Hace unos días atrás, un hombre al que admiro mucho, nos invita a una reunión virtual y nos comunica que dejará el ministerio sacerdotal católico. Los que conocen mi historia podrían pensar que debería alegrarme, pero, la verdad, se me quebró el corazón y me llene de rabia e impotencia. Vi a dos de mis compañeros de denuncia quebrarse por completo a nivel emocional, develando que las secuelas del abuso sexual clerical están más vivas que nunca.
No puedo decir el nombre del sacerdote que dejará el ministerio pastoral, con las obligaciones que implican, por respeto y por que aún hay un proceso en camino. El sacerdote en cuestión fue de los pocos sacerdotes, que puedo contar con las manos, que no solo levantó su voz contra el abuso sexual clerical, el abuso de conciencia y el abuso de poder, además es uno de los pocos en Chile que acompañó y acompaña a muchas víctimas en algo tan básico como que sigan viviendo.
Este valiente cura, les podría decir que puede ser comparado con el querido cura Mariano Puga.
Llamaremos a este sacerdote el cura Omega. Omega, viajó a Rancagua para acompañar a víctimas a dar el paso de hacer la denuncia ante el poder judicial, levantó su voz contra Karadima, Errázuriz, Ezzati, Duarte, no solo la voz, los enfrentó y DENUNCIÓ directamente al papa Francisco, hizo lo que muchos temen hacer: “denunciar”. Muchos curas se quedan en silencio y no denuncian, por temor a ser castigados, acorralados, o incluso sancionados.
El cura Omega, ha sido perseguido por la clase corrupta al interior de la iglesia católica, es un cura discriminado, apartado incluso físicamente.
Es un cura del que algunas personas que se dicen defensores de las víctimas de abuso sexual, lo han tachado de “amarillo” por esa estupidez del grupo Red de Sobrevivientes de discriminar a las personas que mantienen su credo católico.
El cura Omega apeló al papa Francisco para que no permita la impunidad de muchos obispos chilenos, hizo una valiente carta que fue dejada de manera directa para que fuera leída por el papa Francisco. En dicha carta, solicita un gesto contra la corrupción y el abuso sexual clerical. Manifiesta que la iglesia debe cambiar, y que los gestos que la iglesia católica está dando son contradictorios para cientos de víctimas.
¿Qué creen que sucedió? Para sorpresa y espero también indignación, simplemente no recibió respuesta. El obispo Aós, fiel a su actitud de mirar hacia el lado, hizo nada. Sí, tal cual como leen, hizo nada.
¿Creen que le pidieron tiempo para intervenir la corrupción? No.
¿Creen que le propusieron que trabaje directamente contra el abuso sexual y de conciencia clerical? No.
Por el contrario, pareciera que la iglesia de Santiago, el episcopado de Chile liderado por el encubridor de abuso sexual y de conciencia clerical, Santiago Silva, se sienten aliviados con la renuncia del cura Omega. Yo no participo en la iglesia católica, debido a las acciones que ejecutaron Duarte y Silva para asegurarse de que no tuviera cabida en la iglesia católica de Chile.
Pero, aunque no participo por ser excluido, no logro entender ¿Qué sucede con las y los creyentes? ¿Les gusta ser liderados por pederastas y abusadores sexuales? ¿Les gusta que existan obispos y sacerdotes que han ejecutado malversación de fondos de la iglesia?
Lo digo claramente, han robado a manos llenas, dineros que eran de los creyentes, y terminaron en bolsillos y bienes privados de curas corruptos. Recordemos ejemplos cercanos, Jaime Da Fonseca, Humberto Henríquez, Cristian Caro, Mauro Ojeda, José Olguín, Gonzalo Duarte.
¿Nos vamos a olvidar la casita que se compró el obispo Errázuriz al contado por más de 150 millones de pesos en Ñuñoa?
¿Las y los creyentes están como en un letargo o simplemente miran hacia el lado, creyendo que así no son cómplices de la corrupción?
¿De verdad no hay sacerdotes que sientan un fuego por la verdad y la justicia?
¿Ningún obispo podía salir en favor del cura Omega y llamarlo a servir contra la corrupción en otra diócesis, otro país o incluso el Vaticano?
Sé de primera fuente que el papa Francisco vive entre la espada y la pared, presionado por el sector corrupto, quienes han puesto en jaque la institución para evitar que siga el desmantelamiento de las diócesis corruptas del mundo. Pero, por mucho que esté buscando el mal menor, y la llamada unidad, no se puede equivocar en algo básico, no puede existir espacio al abuso sexual y la corrupción, quedarse impávido por mantener a la iglesia unida, es un precio equivocado porque Cristo, habría preferido dividir la iglesia, pero jamás estar con los que destruyen la vida sexual y algo tan sagrado como la religiosidad de un ser humano.
Desde mi pequeño y micro espacio, hago un llamado a las y los creyentes, sin ustedes no hay iglesia, a levantar la voz hoy, no mañana, para que el sacerdote Omega, reciba un llamado del papa y no deje el ministerio, él, no quiere dejar el ministerio, pero su apego a la verdad, la justicia y el amor a Cristo lo llevan a dar este gesto.
Invito a las religiosas a escribir al vaticano, invito a los pocos sacerdotes que tiene aún fuego por Cristo a escribir a sus obispos, al obispo Aós y al vaticano.
Y también invito a las personas que no profesan una religiosidad, pero tienen amor por lo justo, a levantar una voz para que no se pierda uno de los pocos sacerdotes católicos de Chile que lucha contra el Abuso sexual clerical, la manipulación de Conciencia y la malversación de fondos de la iglesia católica de Chile.
*Exseminarista y denunciante. Fuente: https://www.biobiochile.cl/noticias/opinion/tu-voz/2021/02/23/una-iglesia-de-pastores-sin-humildad-ni-coraje.shtml