Chile: Se impuso la agenda de El Mercurio

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 Ernesto Carmona* 

La Concertación gobernó Chile 20 años, pero fue incapaz de conservar los medios anti-dictadura. Éste no es un reclamo por “prensa de izquierda” sino simples diarios capaces de interpreten a sus votantes que proceden desde el centro a la izquierda. Una vez que Piñera tomé el control de La Nación el 11 de marzo, en Chile no habrá un solo diario dónde debatir y conocer la realidad real.

 Una vez puestos en práctica los acuerdos que condujeron a la salida pacífica de la dictadura vía plebiscito SI o NO en 1988, la Concertación procedió a desmontar los medios levantados con generosa ayuda extranjera (incluso desde EEUU), que sirvieron para agitar a las masas que salieron a las calles a acelerar el fin de la dictadura. Cumplido el objetivo, los medios fueron abandonados y cerrados. Desaparecieron los diarios La Época (dirigido a la clase media intelectual) y Fortín Mapocho (destinado al grueso público) y media docena de excelentes revistas.

La Concertación tampoco cuestionó el salvataje de El Mercurio y La Tercera, el duopolio de la prensa chilena, que fueron rescatados de la quiebra con fondos públicos en los estertores de la dictadura. El gobierno de Patricio Aylwin (1990-1994) hizo la vista gorda, lo mismo Eduardo Frei (1994-200) y Ricardo Lagos (2000-2006). Los diarios de Agustín Edwards y Álvaro Saieh deberían haber pasado al sector público porque estaban severamente endeudados con el Banco del Estado, que dicen es “de todos los chilenos”.

La Concertación tampoco tuvo políticas de comunicación. “La mejor política de comunicaciones es no tener ninguna”, repetía Eugenio Tironi, el asesor comunicacional de Aylwin y Frei. “Nuestra tarea es seducir a los medios”, aseguraba Patricia Politzer, propagandista de Lagos.

La Concertación subvencionó a los grandes medios. El grueso de la publicidad del Estado Chile beneficia a El Mercurio y La Tercera, en desmedro de medios independientes como la revista Punto Final, que libra una batalla de años en los tribunales creados en Chile para “garantizar la libre competencia”.

El Mercurio/La Tercera “muerden la mano que los alimenta” y la Concertación fue “como el sándalo, que perfuma el hacha que lo hiere”. Y así, esos diarios imponen su agenda cotidiana a una clase política ansiosa por aparecer en sus páginas, ganaron las elecciones y hoy rebosan felicidad por el regreso de la extrema derecha. A pesar de todo lo que hizo en beneficio de los grupos económicos, la Concertación nunca les satisfizo del todo.

*Periodista y escritor chileno

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