Chile: La hecatombe oficialista

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Las elecciones primarias consistieron en una competencia entre afines y miembros de la coalición oficialista, comprometidos todos a adherir después a la candidatura ganadora, pero este objetivo se apreció desde un comienzo muy difícil de alcanzar. Porque, así sea que ahora los candidatos derrotados honren su palabra, ya sabemos que entre sus adherentes se hará muy difícil mantener mucha cohesión después de los resultados y la bochornosa abstención electoral. Un escandaloso costo representó este proceso para el erario nacional, al que solo concurrieron a sufragar mucho menos de los dos millones de ciudadanos que se estimaron, dentro de un padrón electoral de más de 15 millones de habilitados. Una convocatoria demasiado discreta, o vergonzosa, en realidad.

Los partidos políticos que participaron en esta consulta ciudadana, si bien fueron capaces de gobernar sin mayores tensiones, lo cierto es que evidencian fuertes diferencias y que su unidad en los últimos años se explica sobre todo por su común afección al poder y a las granjerías que ofrecen los más altos cargos del Estado.

El llamado socialismo democrático (no sabemos cuál es el “no” democrático) recrudeció sus críticas al Partido Comunista, especialmente por sus posturas en el ámbito internacional. Tanto que algunos de sus militantes o simpatizantes vinieron advirtiendo siempre que no votarían en primera vuelta electoral por Jeannette Jara, la que finalmente resultara ganadora en las primarias.

Al mismo tiempo, trascendió, incluso, que hubo reuniones entre la candidata comunista y del frenteamplista Gonzalo Winter con algunos dirigentes políticos de Valparaíso para estudiar la posibilidad de levantar una candidatura de izquierda en caso de un eventual triunfo de la candidata PPD PS. Para lo cual circula el nombre como abanderado presidencial del gobernador Rodrigo Mundaca.

Muy natural es que entre los cuatro contendores del oficialismo se manifestaran tales diferencias, pero lo cierto es que estos desacuerdos parecen más profundos todavía a nivel de sus bases partidarias. Mucho dependerá de la posición que adopte ahora el propio Gabriel Boric, pero el Presidente parece haber perdido consderablemente su liderazgo y ascendencia sobre el amplio espectro de la llamada centro izquierda.

 «Desde la unidad enfrentaremos a la ultraderecha chilena»
La comunista Jeannette Jara, ganadora de las primarias progresistas

Asimismo, la débil concurrencia ciudadana a las primarias lo que augura es el fortalecimiento de otras candidaturas de izquierda como la del propio Marco Enríquez Ominami y la de Eduardo Artés, que ya estuvieron en la papeleta en las presidenciales anteriores. Agreguemos a esto el surgimiento de expresiones sociales a lo largo de todo el país que buscan hacerse presentes en la política con referentes propios, especialmente para postular a sus líderes al Congreso Nacional. Se trata, especialmente, de los cientos de miles de chilenos descolgados de los partidos como de las juventudes renuentes a militar en los partidos tradicionales. El destacado líder de una de estas agrupaciones, el ex frenteamplista porteño Jorge Sharp ha vaticinado que, sin la incorporación de estos sectores a la competencia presidencial, el triunfo de la derecha se hará inevitable.

En tanto, los desacuerdos entre los candidatos y partidos de derecha no les permitió organizar una consulta primaria y todo indica, hasta aquí, que sus tres precandidatos más conocidos lleguen todos a competir en la primera vuelta electoral, esto es con una candidata como Evelyn Matthei que ha ido, según las encuestas, disminuyendo su apoyo popular en favor del republicano José Antonio Kast y del nacional libertario Johannes Kaiser. Es decir, arriesgando todos, con su dispersión, que pueda ganar el oficialismo en la primera vuelta. Aunque es tanto el optimismo del sector que, incluso compitiendo divididos, piensan que serán sus dos más altas mayorías las que pasen a la segunda vuelta y con ello ganar, si o si, la presidencia del país.

A todos estos los amenazan, también, candidaturas como la del economista Franco Parisi o la del conocido dirigente del fútbol Harold Mayne Nichols, cuyos discursos se hacen muy atractivos en criticar los malos hábitos de la política. Postulantes que recién las encuestas empiezan a incluirlos en sus pronósticos electorales. Dicho sea de paso, más de 500 personas se empeñaron en juntar firmas para postularse como candidatos.

Johannes Kaiser, Evelyn Matthei y José Antonio Kast, los candidatos de las derechas que estarían en la primera vuelta presidencial de Chile.
Johannes Kaiser, Evelyn Matthei y José Antonio Kast, los candidatos de las derechas

Se trata de una división que ha sido muy repudiada por diversas figuras de la centroderecha que advierten que, sin unidad, difícilmente podrá ganar alguno de ellos el gobierno, menos aún la mayoría parlamentaria que se hace necesaria para gobernar.

La primaria oficialista, y la ausencia de otra en la derecha, se irán haciendo irrelevantes ante la verdadera competencia presidencial que ahora efectivamente se inicia. Sobre todo, si aquellas postulaciones por fuera de los dos grandes bloques políticos logran obtener apoyo en el desinterés general por la política y la cada vez más precaria adhesión a la democracia. Cuando en las redes sociales ha estallado, incluso, la nostalgia en favor del propio Pinochet y el apoyo a aquellos referentes de la ultraderecha continental.

Todo augura que la falta de unidad transversal se manifestará durante todos los meses que faltan para las elecciones presidenciales y parlamentarias. Desde luego ya se avizora que tanto el oficialismo como la oposición competirán en varias listas parlamentarias, cuestión que afectará a quien resulte por obtener la presidencia de la República. Consideremos en esto lo que suceda con la Democracia Cristiana, los amarillos, independientes y otros distintos partidos o movimientos de diversos colores. Ávidos de asegurar cargos en el nuevo gobierno, cuestión que podría inclinar la balanza en los resultados de noviembre próximo.

Entre tantos candidatos y decepciones, una de las anécdotas más relevantes ha sido el deseo de muchos ciudadanos de que la Contralora General de la República, Doroty Pérez pudiera postularse como candidata presidencial. Esto es debido al alto prestigio alcanzado por ella después de haber denunciado la enorme red de médicos corruptos y supuestos enfermos que conseguían de estos una licencia médica para ausentarse del trabajo. Dejando en evidencia que más de 25 mil funcionarios públicos aprovecharon su licencia para viajar al extranjero, cometiendo un enorme fraude el fisco por, al menos, tres mil millones de dólares.

Entre los cuales se va descubriendo a políticos de distintos pelajes. Indignante, pero el voto será obligatorio para los 16 millones de ciudadanos en los próximos comicios. Y tanta corrupción, sumado al fenómeno de la inseguridad, no se sabe a ciencia cierta a quiénes terminará favoreciendo.

 

* Periodista y profesor universitario chileno. En el 2005 recibió el premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federación Mundial de la Prensa. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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