Chile: Los aventajados candidatos de los extremos

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Si tomamos en consideración lo que dicen las encuestas, las candidaturas presidenciales que tienen mejor opción de triunfo son las de la comunista Jeannette Jara y la del republicano José Antonio Kast. El resultado de las primarias oficialistas sepultó las opciones de la centroizquierda o del llamado socialismo democrático.

Por el otro lado, son ahora los mismos sondeos los que nos indican que la candidata de la centro derecha, Evelyn Matthei, no logra repuntar en intención de voto. Sin embargo, todavía quedan varias semanas de campaña y las otras opciones podrían ganar adherentes. Es el caso del candidato Franco Parisi, del Partido de la Gente, que en muy poco tiempo se ha empinado a los primeros lugares de esta contienda.

Jara y Matthei

Por más que Jeannette Jara procure soslayar su militancia comunista, y se desdiga de varias de sus radicales afirmaciones del pasado, la campaña anticomunista ejercida en su contra ha sido efectiva, aunque a pesar de ello mantiene aún un lugar de privilegio en los sondeos. Asimismo, las acusaciones contra Kast, por su afinidad con el Golpe Militar de 1973, lo que han logrado es avivar el pinochetismo que se encontraba dormido en toda la derecha y en millones de chilenos. Incluso en algunas concentraciones políticas han empezado a lucir afiches y pancartas en pro del ex Dictador.

Los intentos de los partidos por conformar sus listas de candidatos al Parlamento han resentido a los referentes menores, tanto así que dentro del oficialismo ya no parece posible una lista única. El ex presidenciable Jaime Mulet como Acción Humanista han decidido competir por separado, lo que ha remecido al oficialismo y al propio Primer Mandatario. Veremos en los próximos días cuánto afectará esto a Jeannette Jara, quien varias veces auguró que sus partidarios serían capaces de ponerse de acuerdo en la conformación de una plantilla única.

En la derecha ya existen dos grandes postulaciones parlamentarias y se supone que al menos otras dos se sumaran a la competencia. Tampoco aquí se logró la lista única, aunque esto poco le ha importado a José Antonio Kast que declaró que no será tan importante asegurar una mayoría de diputados y senadores en su favor. De resultar elegido, dice que podrá recurrir a decretos leyes para imponer las reformas que se propone. Un anuncio que le ha permitido a sus detractores acusarlo de anti democrático, como de imitar al presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Kast con Milei

Fueron muchas las expresiones de lado y lado en favor de las posturas de centro, pero sin duda no lograron prender en un electorado que se ha radicalizado y es muy crítico de los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría. Al mismo tiempo que de las tibias posiciones de la centro derecha, gracias a la cuales el gobierno de Gabriel Boric ha logrado obtener mayoría legislativa para varias de sus iniciativas, especialmente en materia previsional y de seguridad.

No hay duda que el factor “corrupción” incidirá mucho en los resultados electorales. Especialmente, debiera afectar la candidatura presidencial del oficialismo, aunque es evidente que este fenómeno ha ensuciado transversalmente a la política, si se consideran los miles de millones derivados, solo en el caso “fundaciones” a los bolsillos de operadores políticos y partidos de lado y lado.

Sin embargo, lo que más influirá en los resultados de noviembre próximo será la lacra de la inseguridad y esa seguidilla cotidiana de secuestros, asaltos y muertes provocados por el crimen organizado y la penetración del narcotráfico en las instituciones de Estado, la propia judicatura, las policías y cárceles. Los chilenos no salen de su estupor al conocer de delitos criminales que muy pocas veces se manifestaron en la historia policial chilena.

Una situación que todos los sectores políticos prometen encarar, pero que afecta especialmente la credibilidad de los referentes oficialistas y del propio gobierno de Gabriel Boric. Aunque para algunos parezca una nimiedad, el jefe de estado y sus ministros siguen renuentes a someterse a los test de drogas mandatados por ley, lo que lleva a la oposición a declararlos incapaces de enfrentar a las bandas de narcotraficantes “debido a sus eventuales adicciones”.

Contrario a lo que tanto se prometió, la verdad es que hasta aquí tenemos varios candidatos presidenciales sin que ninguno haya presentado al país su programa de gobierno. Algo que preocupa especialmente a las organizaciones empresariales que, simpatizando como siempre con las opciones de derecha, hoy están inquietas por la posibilidad de que se instale en La Moneda la candidata comunista. Al mismo tiempo que temen que un presidente de ultraderecha pueda avivar las convulsiones sociales, incluso la posibilidad de un nuevo estallido social. Conscientes que las desigualdades se han pronunciado, la cesantía incrementado tanto como las listas de espera en los hospitales y el enorme déficit de viviendas.

Lo cierto es que para las patronales habría sido preferible la elección de un nuevo gobierno de centro izquierda o de centroderecha, pero ya no hay nada que hacer al respecto con las actuales inclinaciones políticas del electorado. En este sentido, es patético lo ocurrido con la Democracia Cristiana, partido que parece profundamente escindido entre los que se sumaron a la candidatura oficialista y los que quedaron a la deriva sin contar con un candidato propio.

: "reforma constitucional es importante, pero no está ...
Andrés Zaldívar

En los últimos días, varios próceres de la Falange, como Andrés Zaldívar y prácticamente todos los ex presidentes de la colectividad, han anunciado que no votarán por la candidata comunista. Insinuando que en la primera vuelta preferirán dejar en blanco o anular su voto, así como que en la segunda ronda apoyar incluso al mismo Kast.

El propio ex presidente Eduardo Frei se ha declarado en rebeldía respecto de la decisión de su partido de sumarse al comando de la candidata del oficialismo. Su renuencia a irrumpir con una candidatura presidencial propia, ha desatado que muchas figuras de derecha a izquierda lamenten su decisión al hacer inevitable el triunfo de uno de los candidatos de los extremos del arcoíris político nacional.

Lo positivo de todo esto son justamente los desacuerdos que han prevalecido en la conformación de las listas parlamentarias, lo que hace posible que varios referentes pegados como amebas de los partidos mayores desaparezcan, por fin, ante sus magros resultados. Veinte son las colectividades que tienen representación en el Congreso Nacional, muchos de ellos no por el voto ciudadano, sino por sus continuas divisiones.

Además de lo anterior, hay que consignar que al menos un veinte por ciento de los encuestados declaran no tener preferencia electoral, entre los cuales se debe considerar a los que anularán suSoldados custodian la antigua estación voto en señal de repudio a todas las opciones. Aquí es donde podrían conquistar algunos votantes las otras candidaturas presidenciales, como la de Marco Enríquez Ominami, que por quinta vez postula a la Presidencia de la República. Además de la del ex dirigente deportivo Harold Mayne Nicholls y la del candidato anarquista Eduardo Artés, quien por tercera vez busca entrar a la carrera presidencial. Los cuales, por ahora, marcan hasta un dos por ciento de la intención del voto.

Especialmente en el extranjero, llama la atención que siempre tengamos tantos candidatos para todos los cargos de representación ciudadana. Esto se explica en otra de las indecencias políticas, que es la obligación que tiene nuestro Servicio Electoral de otorgar ingentes sumas de dinero a los candidatos para cubrir sus gastos de campaña, así como otra gran cantidad para quienes resulten electos.

Un enorme “incentivo” que comprueba aquello de que la política, lejos de constituir un servicio público en nuestro país, es uno de los mejores negocios que, entre otras impudicias, lleva a varios de los más añosos parlamentarios a re postularse una y otra vez a sus cargos. Porque mientras en las cortes de justicia se le pone término a los magistrados y jueces al cumplir los setenta y cinco años, en la política no hay límite de edad. Aunque algunos de ellos claramente sufran los estragos inclementes del tiempo.

 

* Periodista y profesor universitario chileno. En el 2005 recibió el premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federación Mundial de la Prensa. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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