Cómo la naturaleza ha determinado la historia humana más que las guerras

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Las transformaciones del medio ambiente determinan nuestra respuesta a las enfermedades o el bienestar de las minorías.

La bomba atómica es el ejemplo por antonomasia que demuestra el impacto del ser humano sobre el entorno. Nuestra especie ha transformado el medio físico de múltiples maneras, desde el desarrollo de la ganadería y la agricultura hasta la invención de la máquina de vapor. Nuestras acciones tienen consecuencias. Sin embargo, la naturaleza también determina nuestras vidas y nuestra historia.

Las erupciones volcánicas, la actividad solar, las transformaciones oceánicas y atmosféricas son elementos fundamentales del pasado y el presente. En La Tierra transformada (Crítica, 2024), el catedrático de Historia Global por la Universidad de Oxford, Peter Frankopan, radiografía toda la historia de la humanidad en clave climática, desde los orígenes hasta nuestros días.

Los cambios en el planeta han afectado a la humanidad de forma radical, ya que han determinado nuestro propio nacimiento. “Sin la extinción de los dinosaurios, los humanos no habrían evolucionado”, destaca Frankopan a Público. “Han habido cinco extinciones masivas en la historia de la Tierra y todas han ayudado a crear el entorno perfecto para los humanos“.

De la vida a la muerte: el caso de las pandemias

El mundo nos ha visto nacer, pero también nos ve morir de modo constante. Cuando nos preguntamos por los fenómenos naturales que han tenido un mayor impacto en nuestra especie, solemos pensar en aquellos que más muertes han desencadenado. En este marco, “las pandemias estarían en la cima de la lista”, afirma el catedrático a este medio.

La actual isla de Santorini (Grecia) sufrió una erupción volcánica en el siglo XVII a.C. con consecuencias devastadoras. El autor señala que pudo modificar “la respuesta patogénica de la viruela, que en el siglo XX mató a 300 millones de personas”.

La crisis de la Covid-19 es diferente a las pandemias más famosas de la historia porque no ha tenido tanto impacto sobre la población. “Si este virus hubiera matado en la misma escala que la gripe española, habríamos tenido 300 millones de personas muertas en todo el mundo”, subraya Frankopan a este diario.

Grandes pérdidas demográficas generan escasez de mano de obra, de modo que se revaloriza. En el caso de la peste negra, que diezmó la población europea, “aumentaron los derechos de propiedad, salarios más altos y energía. La carne era más barata, por lo que la gente comía más proteínas y estaba más sana”, añade el historiador.

La Covid-19 fue una experiencia traumática que se llevó millones de vidas, pero “las tasas de mortalidad no fueron tan malas como podríamos pensar. Hubo grandes intervenciones, los laboratorios crearon vacunas y se pagó a los trabajadores que debían permanecer en sus hogares”, explica el escritor a Público. “Las implicaciones de esta última pandemia fueron más financieras que sociales”.

Las minorías, principales víctimas de la crisis climática

A peores condiciones climáticas, mayores probabilidades de que las minorías sufran ataques. Esta es una de las conclusiones que destaca La Tierra transformada, una máxima que se ha repetido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia.

“Cuando hay una escasez repentina de los recursos, alguien carga con la culpa“, advierte el catedrático a este medio. Durante los siglos XVII y XVIII, muchas mujeres sufrieron persecuciones y asesinatos bajo la acusación de brujería.

Se las vinculó con la meteorología desfavorable y, en particular, las tormentas de granizo. Así, se convirtieron “en el chivo expiatorio de las malas cosechas, la escasez de alimentos y los elevados precios del grano”, denuncia Frankopan en su libro.

También los judíos sufrieron una mayor persecución en la década de 1320 por la bajada de temperaturas durante la temporada de cultivo. En el Egipto musulmán, los fallos en la crecida del Nilo propiciaron medidas “enérgicas contra las minorías”, añade el ensayo.

En la actualidad, los problemas no están relacionados con la culpa, sino con las consecuencias: ¿quién sufre los estragos de la crisis climática? Según detalla a Público el investigador, “son las regiones con mayor escasez de agua y alimentos, ya que su población es la más vulnerable ante las enfermedades”.

Las transformaciones medioambientales también afectan a los países con menos recursos económicos. “Sus gobiernos tienen menor capacidad a la hora de reconstruir carreteras después de una inundación, son menos capaces de conseguir alimentos cuando hay hambruna y sus sistemas sanitarios se colapsan rápidamente”, detalla el autor.

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