CINCUENTA Y CINCO TRABAJADORES MUERTOS

983

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Toda una paradoja. La Corporación de Desarrollo del Cobre (CODELCO) acaba de recibir la “prestigiosa” calificación de OHSAS 18001 por la certificadora Moody Internacional, a través de la cual se le reconoce a la empresa estatal la alta especificación técnica en seguridad y salud ocupacional.

Conocida la esperada noticia Juan Villarzu, gerente ejecutivo, expresó “estamos haciendo cada vez mejor las cosas y vamos garantizando a nuestros trabajadores, condiciones de trabajo seguras; que cuidan de la salud… Una minería que respeta a las personas”.

Sin embargo parece que la calificación internacional hizo la vista gorda con las 55 muertes de trabajadores que fallecieron cumpliendo su trabajo en la empresa minera entre los años 1998-2005. Ni tampoco parece tomar en cuenta el empeoramiento de las condiciones de seguridad laboral de los trabajadores de contratistas y subcontratistas que operan al interior de las distintas minas manejadas por Codelco.

De hecho, 36 de los trabajadores muertos pertenecían a contratistas y la propia empresa estatal reconoce que según la tasa de accidentabilidad laboral de cada tres accidentes laborales dos corresponden a trabajadores contratistas y subcontratistas. Es tal el escándalo que incluso empresas proveedoras de elementos de seguridad para Codelco como Manex, han señalado públicamente que “hemos detectado y hecho presente en distintas oportunidades, el que los contratistas no están usando los mismos elementos de protección, que usan los trabajadores de Codelco”, lo cual hace que exista una amplia desigualdad que favorece los accidentes.

Pero para Villarzú eso es solo un detalle. Los políticos y empresarios no se cansan de reconocerlo y tratarlo como el “gerente de gerentes”. Y ese es el único reconocimiento que le interesa.

El Gran Proyecto del gran ingeniero

Y es que la soberbia parece no tener límites. Todos están extasiados por los resultados históricos de las utilidades de la empresa que empinaría las utilidades por sobre los 5.000 millones de dólares para el 2005. Todo un festín que se repartirán los administradores del gobierno y los militares. A estos últimos, por las leyes de Pinochet (que la concertación de Lagos y Bachelet no se han preocupado de cambiar) les toca el 10%, o sea la friolera de US$ 500 millones.

El precio del cobre está por las nubes, y el ego de los gerentes de la estatal también. Todos los indicadores señalan que las enormes utilidades obtenidas y proyectadas a futuro se deben a la altísima demanda del mineral por parte de China. Sin embargo pocos reparan en que los incrementos de producción para responder a esta mayor demanda han significado un empeoramiento y una precarización dramática de las condiciones de laborales de miles de trabajadores.

Villarzú, como los arquitectos que construían las pirámides para los faraones, diseña sus estrategias a largo plazo. Según su planificación 1994-2020 estaríamos actualmente finalizando la segunda etapa, construida bajo el bonito lema de Proyecto Común de Empresa, PCE.

Bajo está figura se establecen seis metas para el período. De estas, tres tiene que ver con cambios operados en la relación empresa-trabajadores: Practicas de trabajo (polifuncionalidad, movilidad, empleabilidad), Nueva organización (Servicios compartidos, mantenimiento proyectos), externalizacion de actividades (mantenimiento, aseo industrial, servicios).

Independientemente de la inesperada alza del precio del cobre, hace ya varios años que Villarzú y sus muchachos habían apostado a que el negocio de Codelco debía bajar los costos a través de recortar costos por el lado de los Recursos Humanos.

De hecho, de los 27.000 trabajadores contratados directamente por Codelco el año 1990 hoy solo quedan 16.000. Sin embargo, en 2005 la estatal reconoce que cumplen distintas labores en la empresa mas de 45.000 trabajadores. El gran cambio es que hoy, de ese total, 29.000 hombres y mujeres trabajan en distintas líneas de producción o proyectos con contratos precarios para contratistas y subcontratistas. Es decir, 2 de cada 3 trabajadores de la empresa minera más grande del mundo trabajan con contratos que disminuyen al mínimo sus derechos laborales.

Casi nadie habla de este gran cambio. Al revés, todos se quedan aun con la imagen de los trabajadores del cobre, como unos privilegiados. Esos trabajadores de la minería que le reclamaban al compañero presidente Allende cuando hablaba de “el cobre para todos los trabajadores chilenos” y los sindicatos entendían que el gobierno de la Unidad Popular debía pasarles acciones de la empresa estatal. Los mismos que encabezaron la huelga de los trabajadores de El Teniente, en abril de 1973, con la que se buscaba dar respaldo a una intervención de los militares.

Pero hoy la realidad es muy distinta. Son cada vez menos los trabajadores directamente contratados por Codelco, y el 99% de quienes gozan aun de este privilegio se encuentran agrupados en los 25 sindicatos organizados en la muy “amigable” Federación de trabajadores del Cobre, FTC. De hecho, el socialista Raimundo Espinoza presidente de la FTC señala, sin empacho, que la Alianza Estratégica propuesta por Villarzú y aceptada por la FTC ha permitido que “la Corporación tenga estándares ambientales, laborales y de responsabilidad social, que la sitúan en los primeros lugares en el país y en la industria mundial del cobre”.

De igual forma, la no menos amigable Federación de Sindicatos de Profesionales y Supervisores Rol “A” de Codelco, Fesuc, encabezada por el demo-cristiano Hernan Blanco y el comunista Ricardo Calderon, han tomado una serie de acuerdos que van en contra de los intereses de los trabajadores en el marco de la “Alianza Estrategica” (Acuerdo de Gobernabilidad).

Nada han hecho ninguna de estas organizaciones sindicales por mejorar las condiciones de trabajo de los miles de trabajadores que arriesgan sus vidas por ahorrarle a su empresa y a la gerencia de Codelco algunos pesos. De hecho, ni siquiera se han atrevido a respaldar las acciones que ha desarrollado el Sindicato Nacional de Contratistas y Subcontratistas (SINTRAC), quienes ya en dos ocasiones han logrado que la Inspección del Trabajo de Calama, fiscalizace y clausurase, por un tiempo, dos faenas por no cumplir con las normas de seguridad mínimas para los trabajadores.

La primera involucraba a la empresa Proyect. Ingenieria S.A., subcontratistas de Montajes Delta S.A. Obra K-1, con mas de 500 trabajadores en el Chancador Primario, cuyas faenas fueron fueron clausuradas por un periodo de cinco días.
La segunda se trata de la constructora NDS. Ltda. que empleaba a más de 1.200 trabajadores en la construcción de las casas en el proyecto de traslado Nueva Calama.

Sin embargo, pese a que estos dos hechos puedan ser vistos como éxitos de los trabajadores frente a la desidia de la gerencia y sus sindicatos amigos, rápidamente las manos oscuras salen a defender los intereses de los poderosos usando artimañas y amenazas.

A los pocos meses de ocurrido el cierre de estas faenas de contratistas y subcontratistas de Codelco Norte por el no cumplimiento de las normas laborales y de seguridad, sorpresivamente, fue removido de su cargo quien autorizó dichos procedimientos, German Villaroel, inspector provincial del Trabajo. Lo cual claramente indica el castigo al que pueden verse sometido por sus superiores los funcionarios honestos que osen confirmar que al interior de Codelco no se respetan las normas laborales.

Y como si este tipo de actitudes mafiosas fueran ya la norma, en los últimos meses se sabe de la existencia de listas negras, en donde aparecen los nombres de los trabajadores considerados como “conflictivos” y que no deben ser contratados por ninguna de las empresas que trabajan para la estatal Codelco. Esta practica antisindical se ha hecho permanente de todas y de cada una de las empresas que prestan servicios a Codelco, lo cual obedece a una de las mas importantes exigencias veladas de la estatal de no permitir sindicatos en ninguna de sus contratistas o subcontratistas.

Asi las cosas Codelco, con Villarzú a la cabeza, avanza con mano dura para los trabajadores, y billetera fácil cuando se trata de “comprar” dirigentes. Una estrategia que hasta ahora le ha dado resultados, pero que a la luz de los últimos acontecimientos parece empezar a agotarse.

———————————-

* Presidente de Sintrac-Cnd, Chile, el señor Alegría, e integrante de la Corporación Chile Ahora el señor Cepeda, respectivamente.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.