CHILE ELECCIONES (II) BACHELET VENCIÓ

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

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En Centroamérica sí han habido dos presidentas electas que culminaron sus periodos constitucionales: Violeta Chamorro (Nicaragua 1990-96) y Mireya Moscoso (Panamá 1999-2004). A diferencia de estas dos, Bachelet se reclama socialista y es la primera miembro del mismísimo partido de Allende que retorna a palacio tras el pinochetazo de hace 36 años.

Mientras Allende (1970-73) llegó al poder en alianza con leninistas e hizo nacionalizaciones, Bachelet mantiene 16 años de concertación con el centro democristiano e impulsa el TLC con EEUU. En Perú otra mujer (Lourdes Flores) encabeza las encuestas. Mas, ella no sigue la estrategia de sus correligionarios socialcristianos chilenos de aliarse a la centroizquierda contra la centroderecha, sino una inversa. Esta es más afín a la de la nicaragüense Chamorro que unió a la derecha tras ella.

La socialdemócrata Michele Bachelet es la primera mujer presidenta de Chile al vencer en la segunda vuelta al empresario liberal Sebastián Piñera. Para la Internacional Socialista (IS) ganar Chile es algo clave. Por ello en estos días han llegado a apoyar los mítines de Bachelet desde Felipe Gonzáles y Miguel Bosé hasta Ségolène Royal, la precandidata favorita del socialismo francés.

Para la socialdemocracia Bachelet sería una muestra que es posible compatibilizar una orientación social y pro derechos humanos con una buena relación con los mercados y EEUU, así como ser un factor de «moderación» frente al radicalismo antiimperialista de Evo Morales y Hugo Chávez. La receta chilena consistiría en una prolongada concertación con el centro socialcristiano.

Desde la caída de Pinochet la derecha mapochina no ha podido ganar ninguna presidencial debido a que la Concertación Socialdemócrata/Democristiana polarizaba al país entre quienes estuvieron por el No o el Sí a la dictadura.

Piñera quiso romper esta dicotomía. Fue el primer candidato de la derecha en atacar al hoy procesado ex general y buscó dividir a la Concertación proponiendo a cuadros y electores democristianos hacer un campo «humanista cristiano» contra los «rojos».

¿Fin de la bipolaridad

Tras la victoria de Bachelet es probable que el modelo bipolar chileno vaya empezando a tener que modificarse y que se abra paso a un nuevo sistema basado en cuatro o cinco campos.

La década de los ochentas se fue junto a la dictadura militar. Desde que la democracia representativa retornó en los noventas las presidenciales chilenas quedaban polarizadas entre dos campos: la de los que estuvieron por el No o por el Sí a Pinochet. Esto permitió la sobrevivencia de la Concertación, la misma que ha gobernado 16 años.

Chile es el único país en que socialcristianos y socialdemócratas han compartido tanto tiempo el poder. Ambas corrientes internacionales son las principales fuerzas en la Unión Europea y las coaliciones nacionales entre ambas suelen ser transitorias. El vecino Perú va a tener elecciones el 9 de Abril y existen posibilidades que en la segunda ronda acaben compitiendo la socialcristiana Lourdes Flores y el socialdemócrata Alan García, cuyos partidos jamás han co gobernado.

Sebastián Piñera concibe que, para que la derecha liberal retorne al poder es imprescindible romper este bloque sin precedentes a escala internacional. Su partido (Renovación Nacional) y la Unión Democrática Independiente (UDI) mantienen la Alianza por Chile. Mientras la Concertación tuvo internas entre la democristiana Alvear y la socialista Bachelet, Piñera rehusó a participar en las internas de la Alianza pues sabía que tendría las de perder ante la UDI de Joaquín Lavín, quien tiene más militancia.

El jugó a que fuese la primera ronda quien decida cual de los dos candidatos de la derecha iría a representar a ésta en el balotaje.

Al hacer ello no sólo logró destronar al ex alcalde de Santiago del liderazgo de la derecha sino empezar a minar la unidad de la Concertación. Piñera plantea un doble reto ante el oficialismo. Las anteriores tres presidenciales chilenas fueron ganadas por antipinochetistas que derrotaban a antiguos asociados de la junta.

El espacio de centro o de compañeros de viaje de los socialistas es algo que no estaría dando muy buenos resultados a los ojos de algunos socialcristianos que preferirían que su partido se separe de sus aliados para liderar (como en Perú o Alemania) el campo de la centroderecha.

Un nuevo elemento que tiende a perturbar la bipolaridad es el crecimiento de la izquierda extraparlamentaria encabezada por el Partido Comunista. Esta superó el 5% en la elección presidencial y se acercó al 10% en el parlamento. Sin embargo, debido a que se mantiene el sistema pinochetista de ingreso al parlamento, este sector no logra colocar ningún congresista. Bachelet, para poder conseguir los votos comunistas, ha prometido cambiar las reglas para permitir que la izquierda dura pueda tener sus propios curules.

El triunfo de Bachelet la convierte en la única mujer presidenta sudamericana. Pese a que la socialdemocracia chilena ha mantenido el pinochetismo económico y los Tratados de Libre Comercio, es probable que Bachelet, dado el giro continental hacia la izquierda, adopte algunos giros radicales que terminen dividiendo a la Concertación.

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(*) El autor ha enseñado política chilena y latinoamericana en la London School of Economics. Desde hace 4 meses lucha por encontrar a su hijo José Bigio quien se mantiene raptado.

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