Chile: Gracias a los inmigrantes

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Como es habitual en todas las competencias electorales, los candidatos presidenciales se prodigaron en promesas sin explicarnos adecuadamente cómo podrían cumplirlas de resultar electos. Menos todavía han señalado cuáles serían las causas de aquellos fenómenos que tanto inquietan a la población, como la inseguridad derivada del crimen organizado que cobra víctimas por doquier a lo largo y ancho del país. Obligando a la población a recluirse temprano en sus hogares expuesta a continuos asaltos, robos y hasta secuestros.

Lo más fácil ha sido concluir que el país está a merced de las bandas de narcotraficantes, agregando que mucha responsabilidad tiene en el miedo y la angustia el fenómeno de la inmigración, esto es la instalación legal e ilegal de cientos de miles de peruanos, colombianos, ecuatorianos y venezolanos y otros en todo nuestro territorio. Sin reconocer que la inmensa mayoría de estos latinoamericanos asentados en Chile fueron instados a venir aquí por los propios gobiernos y empresarios chilenos deseosos de asegurarse mano de obra más barata que la de los trabajadores nacionales.

Sin valorar el hecho de que sectores de nuestra producción, especialmente en la agricultura y la minería, no habrían tenido tanto auge sin este trabajo migrante, como que tampoco nuestras exportaciones alcanzarían aquellas abultadas cifras con que tanto se ufanan la política y las organizaciones patronales.

Valiéndose de la desinformación general de nuestra población, de sus bajísimos estándares educacionales, así como de la patética ignorancia de quienes operan los grandes medios de comunicación, Chile ha retrocedido en muchos años al imponerse la absurda idea de la superioridad nacional sobre la de nuestros hermanos latinoamericanos. Hasta el grado de lograr el desprecio de tantos trabajadores chilenos hacia quienes han venido a hacerse cargo de las tareas más ingratas y peor remuneradas. Y que muchas veces estos ya no quieren cumplir.

Sin reconocer, tampoco, el valioso aporte cultural de tantos migrantes bien calificados y con niveles de capacitación habitualmente superiores a los de nuestra población activa.  Hombres, y mujeres que hasta tienen una escolaridad superior, hablan mejor, saben más y cumplen con intensas jornadas de trabajo para mantener a sus familias aquí o en sus países de origen. Haitianos, por ejemplo, que destacan en el área de los servicios, en las miles de gasolineras y restoranes en que se desempeñan y que en muy poco tiempo adquieren nuestro idioma y logran que sus hijos sean bilingües desde la más tierna infancia. Así como a tantos otros se les puede descubrir trabajando eficientemente en hospitales y centros de salud a nivel profesional y auxiliar.

Política migratoria: un balance - CIPER ChileBajo el monstruoso pretexto de no tener “sus papeles al día” se quiere expulsar a los inmigrantes, dando origen a episodios de grave y espeluznante inhumanidad. En una operación generalmente avalada por la mayoría de los ciudadanos que favorecen con su voto la xenofobia con la que ya se reconoce a nuestro país en el exterior. Sin tomar en cuenta, tampoco, que en la historia nacional las inmigraciones han sido constantes, lo que se pudo comprobar en el origen de los apellidos teutones de quienes fueron candidatos y candidatas.

Migraciones estimuladas por todos los gobiernos anteriores al grado de asentar a miles de extranjeros en territorios que pertenecen a nuestros pueblos originarios y que dieron origen a esa vergonzosa «Pacificación de la Araucanía».

Atropellos y crímenes contra los mapuches y otros pueblos ya borrados del mapa etnográfico nacional, en favor de alemanes, croatas, ingleses y otros inmigrantes europeos. Muchas veces con menos nivel cultural que los recién llegados y que, en no pocos casos, vinieron a refugiarse en Chile y otros países de nuestra Región después de las guerras y genocidios europeos. Dando origen, ¡cómo no recordarlo!, a un enclave como el de esa fatídica colonia Dignidad, que sirviera de campo de concentración y exterminio de la Dictadura pinochetista. Asimismo, conviene reconocer, también, que parte importante de nuestra ascendencia española es la que cometió los crímenes de la conquista y la guerra de tres siglos en que nuestros pueblos fundacionales lavaron aquella afrenta imperial.

Muy bien hacen algunas mentes lúcidas, como la de algunos religiosos, en advertir la horrenda propuesta de expulsar a los migrantes para no acometer la tarea que sí deben llevar a cabo, cual es la de repatriar y condenar por la Justicia a los que llegaron a delinquir y que muchoAbuso de drogas en adolescentes | Investigación - depsicologia.com explican la existencia de las bandas delictuales. Sin embargo, es justo reconocer que es en la falta de equidad social, en la pobreza y la miseria donde radica la causa de los jóvenes tentados por los carteles de la droga; así como muchos de los episodios de violencia que hoy se alimentan en los cientos de campamentos de los sin casa, sin acceso a la salud, salario digno y educación.

Tenemos plena conciencia que la añorada paz social no va a lograr mediante la represión callejera, la erradicación de campamentos, el aumento de las cárceles y toda esa “mano dura” propiciada por derechistas e, incluso, izquierdistas en el poder. Que, si no se acomete la justicia social, el trabajo digno y la prohibición de la riqueza extrema, lo que se va a fomentar son nuevos estallidos sociales. Más todavía si el país continúa comprobando las impunidades de los poderosos, la lenidad de los jueces, la corrupción de la política y de los uniformados.

Está claro que el péndulo que oscila entre izquierdas y derechas en el gobierno y el Parlamento lo que han logrado es la misma injusticia institucionalizada. Unos y otros se han mimetizado ideológicamente en el poder, como asumido las mismas malas prácticas. Que de lo que se trata urgentemente es de una nueva ética, de nuevos actores políticos y sociales. De recobrar las ideas del humanismo y de la patria para todos. Incluso de los que han llegado del extranjero a trabajar y a recordarnos que prometimos ser una tierra de acogida y de “asilo contra la opresión”, como reza nuestro Himno Nacional.

 

* Periodista y profesor universitario chileno. En el 2005 recibió el premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federación Mundial de la Prensa. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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