Colombia abre una batalla en España para recuperar su Tesoro Quimbaya

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La descolonización llega a los museos. Una colección de 122 piezas de oro y cobre, perteneciente a un pueblo precolombino y llegada a España a finales del siglo XIX, está en el Museo de América. A pesar de ser un importante legado artístico e histórico, el Tesoro Quimbaya pasa desapercibido en el Museo de América. Su llegada a la península fue fruto de un polémico regalo que el entonces presidente colombiano Carlos Holguín (1888-1892) hizo a la reina María Cristina a finales del siglo XIX. En esos años, un agonizante imperio español estaba a punto de perder sus últimas colonias de ultramar: Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam.

Hoy, este tesoro representa un intrincado conflicto cultural: Colombia exige su repatriación y prepara una nueva acción legal para anular aquella donación. Hace unos 150 años, un grupo de saqueadores de tumbas, conocidos como guaqueros, desenterraron el Tesoro Quimbaya en la Hoya del Quindío, en lo que hoy se conoce como el Eje Cafetero colombiano. Lo que hallaron fue un extraordinario conjunto de más de 400 piezas funerarias de oro, cobre y cerámica, consideradas como obras maestras de la orfebrería prehispánica. Los Quimbaya fueron un pueblo nativo americano del siglo V a.C.Colombia abre una batalla en España para recuperar su Tesoro Quimbaya, el regalo que recibió la reina María Cristina

Este tesoro reúne hoy sólo 122 piezas, menos de la mitad, que se encuentran en el Museo de América de Madrid, uno de los museos menos visitados de España. El patrimonio colombiano llegó a suelo español como consecuencia de un regalo privado, pese a ser patrimonio del Estado, del presidente colombiano de entonces a la reina María Cristina como agradecimiento por haber intercedido en un conflicto fronterizo entre Colombia y Venezuela.

Aquello fue un delito, aclara el arqueólogo Roberto Lleras Pérez durante las jornadas de arqueología acogidas en el Museo de América este mes de septiembre. Se trata de un bien del Estado y el Congreso tenía que haberlo autorizado: “La entrega a un país extranjero requería de un tratado internacional […]. Carlos Holguín regaló el tesoro unilateralmente sin autorización del Congreso, violando la Constitución de 1886 y cometió lo que hoy en día se conoce como peculado por apropiación en favor de terceros”.

Desde la conquista española de América, los enterramientos precolombinos en Colombia y otros países latinoamericanos han estado sometidos al saqueo y hoy en día se siguen buscando artefactos de la antigüedad, incluso de forma ilegal. El Tesoro Quimbaya es uno de los ejemplos más icónicos en Colombia, pero la lista de objetos saqueados y vendidos a colecciones privadas es larga. Por citar otro caso, el Museo Etnológico de Berlín atesora el patrimonio de San Agustín, unas 35 esculturas de dos mil años de antigüedad que fueron robadas por el investigador alemán Theodor Preuss.

“Desde el dolor y la ausencia”

Qué es el tesoro Quimbaya, la valiosa colección de piezas precolombinas que España se niega a devolver a Colombia - InfobaeEl Gobierno de Gustavo Petro ha expresado en varias ocasiones su intención de recuperar los bienes culturales que están en otros países: “Mucho se ha hablado desde el dolor y la ausencia; es hora de que veamos una salida a partir de un diálogo propositivo y esperanzador, especialmente para estas comunidades que esperan ansiosas volver a reconectarse con su patrimonio”, declaró en el Museo de América Elizabeth Taylor, viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia.

Pero, curiosamente, ha sido la sociedad colombiana la que más ha peleado para que el Gobierno haga reclamaciones. En 2017, después de más de diez años de pleitos judiciales, la Corte Constitucional falló a favor de una acción popular presentada por el profesor de la Universidad Nacional Antonio José Rengifo y el abogado Felipe Rincón Salgado.

La sentencia ordenó al Gobierno colombiano repatriar el Tesoro Quimbaya a través del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin embargo, como comenta Rengifo a Público, desde 2017 “no aparece ninguna información oficial en la cual se indique que uno de los gobiernos de Colombia que se han sucedido desde entonces haya hecho la reclamación”.

Acciones legales

Para Colombia y para la recuperación de su memoria histórica “es necesario que esas piezas vuelvan al territorio de origen, que es donde adquieren toda su simbología”, opina Felipe Robledo, abogado y promotor de una acción legal para invalidar la donación, en una entrevista a este diario.

“El recibimiento es nulo, porque la entrega venía viciada. Y al ser nulo, las cosas en el derecho se tienen que retraer a su estado primario”, explica.

La acción de nulidad se realizará ante las Cortes Generales españolas bajo un apartado del Real Decreto del 24 de julio de 1889, vigente en la época de la donación y a día de hoy. En él se establece que las donaciones “se regirán, en todo caso, por la ley nacional del donante”, es decir, Colombia, donde se ha demostrado jurídicamente que fue un acto ilegal.

España, para cumplir con su normativa, tendría que haber verificado que bajo el ordenamiento jurídico colombiano se cumplieran todos los preceptos.

“Bajo ese punto de vista merece la demanda y toda la recriminación pública, porque cada día que pase el Tesoro Quimbaya en territorio español, que se sepa, están ultrajando y haciendo de Colombia un país sin reivindicación de sus derechos culturales“, asegura Robledo.

El entrevistado afirma que la demanda ya está preparada, sólo esperan a las coyunturas política y electoral para saber si se puede dirimir bajo el diálogo o si será necesario un pleito judicial.

La narrativa colonial sigue viva

La descolonización de los museos es una reclamación que se intensifica desde las sociedades del Sur Global en respuesta a la apropiación -muchas veces violenta y sistemática- de sus Estudio integral del Tesoro de los Quimbayas - Museo de América | Ministerio de Cultura y Deportepatrimonios en colaboración con museos de Europa y Norteamérica, es decir, países con pasado colonial, según explicó a Público Felipe Gutiérrez, profesor de Patrimonio Global, Museos y Repatriación en la Universidad de Northwestern, en Chicago (EU).

A España le cuesta asumirse, reconocerse, como un antiguo imperio colonial porque, en cierta medida, implica “desbaratar una narrativa nacional que muchos españoles tienen muy consolidada”, opina Gutiérrez.

Un ejemplo es el Museo de América. El relato que se ha instalado en torno al descubrimiento de América como un gesto civilizatorio sobre los territorios que fueron ocupados no es exclusivo de este museo madrileño; está presente también en el Alcázar de Sevilla y otros espacios que son visitados por miles de turistas cada año.

“Creo que [el Museo de América] necesita urgentemente renovar su aproximación curatorial, tiene toda la infraestructura arquitectónica para hacer de las colecciones valiosísimas una experiencia museística mucho mejor y más acorde a las líneas contemporáneas”, comenta.

El investigador considera que el museo cae en el melting pot (crisol de culturas en inglés), una mezcla de comunidades y civilizaciones puestas juntas sin una mayor diferenciación bajo categorías vagas como “la sociedad”, “la religión” o “el comercio”.

“Es un gesto que ellos ven como algo positivo, pero resulta algo ingenuo e irrespetuoso. Merecería más la pena detenerse en la especificidad de esos objetos y de cómo llegaron ahí, a quién pertenecen y no el uso que pueden compartir, que termina siendo una generalización”, explica.

Ola de reclamaciones a nivel mundial

El oro de los Quimbayas que atesora MadridLas reglas internacionales sobre conflictos relacionados con el patrimonio cultural son asimétricas y los procesos para devolver objetos de países del Norte a países del Sur son deficientes. Esto “no deja de tener un claro tinte neocolonial“, explica el profesor Rengifo. Lo probable es que la ola de reclamos a nivel mundial ayude a establecer normas más claras en el derecho internacional para resolver este tipo de conflictos, según el experto.

Rengifo resalta que las restituciones y el proceso de descolonización de los museos no deben ser interpretados como actos hostiles hacia el Estado, ni las comunidades; tampoco contra el patrimonio cultural o estatal de un país.

Desde hace décadas, Grecia y Egipto reclaman a Reino Unido y a Alemania los mármoles del Partenón y el busto de Nefertiti, respectivamente. Francia ha devuelto 20.000 bienes culturales a varios países africanos, sacados ilegalmente y en tiempos de la colonización. Países Bajos también ha entregado bienes culturales a Indonesia y ha pedido excusas por acciones y crímenes cometidos en tiempos coloniales. Dinámicas internacionales, opina Rengifo, bastante estimulantes y alentadoras para la sociedad colombiana.

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