Chile: la ley de Propiedad Intelectual y sus consecuencias

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Chile es, después de México, el segundo país que más tratados de libre comercio ha firmado en América Latina. La Concertación ha perpetuado un modelo económico heredado de la dictadura. En 14 años, se ha liberalizado aún más la economía, derribando barreras arancelarias y consolidando en Chile la cultura neoliberal.

La legislación chilena también se ha adecuado a normativas internacionales que operan con una lógica netamente comercial. La Alianza para el Comercio Justo y Responsable monitorea los acuerdos suscritos intentando que la sociedad civil pueda influir en la firma de nuevos pactos comerciales. Así, por ejemplo, han detectado las falencias de la nueva Ley de Propiedad Intelectual, que se discute en el Congreso, como producto del acuerdo con Estados Unidos. El secretario ejecutivo de la ACJR, Rubén González, expuso en «Efecto Invernadero» los alcances de estas modificaciones legales y sus implicancias en el desarrollo cultural del país

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– La Ley 17.336 de propiedad intelectual está inserta en el TLC con Estados Unidos, ¿cómo evalúas este tratado?

– El comercio es una actividad humana muy antigua. Lo nuevo en los acuerdos de libre comercio es que la agenda liberalizadora es mucho menos manejada por los ciudadanos, por los productores, y mucho más por las grandes corporaciones mundiales. Eso es novedoso, porque no tiene ningún límite, porque no tiene territorialidad.

La propiedad intelectual, ha comenzado a ser un actor muy relevante en el comercio internacional, porque -desde un tiempo hasta estos años- las economías del primer mundo básicamente lo que están exportando es propiedad intelectual. Para poner un ejemplo: en el caso del TLC con Estados Unidos, el único capítulo borrador que los negociadores estadounidenses llevaban era el de propiedad intelectual, en cambio, los negociadores chilenos no llevaban la misma idea.

Si miramos la canasta exportadora de EE.UU., nos damos cuenta que el segundo rubro en exportación en orden de importancia es la propiedad intelectual. Basta observar lo que exporta Microsoft.

– Al hablar de propiedad intelectual, ¿hablamos de derechos de cualquier tipo de creación?

– En general, el concepto de propiedad intelectual abarca tanto derechos de autor como patentes: todo lo que tiene que ver con el dominio de la creación. La legislación en general tiende a proteger dos ámbitos en este tema. Por un lado, se protege al autor, cumpliendo así con un derecho humano. Sin embargo, la misma carta de declaración de estos derechos dice que la legislación debe tender a proveer a la sociedad de la creación cultural o investigación científica. Eso está muy bien conceptualizado en algunos marcos legales, como en el caso de Estados Unidos.

Este proyecto nuevo que surge con la firma del TLC protege muy bien a los dueños de los derechos, pero no toma los resguardos para que el resto de la sociedad pueda acceder a las creaciones.

– ¿Es posible afirmar entonces que esta ley tienen un espíritu solamente comercial, desplazando así a la cultura?

– Chile tiene cuatro años para cambiar una serie de leyes y ponerlas en la línea del acuerdo de libre comercio. La primera ley que el ejecutivo envía a la Cámara es el proyecto de derecho de autor, que fue enviado en enero de este año.

Es necesario señalar que esta ley resguarda básicamente los derechos de autor, pero de ninguna manera los derechos de la ciudadanía.
Por ejemplo, en el articulado del proyecto que está aún en discusión en la Cámara se señala que cometen un delito todos aquellos que copian un libro, una obra, sin autorización del titular aún cuando no quisieran sacar provecho de esto.
Por ejemplo, si compro un Cd original con todos los derechos no puedo hacer una copia en cassette para la radio de mi auto, porque estoy cometiendo un delito.

– Entonces, ¿cómo se pueden fiscalizar estos procedimientos, pues se entra en el terreno de lo privado?

– Efectivamente, la privacidad de la copia sin fines de lucro deberá ser legislada y perseguida con lo que nos introduce a un segundo nivel en esta ley. Pero en los casos públicos, por ejemplo, las bibliotecas de las universidades poseen un gran número de copias de libros sin autorización del autor y con la nueva ley también van a cometer un delito. Pero las bibliotecas no copian los textos con un afán de lucro.

– Este tema toca también la piratería que perjudica enormemente a los autores…

– Nadie puede estar a favor de la piratería. La piratería no sólo genera un problema para los autores, sino también genera un problema macroeconómico. Hay alguien que produce y vende productos sin  pagar impuestos. La piratería genera competencia desleal. Tampoco se puede estar a favor de la piratería cuando se conocen los delitos conexos a ella.
Sin embargo, no estando a favor de la piratería, tampoco se puede retroceder en el péndulo para generar una protección draconiana que no permita el acceso a la cultura, a la lectura, a los software.
Por ejemplo en Chile el 80 por ciento de las pequeñas y medianas empresas trabajan con software sin licencia. Cuando estuvimos en el Congreso, a los parlamentarios les dijimos que era necesario que esta ley tuviera por lo menos un conjunto de excepciones.
La respuesta fue que el Gobierno no quiere este conjunto de excepciones, porque argumenta que sería un caos legislativo. Nosotros respondimos que en la práctica en Estados Unidos y en la Unión Europea existe un marco regulatorio de excepciones.

– Además, la piratería tiene origen en reglas propias del mercado…

– La gente compra libros pirateados en la calles, porque en Chile los libros son carísimos. Somos unos de los pocos países que tiene un impuesto sobre los libros. Si los libros no fueran castigados con el IVA, tendríamos un efecto directo en la piratería.
En este punto, la lógica del gobierno es combatir la piratería con una regla nueva, pero si observamos la legislación al respecto, nos damos cuenta que no necesitamos una nueva ley, necesitamos que esas leyes se hagan efectivas.
El impuesto a la cultura se relaciona íntimamente con la piratería. Sin embargo, el panorama es tan deplorable que algunos parlamentarios nos han dicho que estarían dispuestos a aplicar un impuesto a las fotocopias de las bibliotecas públicas.

– Entonces, ¿qué pasaría, por ejemplo, con los estudiantes?

– Es la lógica comercial imperante. La lógica que se aplica para cambiar la ley de propiedad intelectual es netamente comercial.
Es una lógica que arranca con la firma del TLC con Estados Unidos. Desde el primero de enero de este año, por la firma de ese tratado, todos los chilenos pagamos un punto más de I.V.A. Ese es el efecto directo sobre la ciudadanía.

– ¿Crees que además tiene efectos culturales?

– Evidentemente. Incluso en la Libertad de Expresión se generan problemas. Algunos podrían decir que es imposible citar un texto sin tener la licencia del autor. Podrían haber incluso restricciones a las caricaturas, por ejemplo. Esta ley es tremendamente importante para el desarrollo cultural del país.

– Y respecto al uso de internet, también tendrá implicancias…

– Es un problema muy grave, porque en el proyecto se estipula que el servidor de internet debe entregar una información periódica a la sociedad de derecho de autor, señalando qué tipo de música o literatura se está bajando.

– ¿Cuándo se vota esta ley?

– En este momento, la ley está en la Comisión de Economía y debería entrar a votación a fines de mes.

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* www.radiotierra.cl.
Entrevista de Luz María Fariña adaptada por Cristian Cabalin
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Publicada en www.portaldelpluralismo.cl.

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