Colombia- Venezuela, tanto descaro como en Honduras

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Néstor Francia.*

El descaro del canciller Bermúdez. ¿Estado de emergencia en la frontera? A la respuesta del Estado debe sumare la claridad del pueblo para definir los eufemismos del imperio y a los golpistas en Honduras. Caben pocas dudas: la Comisión de verificación al lado de Micheletti. Zelaya y acaso una nueva táctica para desenmascarar los atropellos.

Ayer nos referíamos a como la diplomacia colombiana está aprendiendo rápidamente del estilo “smart power” (poder inteligente) que viene aplicando Barack Obama, el cual combina el garrote en una mano y la rosa en la otra. Las últimas declaraciones de Uribe tratan de presentar como una paloma a este criminal:

 “Colombia jamás construirá un muro de Berlín en la frontera. Nuestras patrias no pueden ser divididas, no pueden ser separadas. En lugar de construir un muro de Berlín, Colombia ofrece cooperación judicial…No hace mucho tiempo en los Estados Unidos se agitó la propuesta de construir un muro para separar a los Estados Unidos, de México. Eso creó una enorme reacción en contra en todo el Continente. Colombia jamás pensará en construir un muro que nos separe de Venezuela”.

De manera que quienes provocan guerra, agresiones y asesinatos, se venden como pacifistas y conciliadores. No nos sorprendamos si por este camino, el próximo año le dan el premio Nóbel de la Paz a Alvaro Uribe, como ocurrió con el fariseo Barack Obama. Por otro lado, el descaro del canciller Jaime Bermúdez lo lleva a decir que lo que pasa en Táchira es consecuencia de “problemas de orden público” en nuestro país, como si la guerra interna colombiana, los paramilitares y las agresiones palpables en nuestro territorio fuesen un invento de nuestra revolución.

Nuestro Presidente, mucho más sincero y diáfano, ha asomado la posibilidad de decretar el estado de emergencia en la frontera, e inclusive de cerrarla. Lo cierto es que la situación, sumamente grave, reclama dos respuestas ineludibles: la respuesta firme, política y militar, del Estado venezolano, y la respuesta masiva del pueblo movilizado en defensa de nuestra soberanía y nuestra revolución.

Honduras, la que duele

La situación de Honduras continúa reflejando como el imperialismo y la oligarquía tratan de imponer ladinamente sus planes, apelando a eufemismos, declaraciones hipócritas, omisiones, dilaciones y toda clase de subterfugios.

Con razón la gringa Hilda Solís, miembro de la llamada Comisión de verificación, en rueda de prensa ayer, mencionó en varias ocasiones que “estamos tomando tiempo”, “todo se tomará su tiempo”.

Por su parte, Ricardo Lagos habló de todo: reconoció el entendimiento y las intenciones de las delegaciones de Roberto Micheletti y Manuel Zelaya, insistió en que el acuerdo de Tegucigalpa-San José firmado el pasado 30 de octubre, contiene los fundamentos para culminar con éxito. Indicó la importancia de constituir un “gobierno de unidad y consolidación nacional”. Asimismo, afirmó que el candidato que resulte electo tomará posesión de su cargo el 27 de enero de 2010, y otra vez justificó las demoras: “Tenemos que ir paso a paso y avanzar en los temas más importantes”. (sic)

Habló de todo, es verdad…menos del asunto fundamental y más decisivo: la restitución de Manuel Zelaya al cargo para el cual lo eligió el pueblo en elecciones democráticas.

Otra táctica que está aplicando la mayoría pro-golpista de la Comisión de verificación es la de igualar a Micheletti y Zelaya como si tuviesen la misma investidura (Lagos lo llamó varias veces “presidente Micheletti”) y usando declaraciones del dictador para insinuar, sin decirlo claramente, que Zelaya haría bien en poner de lado sus aspiraciones a la restitución. La gringa Solís refirió que “El señor Micheletti dejó claro que estaría dispuesto a echarse a un lado”.

Por su parte, Lagos señaló que Micheletti “entiende que la constitución e instalación de un Gobierno de Unidad Nacional probablemente se ve fortalecida si él entiende que está en condiciones de hacer una resignación a los cargos que ostenta”. Y de la restitución de Zelaya, nada.

Por su parte, el representante de Zelaya en la comisión, Jorge Reina, indicó que el mandatario depuesto podría no declarar roto el Acuerdo de Tegucigalpa-San José si no es restituido en el poder hoy, para presidir ese Gobierno de Unidad, como había amenazado anteriormente.

“No queremos plantearlo en esos términos porque hemos sentido la voluntad también de la comunidad internacional de apoyarnos” (en la intención de devolver a Zelaya a la presidencia), señaló Reina, embajador del gobierno legítimo ante las Naciones Unidas.

Aquí podríamos estar ante una nueva táctica zelayista, de seguir en el juego para desenmascarar cada vez más, ante el mundo, la verdadera catadura de los golpistas y de quienes les apoyan abierta o soterradamente ¿Reconciliación? ¡Yo te aviso, chirulí!

* Analista de asuntos políticos.
 

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