Chile: – PARA LAS FUERZAS ARMADAS HA CONCLUIDO…

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

…Como los derechos laborales de los trabajadores; los derechos sindicales; las indemnizaciones justas para los que estuvieron presos; torturados y desaparecidos; una previsión justa para los exonerados –a ellos la dictadura les negó el derecho al
trabajo y a una jubilación–; la recuperación de las riquezas nacionales que fueron entregadas por simple gracia por la dictadura militar; recuperación de las empresas del Estado que fueron repartidas a vil precio; establecer una constitución libremente establecida por todos; cancelar la deuda social que generó la dictadura y que se ha mantenido vigente hasta hoy por medio de las leyes de amarre que se manejan en el Congreso Nacional; reestablecer el estado de bienestar nacional que existía antes del golpe militar.

General Izurieta, ¿piensa usted que las fuerzas armadas son una institución con un destino superior, ajeno y distinto al del resto de las instituciones nacionales y del pueblo de Chile?

Si su respuesta es afirmativa; sin ser adivino, le puedo asegurar, que su mando y la institución que dirige, no tendrán cabida en el corazón del pueblo de Chile.

Sus dichos, general, contribuyen fuertemente a desmejorar el rendimiento profesional de las Fuerzas Armadas de Chile, ya que es sabido que para que un cuerpo armado pueda defender eficientemente un territorio y su gente, los habitantes de dicho territorio deberán aceptar como sus defensores a ese cuerpo armado, situación que se da más bien al contrario; ese cuerpo armado es quién los torturó, les robo, hizo desaparecer a miembros amados de sus familias y ocultó los
datos para ubicar los restos y destino de los desaparecidos, como un sufrimiento provocado a sus familias.

En Chile se está librando algo así como una guerra fría, desde la afiebrada locura que manifestó antaño el «benemérito» y que actualmente reemplaza usted, contra un
pueblo vejado y herido.

El desbalance de las fuerzas en pugna, en un combate de lobbies –nacional, internacional e histórico– anuncia el resultado del enfrentamiento: 300 torturadores con una jubilación en promedio de un millón de pesos, medio locos y enfermos, fondeados en sus casas para evitar la vergüenza que les provocan las miradas de sus vecinos, contra más o menos 200.000 (exonerados más comisión Valech), todos ellos
con sus familiares (quizás cuantos serán en total), enrabiados por la injusticia que están viviendo, sin salud ni previsión adecuadas además de las vejaciones que el
régimen militar les provocó antaño; ellos y sus familiares, andan haciendo marchas y tomas por todas partes, manteniendo un diálogo con la ciudadanía que no favorece al bando militar.

General Izurieta; en la academia de guerra usted estudió varias alternativas para resolver problemas como el de este enfrentamiento. En el ánimo de ayudarlo un poco, le puedo adelantar que esta guerra no puede ser eterna y que el tiempo está
construyendo el pódium para el legítimo vencedor.

Por si no le agrada la alternativa anterior, le recuerdo aquel refrán que reza «si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él».

Otra vía sería renunciar al puesto que ocupa, para permitir que otro colega suyo, se haga cargo de resolver este grave problema del enfrentamiento desigual. Y otra solución, puede ser la adoptada por el capitán Arturo Prat, que saltó al abordaje y pereció en el intento de alcanzar el triunfo por un camino de excepción.

Finalmente, sin desconocer que usted debe tener un largo listado de opciones, me atrevo a proponerle la última alternativa que me viene a la mente: pida perdón y
capitule.

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* Ex oficial de la fuerza aérea.

Addenda

TE FELICITAMOS Y ADMIRAMOS COMPAÑERO FONCK

En coincidencia con la carta al comandante Izurieta, recibimos el texto que sigue. Casualmente, también, ambos –el autor de la carta a Izurieta y el que escribe a Fonck– militan en un partido de gobierno. Todo parece indicar que en Chile serán necesarias definiciones serias, cuyo correlato obvio son decisiones de gobierno postergadas por más de una década y media.

Edison Barría*

He leido tu acertada y potente carta al general Izurieta, actual comandante en jefe de las FF.AA. de Chile. A lo mejor pocos saben que tú, Guillermo, además de ser hoy
un ilustre y destacado dirigente de la Comisión de DD.HH. del PPD**, fuiste oficial de la Fuerza Aérea, exonerado, preso y torturado en 1973 por la dictadura de los generales rastreros, criminales, ladrones, corruptos, traficantes de armas y droga, dirigidos por Pinochet y su generalato de gorilas golpistas.

Sé también que en el gobierno del compañero Allende fuiste interventor de empresas del Estado y de ideas socialista. Trabajas diariamente ad-honorem en la
publicación del Correo Virtual de las bases del PPD, donde se publican solo artículos y cartas de compañeros militantes de toda la izquierda chilena y latinoamericana que tengan posiciones de combate contra el imperio de Danger Bush y sus terroristas de la CIA.

Guillermo, tu carta a Izurieta la divulgaré entre los miles de correos que tengo en mis redes de amigos en latinoamérica, EEUU, Europa y Medio Oriente, especialmente a escritores, poetas, periodistas, dirigentes sindicales, indígenas, estudiantiles de movimientos y partidos de la Internacional Socialista y otros como el PT de Brasil, PRD de México, FSLN de Nicaragua, Peronistas de Argentina, Al
Fatah y Hamas, Hezbolla del Líbano para que sepan que en las FF.AA. de Chile hubo soldados como tú, que acompañaron al presidente Allende hasta el combate final en La Moneda –como también lo acompañaron el general Carlos Prats,
Alberto Bachelet, y otros que fueron asesinados por Pinochet.

Guillermo al leer tu escrito tuve una gran alegría y emoción de ser tu amigo y compañero de lucha por el socialismo, único sistema que nos hará libres, donde se
acabarán los empresarios chupasangres y explotadores; los estudiantes serán becados y tendrán salas y escuelas decentes; los pobladores no serán reprimidos y tendrán viviendas dignas y no habrá poblaciones callampa; los enfermos tendrán hospitales y atención médica gratis; los adultos mayores serán respetados y terminarán su vejez contentos con su país; los trabajadores y sus familias tendrán estabilidad laboral, jornadas de 8 horas, derechos sindicales y vacaciones anuales, y en esa sociedad ningún empresario podrá robarles las cotizaciones, como muchos empresarios chilenos lo han hecho y hacen – US$ 600 millones, según la CUT–.

Es bueno recordarle al general Izurieta la frase histórica del libertador Simón Bolívar «Maldito sea el soldado que dispara contra su pueblo», que fuera expresada a viva voz en presencia del entonces alcalde Lavín de Santiago, por el presidente de Venezuela, Hugo Chavez, cuando visitó Chile en el año 2001.

Las FF.AA. y la derecha política y económica chilena, tienen las manos manchadas de sangre, y muchos milityares que hoy siguen en servicio activo fueron torturadores, que no tuvieron la más mínima compasión al asesinar, niños, madres
embarazadas, y trabajadores chilenos, que para ellos fuimos y somos marxistas y terroristas.

Por eso los que salvamos vivos de la dictadura de Pinochet, debemos tener presente siempre a nuestros hermanos guerrilleros que cayeron en combate –cuyo máximo ejemplo fue el Ché, un verdadero soldado del pueblo, como lo fue el ejército rojo de Trosky–.

Por todo esto y mucho más general Izurieta todos los septiembres de todos los años le diremos: «ni perdón ni olvido / verdad, justicia y reparación.

* Dirigente de la Comisión DD.HH del PPD

** Partido por la Democracia, integra la coalición de gobierno en Chile. Es una etructura política de programa incierto definido por Ricardo Lagos, su impulsor, como «partido instrumental» en la etapa final de las conversaciones para el tránsito del gobierno de la dictadura al de la Concertación de Partidos por la Democracia, de la que forman parte, además, los partidos Demócrata-cristiano, que «bendijo» el golpe de Estado contra el presidente venezolano Hugo Chávez; Radical, de presente aleatorio y futuro azaroso, y Socialista, que no encuentra su pasado y entrega su porvenir.

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