Chile / Perú: comedia de enredos no muy inteligente: cuando decide el virreynato la capitanía calla

Rivera Westerberg

Queremos creer según dónde ponemos el rasero y los ojos que ciertas cosas son iguales, deben valorarse del mismo modo; las culturas, por ejemplo –decimos–, no deben clasificarse entre superiores e inferiores, que su preeminencia frente a otras es un asunto de mero desarrollo tecnológico, léase poderío armado. No es así, sorry.
Lima, antigua capital virreynal, acaba de enseñárselo a Santiago, sólo cabeza de una capitanía general del virreynato. Y todo por una broma entre amigos…

Quizá lo más notable y lo único serio del "impasse" surgido entre los palacios presidenciales de Lima y Santiago por la vivaz lengua de un general peruano con medallas hasta en el ombligo (¿dónde las habrá ganado?) no son las expresiones del militar, sino el hecho de que aquellas fueron dichas en 2006. ¡Bien por el "aparato de inteligencia" chileno!

(Podemos decir ahora que la realidad sí imjta al arte: hace más de una docena de años el médico y escritor patagónico Sergio Pestucic publicó un grueso volumen analítico referido a la milicia chilena. La hinteligencia miltar son alrededor de 200 páginas ¡en blanco!).

El escándalo lo generó el comandante general del Ejército del Perú, Edwin Donayre, que en una reunión oficial, que había tomado carácter al parecer privado cuando las emitió, afirmó entre carcajadas dos cosas –ofensivas o chistosas, juzge usted–:
a) que si entraban chilenos al Perú saldrían en cajones;
b) que las mujeres peruanas bien podrían convertirse en bombas humanas: enamorarían a los soldados invasores, que luego serían eliminados y metidos en esos cajones.
And so on…

El general en ese entonces –noviembre de 2006– era jefe de la guarnición militar de Arequipa, en el sur del país; también por esas fechas Lima había alterado el trazo de los límites marinos con Chile, asunto que en la actualidad se discute en una corte internacional de justicia.

Lo mejor de todo es que la delicada "boutade" recién adquirió el estado más público posible gracias a las tecnologías de la información: a través de un vídeo accesible en You Tube (verlo aquí).

Con dos años de retraso venció su reverencial respeto a las jerarquías y los rangos la Cacillería chilena y envió una sentida nota de protesta al virreynato, guardando, claro, las formas: nada de decir que los términos de Donayre fuesen inaceptables.

Donayre recibió el mensaje, y tomando en cuenta que Lima fue más que la capital del Perú virreynal y es más que la capital del Perú alangarciísta, que fue la ciudad más alegre, culta y liberal a fines del período hispánico (debe haber recordado los saraos de San Martín y Bolívar cuando la liberación), dejó el pisco sour o el pisco a secas en una esquina del escritorio generalicio, tomó la pluma –al fin y al cabo más fuerte que la espada– y escribió al su par Izurieta de Chile (pero par a medias, un simple general de extramuros): disculpas cómplices entre uniformados que saben de qué hablan.

Con alivio el gobierno chileno dio "por superado" el viejo incidente –recordemos: todo sucedió en 2006–; Alan (o Alán) García acomodó su panza detrás de otro escritorio, el presidencial, y susurró a La Moneda que el general Donayre no se las iba a llevar de alivio, saldría del ejército. Todos contentos.

Luego maese García puntualizó: "cuando sea conveniente". La baja de Donayre está legalmente programada desde hace mucho para diciembre próximo.

Hoy viernes 28 de noviembre de 2008 el ministro de RREE chileno usó la palabreja evitada antes para referirse a los dichos del intemperante general: "inaceptables". Muy tarde, el virreynato, como dijo uno de los parroquianos del bar de la esquina, "con o sin vaselina ya se lo tenía adentro".

Corrieron algunos otros piscos –chilenos y peruanos– entre sonrisas y chistes en el barrio Yungay de Santiago; más de una copa, vaso o humilde jarrito de peltre fue compartido por chilenos vecinos de los peruanos que en ese sector de la capital residen; otros de la comunidad sintieron algo de miedo por eso de que –lo saben– los chilenos a veces son medio salvajes.

Lo más probable es que Lima reitere el alejamiento del general a raíz de esos dichos –García no es tonto–; pero se hará efectiva su baja sin menoscabo del "honor miltar" y en la fecha anunciada: la burocracia que dicen. Igual todos contentos –a Bachelet tampoco le falta materia gris.

Reflexión: los problemas limítrofes suelen ser agitados por gobiernos y capas dominantes cuando su horno no está para bollos o se les queman las papas. Ni en Perú ni en Chile los carriles por los que discurren los asuntos gubernamentales y oligárquicos están lo que se dice limpios y expeditos. Que los pueblos no caigan en trampas.

 

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