Colombia. – LOS VENEROS DEL DIABLO MATAN

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En América suele llamarse al petróleo «los veneros del diablo». El término lo acuñó el poeta mexicano López Velarde y desde entonces se lo utiliza como metáfora –terriblemente concreta– para enseñar la carga de destrucción que cae sobre los pueblos y su gente cuando comienza la extracción de los pozos. La ecuación entre riqueza mineral y sustentación de la vida suele tener signo menos. Colombia no es una excepción.

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ECOPETROL es la petrolera del Estado colombiano, explora, extrae, transporta, refina y comercializa hidrocarburos. Detrás de las venezolana, mexicana y brasileña es entre las cuatro mayores de América Latina. Sus actividades se concentran en alrededor de un centenar de operaciones directas y unas 120 en asociación con empresas de capital privado. La OXY –de triste memoria en Ecuador– es una de sus socias más fuertes.

Un pueblo condenado a desaparecer

Los u’wa no son muchos más de cinco mil almas; hace tres generaciones no eran menos de 20.000. A ECOPETROL y asociadas como la OXY se les reprocha grave destrucción ambiental y jaquear severamente distintas culturas originarias. Por ejemplo: guahibos en Arauca, motilones bari en el Norte de Santander, len la zona del Putumayo, y el pueblo u’wa. Tras la instalación de las petroleras en esos sitios predomina la violencia, el hambre, el desplazamiento, el abandono estatal y la pobreza absoluta.

Señala la nación u’wa que el Plan Colombia facilita la invasión de sus tierras por parte de las transnacionales de petróleo y que con la militarización de los territorios se garantizan las operaciones petroleras como la exploración, explotación y conducción del oro negro del departamento de Arauca a Coveñas, y el proyecto Gibraltar 1.

U’wa significa «la gente que piensa» y «la gente que sí sabe hablar». Según sus tradiciones alguna vez fueron ocho clanes o grupos originarios ubicados en la Sierra Nevada del Cocuy-Güicán, los cuales a su vez estaban subdivididos de acuerdo con su lugar de permanencia en tierras altas, medias o bajas. Todos ellos reafirman los principios de conservación del ambiente natural y la idea de que su rol en el mundo es mantener el equilibrio de los mundos paralelos del Cielo y de la Tierra.

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La represión y las enfermedades traídas por los colonos acabaron con la vida de miles de en los últimos años. Pero como si ello no bastara, a partir de enero de 2000 mas de 5.000 efectivos del ejercito colombiano invadieron los restos de sus tierras ancestrales para garantizar los trabajos de perforación del Pozo Gibraltar 1, de la empresa Occidental, OXY.

La urgencia y la ceguera

Hace pocas semanas, el 12 de octubre de 2006 mediante documento de más de 100 páginas firmado por todas las autoridades indígenas los u’wa demandaron al presidente de Colombia las suspensión y cancelación de todo proyecto petrolero ubicado en su territorio. La determinación del Ejecutivo fue: el petróleo se saca, se saca como sea. Es decir –señala el cabildo indígena–: «con la militarización del Oleoducto Caño Limón Coveñas, resultado del Plan Colombia, el gobierno colombiano pasará por encima de nuestros derechos.

«Claro, los u’wa no tenemos armas bélicas para enfrentarlo, entonces, como súbditos del gobierno central, nos toca aceptar y revivir la época de la conquista donde muchos de nuestros antepasados fueron aniquilados. La decisión del gobierno nacional viola directamente lo que él llama el Estado Social de Derecho, entre ellos, nuestro derecho histórico patrimonial milenario, que tenemos por ser los primeros ocupantes de estas tierras y que esta reconocido en la Constitución Nacional, la jurisprudencia nacional y en las leyes nacionales e internacionales aplicables a los pueblos autóctonos y naturales de cada parte de la tierra.

«(…)Sí se esta ejerciendo la violencia contra las comunidades indígenas u’wa. Solicitamos a la ONIC iniciar una acción urgente con el fin de presentar una demanda ante la Corte Penal Internacional por el delito de genocidio.
(ONIC: Organización Nacional Indígena de Colombia –www.onic.org.co)

«Creemos que las noticias que se publican en la cartelera y el periódico de esa institución y los largos procesos penales que conocen las cortes de justicia nacional sin resultados favorables a los pueblos indígenas dan merito suficiente para alimentar la denuncia o ¿nos tocará esperar que también acaben con los últimos pueblos nativos para que los museos o antropólogos del mundo hablen por nosotros? (…)

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«Llamamos la atención a las ONGs ambientalistas y de derechos humanos del mundo para que se pronuncien sobre lo que esta ocurriendo en territorio U’wa y Barí. Dicen que Colombia es un país democrático y respetuoso de los derechos humanos, pero nosotros los indígenas somos testigos para afirmar que ha diario se violan los derechos humanos, y como prueba de esta afirmación encontramos que el Congreso de la República de Colombia próximamente expedirá el estatuto de desarrollo rural, con el cual los resguardos indígenas pasarán a la historia, dejarán de ser inalienables, inembargables e imprescriptibles y serán objeto de expropiación con fines propios al TLC.
(De la Declaración de las autoridades tradicionales, Cabildo mayor y pueblo u’wa Resguardo indígena unido. César Aranguren Alba, Comunicaciones y Prensa).

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Informe: Benedetta Scardovi-Mounier, desde Nueva York.

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