Chile: treinta y ocho por ciento de los adultos no ha completado su escolaridad

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Son 4.250.000 personas que no han terminado sus estudios básicos o medios. Si bien los años de formación han aumentado en las generaciones jóvenes, incluir a los desertores es un proceso lento: hoy sólo un 5% de ellos está en camino de regularizar su situación.

Los jóvenes más pobres tienen actualmente tres años más de escolaridad que sus padres. La población mayor de 18 años en Chile, según la encuesta Casen 2006, pasa en promedio 10,6 años en el sistema escolar, pero aún no alcanza los 12 años de educación obligatoria que desde 2003 establece la ley. El mismo periodo, dice la Cepal, es necesario para romper el círculo de la pobreza.

Con 12 años de estudios, una persona puede ganar alrededor de $245.608. Con tres años, en cambio, aspira a un sueldo de $ 153.128, mientras que si supera los 18 años de formación, el ingreso mensual puede ser mayor a un millón de pesos.

Pese a que Chile tiene uno de los mejores niveles de alfabetización de la región -4,3%, frente a un 13,6% de Bolivia y un 12,3% de Perú-, los indicadores en materia de escolaridad no son buenos. Cada período, 80 mil alumnos abandonan la escuela y pasan a engrosar la lista de los 4.250.000 adultos que no han terminado sus estudios. Un 38% de la población mayor de 15 años que no cuenta con una licencia de cuarto medio y, en algunos casos, ni siquiera de octavo básico.

Ellos, sin embargo, integran la fuerza laboral, pero por lo general, son destinados a puestos de baja calificación y menores salarios. "En la mayoría de los trabajos exigen escolaridad completa, aunque no se necesiten todas las habilidades", dice María Isabel Infante, coordinadora de educación para adultos del Ministerio de Educación. "Eso se debe a que en general hay un aumento de la calificación media de la población", explica.

Clases para todos

Los más beneficiados con la consecución de estudios son los jóvenes. "Ellos pueden optar a mejor empleo, en tanto, a los empleadores de gente mayor de 50 años le importa más la experiencia laboral", señala Infante.

De todas formas, destaca que el principal impacto tiene que ver con la autoestima. "Las mujeres, por ejemplo, lo hacen para comprender el mundo y poder ayudar a sus hijos en el colegio", dice.

Hoy en día hay varias alternativas para regularizar estudios. En total hay cerca de 800 centros, contando los que son exclusivos para dultos y las jornadas vespertinas de los liceos. En ambos casos, el currículo incluye cursos de lenguaje, matemáticas, ciencias sociales, naturales e inglés.

Hay oferta también en la modalidad técnico-profesional, donde las personas pueden aprender un oficio desde la enseñanza básica.

Pese a los esfuerzos, menos de un 5% de los adultos sin escolaridad completa está en el sistema de regularización. Para María Isabel Infante, es necesario incentivar el interés de las personas, "porque con 200 mil cada año, nos vamos a demorar más de 20 años en incluirlos, sin considerar a los que seguirán dejando el colegio", señala.

En opinión de María Luisa Jáuregui, especialista de Unesco en alfabetización de adultos, "el problema es que no hay suficiente oferta ni apoyo del sector público y privado. Eso se constata simplemente revisando el monto de la subvención que recibe este sistema".

La educación básica para adultos cuenta con $ 16.859 mensuales por alumno, mientras que en el caso de la educación formal, sin jornada escolar completa, supera los $ 24.000.

En términos generales también se ve esa falencia. El presupuesto para educación básica y media para adultos es de $ 11.762 millones, una cantidad muy menor comparada, por ejemplo, con los $ 25.000 millones que en 2009 se destinarán a financiar becas de posgrado en el extranjero.

En el Censo de 2002, 1.171.924 adultos declararon tener menos de tres años de escolaridad. Todo el resto, dejó sus estudios en cursos superiores.

Según un estudio de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) realizado en 2003, los cursos en que más se abandonan los estudios son primero y tercero medio.

En tanto, la encuesta Casen muestra que mientras un 99,1% de los jóvenes de 13 años acude a un establecimiento educacional, a los 17 el porcentaje baja al 85,2% y al 62% a los 18 años.

*En: www.piie.cl –que cita como fuente al diario La Tercera.

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