participativa y cuyos tentáculos visibles se plasman en el Grupo Tantauco.

En pocas palabras, el triunfo de Sebastián Piñera, es, apenas, el primer paso de una estrategia mucho más vasta que intenta superar y corregir los lineamientos económicos, políticos y culturales de la derecha criolla, reorientando la historia del país a partir del mítico Bicentenario.

Sólo una suprema ingenuidad podría llevar a pensar que estamos ante una mera alternancia política. Los años transcurridos desde la salida de Augusto Pinochet no han sido suficientes como para producir un cambio generacional y mucho menos un cambio de mentalidad en los sectores de derecha.

Durante dos décadas, han estado muy activos como una presencia silenciosa en regimientos y cuarteles, multiplicando sus ganancias en sus negocios, parapetados detrás de una Constitución política hecha a su medida, controlando el imaginario social mediante el monopolio de los medios, determinando el curso de las políticas publicas. Muchos de ellos, protagonistas y artífices de la dictadura, ahora sin su uniforme de rigor, los mismos de siempre.


* Doctor en semiología, Universidad de La Sorbona, Francia; investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados, Universidad ARCIS, Chile
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Addenda

Los candidatos a la Presidencia de la República de Chile son cuatro, a saber: Jorge Arrate, Marco Enríquez-Ominami. Eduardo Frei y Sebastián Piñera.

Arrate y Enríquez-Ominami militaron hasta entrado 2009 en el Partido Socialista (uno de los cuatro que conforman la Concertación por la Democracia, coalición en el gobierno; los otros tres son: Partido Demócrata-cristiano, Radical Socialdemócrata y Partido por la Democracia, instrumental, fundado a fines de la dictadura militar-cívica).

El abogado Arrate Mac Niven es candidato de un frente de izquierda agrupado en torno al Partido Comunista de Chile, con apoyo de la Izquierda Cristiana, y disidentes de Partido Humanista, del Movimiento Amplio Social y probablemente contará además con votos de la militancia socialista.

El filósofo y cineasta Enríquez-Ominami Gumucio postula como independiente; ha recibido el apoyo del Partido Humanista, del Movimiento Amplio Social y probablemente contará con votos disidentes de la Izquierda Cristiana y de la militancia socialista.

El ingeniero y empresario Frei Ruiz-Tagle, demócrata-cristiano, ocupó en una oportunidad la Presidencia de la República, fue senador designado y es actualmente senador elegido por votación. Cuenta co los votos de la Concertación y sectores independientes.

El empresario Piñera Echeñique, de familia demócrata-cristiana y él mismo alguna vez simpatizante de esa agrupación, es candidato de un frente opositor de derecha formado por los partidos Nacional y Unión Democrática Independiente; lo apoya el movimiento Chile Primero y probablemente cuente con votos del Partido Regionalista de los Independientes formado por ex demócrata-cristianos.

Los estudios electorales y sondeos de opinión –realizados hasta noviembre– predicen que en las elecciones de diciembre triunfará el candidato Piñera, sin lograr el número de sufragios para ser elegido; en segundo lugar quedaría Frei, luego Enríquez-Ominami y Arrate.

Para el "ballotage" o segunda vuelta, en enero de 2010, los sondeos indican que Pîñera derrotaría a Frei por un margen amplio; sin embargo, si el candidato fuera Enríquez-Ominami y no Frei, éste empataría técnicamente con Piñera, decidiéndose la elección por escasos votos.

Cabe señalar, finalmente, que el padrón electoral chileno no termina de ser representativo de la poblaciòn del país; es un padrón envejecido toda vez que vastos sectores de la ciudadanía –especialmente menores de 35 años– han elegido no inscribirse en los registros respectivos y, por tanto, no votan.

En estricto rigor tres de los cuatro candidatos provienen de la Concertación: Frei, Enríquez-Ominami y Arrate; no pocos analistas convienen en separar del tronco concertacionista a Arrate Mac Niven por ser candidato del PC tanto como por presentar un programa de gobierno profundamente diferenciado del bloque oficialista; no obstante el PC y los partidos de la Concertación han logrado un acuerdo que probablemente facilitaría a aquel obtener dos, quizá tres diputados en las elecciones parlamentarias que tendrán lugar conjuntamente con las presidenciales. El PC, a su turno, se habría comprometido en segunda vuelta dar sus votos a Frei en caso de que sea éste, y no Enríquez-Ominami, el rival de Piñera.

La esencia del llamado acuerdo mínimo, planteado públicamente en la noche del lunes por Arrate a Enríque-Ominami y Frei, es que cualquiera de los tres que salga segundo tras Piñera contará en segunda vuelta con los votos cautivos de los otros dos. Frei no necesitó responder en virtud de las conversaciones sostenidas entre el PC y la Concertación; en cuanto a la candidatura independiente, ésta se ha negado a refrendar ese acuerdo aduciendo confianza de que será la que pase al "ballotage" y argumentando que el voto es responsabilidad íntima de cada elector.
(LN).

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