China suspira la “transferencia de poder” por EEUU

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Alfredo Jalife-Rahme*
 
chinos”, el rotativo People’s Daily (13/2/10), órgano del Comité Central del Partido Comunista de China, aborda la “transferencia de poder” de Estados Unidos (EU) a China como consecuencia de la delicada fase de transición que asuela al planeta: “las tendencias incluyen un debilitamiento gradual del poderío estadunidense, un papel cada vez más reducido de Europa en la política global, la influencia mejorada (sic) de China y el mantenimiento (sic) de Rusia en los asuntos mundiales”.

¿Se trata de un G-3, entre EU, China y Rusia que no se atreve a pronunciar su nombre? ¿Qué advendrá de Europa: será asimilada, para no decir deglutida, por el resurgimiento ruso?

Bajo el título “Abriendo nuevos ángulos visuales en la teoría de las relaciones internacionales”, la pareja de economistas chinos aduce que fluye “una nueva evolución en el tema”, cuya “base de valores” se desplegó con el “proceso de la civilización (sic) occidental para controlar (sic) o dominar el mundo”.

Ahora toca el turno a “los valores de las civilizaciones china, islámica e india (¡supersic!)” a “aportar cambios sustanciales (¡supersic!) a la teoría”.

Suena atractivo este enfoque civilizatorio plural y multipolar de los autores, quienes aseveran que la “crisis financiera global no sólo ha conducido a cambios mayores en la presente situación mundial, sino que está alterando o cambiando el dominio (sic) de la teoría occidental de las relaciones internacionales”.

Refieren que “el ascenso y la caída de las grandes potencias representa un tema permanente en la política mundial”, y citan que desde que el historiador británico Paul Kennedy publicó hace 23 años su libro al respecto (nota: en el que se equivocó con Japón y China: ¡nada más!), “la configuración mundial ha sufrido cambios profundos”.

Queda sepultado el espejismo unipolar de Zbigniew Brzezinski, ex asesor de seguridad nacional de Carter e íntimo de Obama, cuando hace 14 años, en su libro El gran tablero de ajedrez mundial alucinaba la eterna supremacía de EU, postura que ha tenido que modificar sustancialmente.

¿Adónde se dirige el sistema internacional, cuando pocos países se someten al unilateralismo de EU (con excepción del panismo foxiano-calderonista neoliberal, claro está), o, para decirlo de otra forma, el resto del planeta posee otras opciones menos dependientes y alienantes?

Los autores anónimos afirman que a raíz de la crisis financiera global los países del mundo han mejorado su cooperación, coordinación, comunicación y el establecimiento de reglas, lo cual refleja la conciencia de “una gobernación económica (¡supersic!) global”.

¿Dónde? Sin contar la colisión de EU y China, se trata de medidas coreográficas, ya que –desde la instalación del retórico cuan hueco G-20, pasando por la fracasada cumbre de Copenhague, hasta la pretendida balcanización del euro y el yuan– no se notan aún las bondades de un esbozo de “gobernación económica global”.

En forma correcta los autores señalan que “la crisis se ha mayormente enfocado en las relaciones entre los jugadores estatales y no estatales (léase: las trasnacionales del G-7)”. Pues sí: habría que aniquilar al dragón de Goldman Sachs antes de que acabe con el género humano cuando todavía no se ve un San Jorge a la vista.

en el sistema-mundo moderno (University of Minnesota Press, 1999), en “Occidente” (whatever that means) la “gobernación global” –sea financiera, sea económica, sea geopolítica– se ha resuelto por la vía militar desde el siglo XVI.

¿Quién será el guapo en persuadir a EU y a sus aliados bélicos (Gran Bretaña e Israel), primero, que se encuentran en decadencia y, luego, de transferir el poder mundial en forma ordenada, armónica y “civilizada”? ¿No andarán soñando nuestros amigos chinos?

*Analista internacional mexicano, columnista de La Jornada
 

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