CHILE: EVALUACIÓN DEL (D)AÑO AMBIENTAL

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

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La creciente sensibilidad ciudadana frente al tema ambiental, así como el rol asumido y tal vez esperado de las organizaciones ambientales, despierta apetitos electorales y políticos que nada tienen que ver con las legítimas reivindicaciones reclamadas. Ante un resultado incierto los candidatos pretenden captar a cualquier costo los miles de votos indecisos, y para ello el tema ecológico constituye un gancho interesante.

Esta situación conlleva tantas oportunidades como riesgos, pero también está la amenaza de que algunos ambientalistas, sabedores de la ajustada coyuntura política, busquen beneficios personales y vendan la credibilidad de las organizaciones que dirigen a cambio de financiamiento o nombramientos, comprometiendo no sólo su integridad, sino la de todo el movimiento ambiental organizado, toda vez que actúan en nombre del “ecologismo chileno”.

Credibilidad, enajenación, cortinas de humo

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Esta estrategia ya se ha intentado antes, con desastrosos resultados. Cada vez que la credibilidad ambiental se compromete en acuerdos políticos, la ecología se ha visto perjudicada, y la ciudadanía ha preferido buscar sus propios referentes, desilusionada y recelosa de estas organizaciones que se autoproclaman adalides de la lucha ambiental para pronto entregar sus armas al primer postor que les ofrece migajas presupuestarias y espejismos de poder.

No en vano los ciudadanos de Valdivia lo pensaron mucho antes de aceptar que las ONG ambientales respaldaran públicamente el movimiento Acción por los Cisnes, por miedo a que luego se pasaran al bando contrario.

Si en el balance del 2005 ponemos en un lado a la ciudadanía cada vez más activa, y en el otro a empresarios irresponsables y un gobierno débil e indulgente, está claro que uno de los desafíos claves del 2006 será la constitución de un real movimiento ambiental autónomo, que actúe de manera imparcial frente a cualquier autoridad, y que no acepte prebendas que lo distraigan de una defensa coherente y sostenida del medioambiente, frente a la depredación, la destrucción y la contaminación.

Sea cual sea el candidato que obtenga la presidencia, este objetivo debe ser central, pues el propio Ricardo Lagos se encargó de demostrar que en materia medioambiental, las promesas no valen nada.

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* Director de la Fundación Océana, oficina para América del Sur y Antártica.

En el diario La Estrella, de Chiloé (www.laestrellachiloe.cl).

La ilustración pertenece al portal http://pwp.netcabo.pt/ferrsantos/images/cartoons/ecologia%203.jpg

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