Chile está mal ¿Por qué está mal?

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El desempleo en Chile llega a un 8,7% y el 50% de los y las trabajadoras perciben salarios líquidos inferiores a los 503 mil pesos mensuales. El empleo informal aumenta, de hecho, el 44% de los empleos recuperados después de la pandemia son informales, o sea, no cuentan con ningún tipo de protección social, salud o previsión. El 10% más pobre del país tiene ingresos por debajo de los 100 mil pesos mensuales, en cambio el 100% de quienes perciben los más altos ingresos, supera los 4 millones al mes.

Pero la desigualdad no solo se refleja en los salarios o ingresos. Por ejemplo, en el acceso a la vivienda, actualmente el 53% de los menores de 35 años en 2009 podía comprarse una vivienda, después de 12 años, solo el 27% pueden acceder a este derecho básico y elemental. Ello, trae como consecuencia un aumento considerable de jóvenes demandando arriendos los que aumentan su valor en una proporción mayor al aumento de los salarios.

Sumado a ello, la especulación inmobiliaria que aumentó los precios de las viviendas en más de un 67% haciendo inviable el ejercicio de este derecho a miles de personas. En la salud, la situación es peor, realmente una tragedia. Según el Ministerio de Salud, durante 2022, 38 mil personas fallecieron estando en alguna lista de espera. Otras 5.437 personas fallecieron con alguna garantía GES no atendida. Según la propia ministra de salud 38.564 personas fallecieron sin atención y esperando por una consulta médica o una cirugía.

En educación, los resultados de las pruebas PISA 2022, que evalúa aprendizajes en matemáticas, lenguaje y ciencias mostró como señala el investigador Sebastián Donoso, en Ciper “… el fracaso del modelo de mercado en la educación chilena (..) del cual solo se puede salir reemplazando este modelo de financiamiento por uno consistente con un Estado Social de Derechos”.

En pensiones el panorama no es más halagüeño, al contrario, la mitad de las personas que pudieron cotizar entre 35 y 40 años, lo que es todo un récord, lograron autofinanciar una pensión de vejez inferior a los $275 mil, es decir menos del 60% del ingreso mínimo.

El caso de las mujeres es mucho más dramático, la mitad de quienes se pensionan por vejez, logran autofinanciar pensiones por debajo de los $45 mil. Es tal el nivel de miseria al que se empuja a las personas de la tercera edad, que no sólo deben enfrentar la vida en condiciones de pobreza extrema y abandono, sino que, en este sector es donde se concentra la tasa más alta de suicidios, ocupando Chile una de las más altas de la región, solo superado por Guyana, Surinam y Uruguay.

La pregunta con sentido que habría que formularse es, ¿por qué existe tanta pobreza en el país? Una respuesta inequívoca sería porque existe demasiada desigualdad en la distribución de la riqueza y en la distribución y redistribución de los ingresos, desigualdad que por cierto la clase empresarial y los defensores del actual modelo permanentemente desmienten.

Hay un dato que ayuda a comprender por qué la pobreza es una consecuencia de la desigualdad. Chile ostenta un ingreso per cápita mucho más alto que Argentina, Brasil, México y Colombia y se sitúa como uno de los primeros en toda América Latina.

¿Cuánto es el ingreso per cápita de Chile? Actualmente es de US$30.208. ¿Y qué significa? Significa, supuestamente que ese valor debiera recibirlo cada hombre y mujer de un determinado país. Veamos entonces como está la distribución de este ingreso para los habitantes del país. Al tipo de cambio de $910,06 – los 30.208 dólares anuales se convierten en $27.491.092 al año que, divididos por doce -los meses del año-, correspondería a cada chileno recibir mensualmente la suma no despreciable de $2.290.924.

Sabemos que eso no es así, puesto que la mitad de los hogares no alcanzan a recibir más de $503.000 mensuales. ¿Qué pasa entonces con toda esa riqueza? Está muy mal distribuida y por ende, muy concentrada en pocas manos. Un solo ejemplo, el hombre mas rico de Chile, Andrónico Luksic, pasó de una fortuna de US$15.400 millones en 2019 a US$23.100 millones en 2023 y sin hacer absolutamente nada, bueno, aparte de dedicarse al ocio.

Es la desigualdad la que hay que corregir, mientras haya tanta en Chile seguiremos con niveles de pobreza extremos que para nada se justifican en nuestro país. Ese es el desafío en la hora presente, acabar con esa injusticia.

*Profesor de historia y activista chileno conocido por ser el vocero de la Coordinadora No más AFP.​

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