Chile: “Qué me impide votar por Piñera…”

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

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El primer conocimiento que tuve en mi vida de la existencia de Sebastián Piñera Echenique fue a través de su madre.

Cuando era novicio de la Compañía de Jesús, debí concurrir a la oficina del Cardenal Raúl Silva ((abajo, der.), y compartimos la sala de espera con doña Picha, madre del actual candidato presidencial. Tuvimos una amena charla a pesar de ella pasearse muy inquieta por el salón, como si esperara una sentencia. Nunca supe que la llevó a la oficina del primado, pero se trataban con afabilidad.
Allí, tratando de entretenerla, le escuché hablar de sus hijos, y ciertamente de Sebastián, para quien tenía un cariñoso sobrenombre que hoy no recuerdo.

A mi turno, y a la salida de doña Picha Echenique, ingrese al escritorio del Cardenal, quien junto con abrazarme muy afectuosamente, aún mantenía una risa socarrona en sus labios, dejada por algún intercambio verbal con la visitante. A pesar de las grandes discrepancias entre Silva Henríquez y Pinochet, tenían algo en común, la cachaza del huaso, y mucho de lo ladino.

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Ahora recientemente vine a saber que también compartían el amor por el dinero, ciertamente con la diferencia que Su Eminencia lo usaba para los demás, y Pinochet para su perversa vanidad y marcada deshonestidad.
Pasaron los años y yo partí lejos de los jesuitas a Europa y Estados Unidos, donde me vinculé al área de la consultoría financiera y a la venta de seguros.

Conocí al presidente del Southeast Bank of Miami, Mr. Weslow, un perfecto gentlemen. Eran los años setenta y estaban vivos los temas económicos no resueltos en Chile, la inflación era toda una preocupación. El sistema no estaba aún consolidado en lo económico, sólo en lo militar, y a costa de la vida de quien disentía del dictador de clase media baja vestido con capas y sus ministros de frac.

Mi encuentro con Mr. Weslow fue a través de Felipe Herrera, para quien no se acuerde, el chileno que había logrado el más alto nivel internacional en la historia, había sido compañero de estudios de mi padre en la Universidad de Chile. Weslow sabía de Chile, había tenido una novia chilena oriunda de Chillán, quien había dejado en este ejecutivo ya casado y con 7 hijos, una marca de cultura y aprecio por nuestro país.

UNA INCURSIÓN FALLIDA

Después de algunos meses, me invitó a cenar a su casa de Key Biscayne, lugar exclusivo cerca de Miami. Durante la cena Chile fue el tema. Directamente me dijo que le interesaba hacer negocios en Chile y me habló de las tarjetas de créditos. Hoy llamadas Visa –antes Amekicard y Master Card– de las cuales su banco era agente y operador con una licencia para desarrollar el negocio en Latinoamérica. Esa opción no había sido aún tocada. American Express comenzaba a pensar y a hacer incursiones en estos países.

A la hora del postre de chocolate, ya habíamos decidido viajar a Chile, hacer una sociedad e impulsar las tarjetas de crédito que en esa época nadie, en Chile las conocía y menos las operaba.

Lo concretamos firmando un acuerdo preliminar de acción y compramos los pasajes. Weslow se alojó en el Hotel Sheraton, es más espectacular y caro de la época, yo me fui a la casa de mis padres en Avenida Colón.

Visitamos al Ministro Cauas, y fuimos a ver a Pedro Donoso Pinto, a la sazón director en el Banco de Santiago, ubicado en la esquina histórica de la calle Nueva York con Moneda. Fuimos recibidos en un elegante comedor en tonos verdes y Burdeos. Copas de Bacarat, cuchillería Christophe, platos con la filigrana palo de rosa, tan típica de Limonges, todo lo más fino traído de Francia.

El impecable mantel de hilo sobre una mesa que dejó descubrir su cubierta con raíz de nogal, donde las diminutas tazas de café se sentían incómodas.
Así, los banqueros chilenos de la época, los pirañas y los otros, trabajaban por el bienestar del país pasando por sus bolsillos. La nobleza del pragmatismo.

Se nos escuchó con particular atención, y Weslow, que tenía el físico de Lord Mountbatten, parecía en dueño real del Banco y de todo lo que nos rodeaba. Su señorío y facha era imponente.

El chaqueteo chileno se sentía activado e inquieto por saber cómo Luis Eduardo Silva había logrado tal confianza y cercanía con un personaje como éste, quien además había sido un subsecretario del tesoro en su país y su mujer era descendiente de primer gobernador del Estado de Virginia, lo más granado de EEUU.

GRINGO INGENUO, CHILENOS ASTUTOS

Finalmente, el Ministro Cauas nos dijo que era la postura del gobierno de Chile el pensar sobre las tarjetas de crédito y que le presentáramos un proyecto. El 50% de las veces que en mi país alguien te pide que le presentes un proyecto, es la forma más profesional de decirte que no les interesa o que están pensando pasarte a llevar y en buen chileno: cagarte.

Pero Weslow les creyó el interés y nos pusimos a trabajar y a gastar. Formamos en 1975 Credichile-Sociedad de Crédito de Chile Ltda. en la Notaría Morgan y quedé como socio de ella, y el Southeast Bank se hizo representar por un abogado venezolano Alexis Rodríguez de la Sierra, quien ocupaba una vice-presidencia en dicha institución. Nos asignaron el Rut 85.498.700-3, o sea, nosotros creamos Credichile, décadas antes que el Banco de Chile.

Completamos el proyecto y con la compañía formada regresamos a Chile junto a dos ingenieros comerciales del Banco, para enfrentar cualquier consulta. El Banco de Santiago sería el operador local.
Cual fue nuestra sorpresa que el Jefe de Gabinete del Ministro Cauas, nos dijo que se había evaluado esto y que el gobierno no daría el pase para que Credichile Ltda. emitiera tarjetas de crédito en Chile por ser ellas un agente inflacionario. “Evaluado”, sin haber conocido el proyecto que solicitaron. Fuimos donde Donoso y dijo estar ocupado.

Demasiado poco después se organiza una empresa presidida por Sebastián Piñera, llamada Bancard, copia calcada de la nuestra, con puntos y comas, y con su hermano en el gobierno, logran hacer todo lo que hacía meses, se nos negó porque “lo habían evaluado”. Esto me trajo a la memoria lo que supe de Sebastián por nuestro vínculo familiar con el viejo Banco de Talca, que quebró siendo él su gerente general, con una administración tan fatal como poco transparente.

No hace mucho asistí a una reunión del Club de Harvard y conocí más acerca de estas conductas de Piñera, donde se mezcla de modo permanente el atropello a quien se le oponga, sin restricciones éticas de ningún tipo, la prepotencia solapada, la sinuosidad como estilo, un Fra-Frá sin el carisma de aquel, sin la simpatía de aquel que ostenta una frescura expuesta y a todas luces, éste es sórdido.

Por eso no voto por Piñera.

Y lo que les pasó a mis amigos de Diario El Gong, con las asesoras de Piñera es una marca de fábrica de todo lo que es y rodea a Piñera. No anda lejos del patrón quien así actuó. Para nada.

Mi padre solía decir: “yo prefiero a un comunista antes que a un demócrata cristiano” , yo digo: prefiero a un comunista antes que a un Piñera.

La sentencia que tanto hacía caminar a doña Picha en aquella antesala, tenía que ver con Sebastián, y las oraciones de Su Eminencia eran muy necesarias.

* Grupo Prensa 4° Poder. Publicado en El Gong (www.diarioelgong.cl)

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ALGO ESPONTÁNEO

 
Después de leido el muy bien escrito recordatorio, yo prefiero un mirista, ante tanta porqueria Concertacionista, Lavinista, Piñerista y otras yerbas».

Victor Toro Ramirez*

 
foto…Claro que un mirista de esos que no han claudicado y continuan luchando junto al Pueblo pobre y marginado.

Si mis amig@s de esos miristas que ya dejaron de golpearse el pecho sobre lo que fue y no fue y hoy construyen poder popular, cantan y bailan hip-hop, continuan pateado piedras y se efuerzan por unir sus orgánicas, y más temprano que tarde darle la lección histórica a los viejos y nuevos ricos, que nos tienen en las desigualdad,marginacion y pobreza.

 
Saludos al pueblo-nacion mapuche, a los deudores habitacionales y pobladores de Chile,a los cesantes de la Concertación y de la dictadura, a la juventud marginada de los estudios, oportunidades y universidades, a la clase obrera y al pueblo. a la mujer de mi pueblo, doblemente explotada y discriminada por todas partes.

 
Después de leer el artículo comprenderán que no somos culpables de ninguno de los males sociales y económicos del salvajismo de los tiempos de la dictadura, ni mucho menos de la delicuencia y desigualdades en los tiempos del modernismo concertacionista.

 
Los responsables tienen nombre y apellidos y todos los conocemos, así que gracias no más por recordarnos a algunos delicuentes de cuello y corbata, de civil y aun uniformados. No estan olvidados estos hijos de perra.

 
No es La Moneda la que debe ser asaltada, sino los grandes negocios y las mansiones, fundos, fábricas, casas y bancos de la Sofofa, del Mercurio, de los Lavin, Piñeras y los escondites de las guaridas del pinochetismo. Ahí está la plata robada al pueblo, ahí está la plata para comer, vestir y finaciar la justa lucha por sobrevivir.

 
Expropiar a un ladron de cuello y corbata tiene mil años de perdon.

 
Octubre – 2005.

* Ex dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR); vive en la actualidad en Nueva York donde –en el Bronx– impulsa La Peña, organización para la defensa de los desposeídos. En la imagen (arriba, izq.) con Nieves, su cónyuge.

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