Chile: Otra vez … el Titanic salmonero

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El “Titanic” fue una nave símbolo de la autosuficiencia humana, hundida en el Océano Atlántico en el año 2012, durante su viaje inaugural. Según la imaginación de sus constructores, navegantes y propietarios, “El Titanic” era indestructible, a prueba de todo, incluso de los imprevistos y por tanto, carecía de suficiente dotación de chalecos salvavidas y de lanchas de salvataje para sus pasajeros, pues ningún accidente podía afectar a la apoteósica nave y hacer necesarios aquellos elementos de sobrevivencia.

De los 2.200 pasajeros que transportaba, 1.500 murieron ahogados o congelados en las frías aguas del Atlántico norte tras su hundimiento. Y sobre la cubierta de la nave en sumersión, la orquesta del barco siguió tocando hasta desaparecer en las profundidades.

“Hundirse como El Titanic” ha sido, desde entonces, una expresión asociada al fracaso de una farsa cualquiera, a la caída de algo que se promocionó como 100% seguro y rentable, de éxito asegurado, de inmortalidad frente al paso del tiempo, de ejemplo de “modernidad” y “progreso”, como cualquiera de los Gobiernos de la Concertación o de los “tiempos mejores” de Piñera… y tal como la “renovación de la política” que prometía el Frente Amplio… Todos, se hundieron como “El Titanic”.

En los canales y fiordos de la Patagonia Chilena, a inicios de los años ’80, la Dictadura Militar construyó su propio Titanic, distribuido en cientos de parcelas de agua por las que los pasajeros de la nave pagan, hoy, $ 30 por metro cuadrado al año (treinta pesos chilenos).

Allí, en cada parcela de agua, introdujo peces enfermos, provenientes de ovas importadas también enfermas, que cultiva, en una primera etapa, en pisciculturas infecciosas que hoy se ubican entre las Regiones Metropolitana y de Magallanes, es decir, en los ríos y lagos de medio Chile…

El Titanic salmonero llenó el mar de “piojos de mar”, que combate con pesticidas usados como armas de guerra en las dos Guerras Mundiales que ha sufrido la Humanidad. El Titanic salmonero llenó de virus y bacterias el Mar de la Patagonia a lo largo de 2.400 kilómetros lineales entre Puerto Montt y el Estrecho de Magallanes, que combatió lanzando al mar miles de toneladas de antibióticos y millones de litros de desinfectantes, tan inútiles para controlar las infecciones como lo han sido los pesticidas que arroja al mar o a los ríos

Salmoneras

y lagos donde operan sus pisciculturas. Decenas de pisciculturas están infectadas con virus y bacterias que generan enfermedades de peces, cientos de centros de engorda de salmónidos están afectados por similares enfermedades…

En el año 2007, un virus hundió al “Titanic I” Salmonero (la Salmonicultura 1.0) pero la Orquesta del Titanic, bajo la batuta de la Presidenta Bachelet, logró reflotarlo, entregándole a la siniestrada nave las parcelas de agua de NUESTRO mar para que sus pasajeros pudiesen hipotecarlas ante los Bancos, que se negaban a entregarles créditos: los bancos no querían cochinadas como respaldo a las solicitudes de créditos. Querían un “activo” con valor real, es decir, las concesiones acuícolas… y la directora de la Orquesta se las entregó…

Apareció una nueva nave apoteósica, el “Titanic II” o Salmonicultura 2.0, perfectamente regulada por una Subsecretaría de Pesca (SUBPESCA) cuyos Directores, a poco andar, se convertían en Presidentes de Salmon-Chile… El Titanic II también estaba perfectamente fiscalizado por un Servicio Nacional de Pesca (SERNAPESCA) que no tiene lanchas para fiscalizar, pero tiene planillas Excel para anotar lo que las empresas le declaran, como mortalidades, uso de antibióticos, de pesticidas, volúmenes de producción y otros ítemes. Y en base a los resultados de tamañas “fiscalizaciones”, SERNAPESCA certifica a cada una de las partes del Titanic II por sus “buenas prácticas”, facilitándoles así las exportaciones de cochinadas…

En el año 2016, otra vez el Titanic II estuvo a punto de naufragar, cuando sus operaciones des-reguladas generaron las condiciones para la aparición de sucesivos eventos de marea roja… Pero la Orquesta del Titanic ya tenía nuevamente a la Presidenta Bachelet en la batuta y a las ONGs del “Ambientalismo V.I.P.” en la percusión, además de las universidades en los teclados y cuerdas… y a punta de informes falsos o incompletos, donde las leyes de la relatividad de Einstein fueron recurridas con esmero, la nave zafó de otro accidente mortal….

Hasta hoy….

En el año 2020, en plena pandemia que ha obligado al encierro de todos los chilenos, excepto a los trabajadores-tripulantes de los centros de engorda y de las plantas de proceso del Titanic II, se han sucedido fugas de miles de salmones, hundimientos de centros de engorda, muertes de trabajadores, reaparición de enfermedades que “estaban controladas”, aparición de otras patologías, hundimientos e incendios de pontones flotantes, abandono en la pampa de trabajadores enfermos…

El Titanic II hacía agua por todos lados cuando en Calbuco de la Región de Los Lagos, la Capital del Estado Salmonero, apareció el símbolo del hundimiento de la piojosa nave…

En efecto, hoy, 24 de agosto de 2020, un muelle flotante de la empresa CABO FROWARD, donde se cargaban sacos de alimentos para salmones, que se elaboran con los peces que los chilenos ni siquiera ven, porque un Parlamento Corrupto y las ONGs del Ambientalismo V.I.P. se los regalaron a la Pesca Industrial y en especial a las “siete familias” que tienen salmoneras, se hundió en las aguas de la Bahía San José de la Capital del Estado Salmonero.

Un número indeterminado de sacos de alimentos, cada uno de ellos con 1.250 kilos de pellets, cayó al mar y se dispersó en la playa y mar de la Bahía, junto a la carga tóxica que contenía.

Esta foto corresponde a la imagen más representativa del hundimiento de esta farsa renovada, con el muelle flotante (seguramente, con “tecnología de punta”) inclinado hacia las profundidades, apenas sujeto a tierra por una pasarela metálica de color azul por la que se transportaba la carga hacia las naves de despacho.

La Figura 1 corresponde a una captura de pantalla de mi celular que indica la hora y fecha en que el muelle flotante permanece aún a la vista, a las 11:27 horas de la mañana del 24 de agosto. Sólo 21 minutos después, el muelle ya se había sumergido y la pasarela que lo conectaba a tierra iniciaba su inmersión.

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