Chile y la Apec: la cantidad no mejora la calidad

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La prensa y los actores económicos se deleitan con las nuevas proyecciones de crecimiento establecidas por el Banco Central, que subió la expansión anual del PIB desde un techo del cinco a un 5,5 por ciento. Un cambio en la estimación que surge de una economía que ha avanzado un 4,9 por ciento durante los primeros meses del 2004 y se apoya en una reactivación de gran parte de los indicadores, desde las exportaciones, las importaciones, las ventas internas, el sector inmobiliario, la inversión, los bursátiles y – cómo no- los del mercado financiero.

 
Las exportaciones son, sin duda, la variable que ha tenido el comportamiento más destacado. A agosto pasado sumaron US$ 20.772 millones, monto que es un 48 por ciento más alto que los US$ 14.017 millones de agosto del 2003. Con esta trayectoria, que tiene las características de un nuevo boom de esta actividad, tal como se vivía en las décadas de los ochenta y los noventa, las proyecciones oficiales cifran el total exportado para el año en curso en más de US$ 30 mil millones.

 
Pese a la reactivación económica, lo que se constata de manera creciente son, al menos, dos fenómenos: la reactivación, que está acotada a las grandes empresas, no logra el eslabonamiento de otros sectores productivos, como son las pymes, y tampoco -al incorporar alta gestión y tecnología de punta, lo que es, por cierto, deseable- no genera nuevos empleos. En suma, tenemos una gran empresa (factura el 96 por ciento de los volúmenes exportados) que es la que principalmente incide en el crecimiento del PIB, sin embargo tenemos también una tasa de desocupación en alza y un progresivo deterioro -financiero, tecnológico, de recursos de gestión- de las pymes, que son las grandes generadoras del empleo.

 
No vamos a analizar en esta breve columna las profundas y complejas causas de este anómalo fenómeno, que ha dividido la economía chilena en dos grandes áreas que avanzan a muy diferentes velocidades. Sí, podemos afirmar que existe una clara relación entre el modelo de apertura de mercado, el que ha fomentado esta concentración de las actividades y de los ingresos y el desempleo e inequidad en la distribución de la riqueza.

La apertura de mercado es aprovechada por las grandes corporaciones, tanto en exportaciones, importaciones como inversiones, lo que incide en la creciente concentración de las actividades económicas, tanto productivas como de servicios.  Quienes exportan son grandes y pocas; quienes invierten desde fuera, son también pocas y muy grandes. Baste ver, pues, lo que sucede con todos los servicios, cada vez más concentrados. En la banca, por poner un ejemplo, sólo cinco bancos concentran más del 70 por ciento de las colocaciones, lo que ocasiona, además, una nada menor distorsión de este mercado.

 
El empuje que hace el gobierno del modelo económico, que se basa en la explotación y exportación de recursos naturales, a través de la ampliación de tratados de libre comercio, aun cuando puede incidir positivamente en las exportaciones y por extensión en la tasa de crecimiento del producto, mantendrá e, incluso, profundizará esta brecha económica. Por tanto, la nueva arremetida comercial hacia los países del Apec, con los cuales se negocian y se estudian nuevos tratados de libre comercio, no ofrecerá un cambio cualitativo para nuestra economía. De hecho, el 90 por ciento de las exportaciones hacia la zona Apec corresponden a recursos naturales y naturales procesados. Y de este total, el 56 por ciento a los sectores minero y forestal.

 
En relación a inversiones, el 53 por ciento de los Flujos de Inversión Extranjera Directa hacia la economía chilena provienen de la zona del Apec, siendo Estados Unidos el país de origen del 56 por ciento de estos flujos.

 
Chile utilizará muchos aspectos del TLC con Estados Unidos, que es el miembro más poderoso del Apec, para negociar acuerdos con los otros países de la zona. El espíritu de la Cumbre que se realiza en Santiago reproduce en términos muy similares las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, en las cuales sólo los gobiernos y los grandes empresarios tuvieron un papel activo (de hecho no hubo representantes de organizaciones sociales).

Las declaraciones del presidente Ricardo Lagos en el acto de inauguración de la reunión de ministros de Finanzas de la zona invitando a la creación de una gran área de libre comercio no hacen más que refrendar este proceso, el que no variará la orientación comercial con los países de la zona y, lo que es más preocupante, introducirá mayores obligaciones legales que las actuales, en temas aun no acordados a nivel multilateral, tales como aquellos relacionados con inversiones, servicios, materias de propiedad intelectual, entre otros varios.

 
El Apec, que es en teoría no sólo un foro de comercio sino también de cooperación, se ha convertido, impulsado con gran entusiasmo por los empresarios y los gobiernos (entre ellos el nuestro) en un gran mercado que reproduce las actuales y desiguales relaciones.

* De la Alianza Chilena por un Comercio Justo y Responsable.

Publicado en el Portal del Pluralismo:
www.portaldelpluralismo.cl/interno.asp?id=4917.

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