Con un estado fallido, la candidata progresista enfrentará a la derecha mafiosa unida
La candidata progresista Luisa González, quien ganó el pasado domingo 20 de agosto la primera vuelta electoral con el 33,38 % de los votos frente al ultraconservador Daniel Roy-Gilchrist Noboa Azín, hijo del potentado bananero y varias veces aspirante presidencial Álvaro Noboa Pontón, quien obtuvo el 23,61 % ,disputarán la presidencia del Ecuador en una segunda vuelta electoral el 15 de octubre próximo.
La circunstancia es que el progresismo ecuatoriano ahora tiene que enfrentarse a todo el espectro de la mafiosa derecha, pues los otros seis aspirantes que se presentaron a estas elecciones (todos apologistas del modelo neoliberal) adelantadas por el corrupto banquero Guillermo Lasso, con estrechos vínculos con la mafia albanesa, se unirán para cerrarle el paso a como dé lugar.
La atmósfera política ecuatoriana cambió a causa de una serie de asesinatos políticos, sobre todo el del candidato presidencial Fernando Villavicencio, y el resultado del debate entre los candidatos, que modificaron los pronósticos que daban como ganador en primera vuelta al binomio de la Revolución Ciudadana integrado por Luisa González y Andrés Arauz.
El panorama no es optimista, con un estado fallido, destruido por las políticas neoliberales, y con una sociedad desgarrada y desquiciada desde la presidencia de la república por dos turbios personajes como Lenín Moreno y Guillermo Lasso.
El presente proceso electoral en el Ecuador ha tenido condiciones inéditas desde su origen, por la aplicación de la “muerte cruzada” decretada por el banquero-presidente Guillermo Lasso para evitar una segura destitución resuelta en la Asamblea Nacional.
El desprestigio del gobierno y de la Asamblea, que en ningún caso superaron el 16% de aceptación, se expresó en la falta de oposición social de la medida, sin poner ninguna esperanza en ella y más bien como una profundización de la crisis política. Trajo también la realización de una campaña electoral en un tiempo extremadamente corto, lo que daba ventaja a las chequeras y a las estructuras políticas más mencionadas en los medios de comunicación, señala el analista Edgar Isch.
La agudización de la violencia criminal, que cada vez está más cerca del ecuatoriano común, se presentaba, por primera vez como el tema central en las preocupaciones de la gente de los distintos estratos sociales, principalmente en los barrios más pobres y abandonados. Esto cambió buena parte de los debates a nivel social, aunque las consultas populares vinculadas al freno al extractivismo, trajeron otro tipo de disputas ideológicas y políticas.
Para algunos analistas, los asesinatos y el auge de la violencia y del poder del narcotráfico jugaron en contra del progresista Revolución Ciudadana (el partido del expresidente Rafael Correa, asilado en Bélgica) y a favor de las fuerzas conservadoras que proclaman la necesidad de restaurar el orden apelando a la “mano dura” y expedientes similares.
El binomio correísta se impuso, pero con guarismos inferiores a los esperados y que arrojan sombras sobre las perspectivas de enfrentar el desafío del balotaje. El correísmo no logró crecer electoralmente en esta primera vuelta con respecto a la de 2021 en el que el binomio integrado por Andrés Arauz-Carlos Rabascall alcanzó el 33,35 % cuando pasó al balotaje con el banquero Lasso Mendoza, quien terminó rebasándolo en la segunda vuelta y hacerse con la victoria electoral.
La Revolución Ciudadana ahora tendrá que reinventarse estratégicamente para enfrentar a Noboa Azín, un administrador de empresas de 35 años, egresado de prestigiosas universidades estadounidenses, quien representa al movimiento ultraconservador Ecuador Unido, fundado por Edwin Moreno, hermano del impresentable expresidente Lenín Moreno.
Noboa Azín, un privilegiado nieto-heredero del magnate bananero Luis Noboa Naranjo, empresario que prohijó la carrera del autoritario dirigente del neoliberal Partido Social Cristiano (PSC) León Febres Cordero, quien llegó a la Presidencia del Ecuador en 1984, aglutina desde ya todo el arco de los corruptos y mafiosos sectores de la ultraderecha de este país, al tiempo que es el candidato del gobierno del banquero Lasso Mendoza.
El ascenso meteórico de Noboa se debe mucho a redes sociales como TikTok y a la serenidad que mostró durante el único debate presidencial, donde fue el único que participó con chaleco antibalas. Aparecía abajo en los sondeos, pero una semana le alcanzó para alcanzar un 24 por ciento de votos y meterse en la segunda vuelta.
Noboa, además del buen manejo de redes, tiene claro que la mayoría de electores está bajo los 35 años por lo que segmentó bien su campaña, centrada en el empleo y la seguridad, dos temas centrales que la población demanda.
El director del Centro Andino de Estudios Estratégicos, Mario Ramos, señaló que «Ecuador está polarizado en un anclaje correísmo-anticorreísmo», una fórmula que a pesar del paso del tiempo sigue existiendo «aunque los más odiadores del correísmo perdieron la elección, como Otto Sonnenholzner, Fernando Villavicencio, Xavier Hervas y Yaku Pérez». Afirma que Zurita y Sonnenholzner apoyarán a Noboa.
Superar el capitalismo voraz
El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), Leonidas Iza, afirmó que se debe superar «el capitalismo voraz» y señaló que el triunfo del «Sí» para evitar la actividad minera en el Chocó Andino es una representación simbólica de la lucha para enfrentar el extractivismo.
Los ecuatorianos apoyaron mayoritariamente las cuatro preguntas de un plebiscito para no extraer minerales del Chocó, una zona de bosques andinos en el noreste de Quito, que desde 2018 está catalogada por la Unesco como una reserva de la biósfera.
«La vida, el agua, la tierra, la madre naturaleza, los seres vivos, la madre tierra, los seres humanos, pero sobre todo la nueva generación, ha ganado en esta consulta popular», dijo Iza, quien aseveró que ese proceso «no tiene dueño», como tampoco la consulta en la que ganó el «Sí» para detener la explotación petrolera del bloque 43-ITT, un importante yacimiento de crudo situado dentro del Parque Nacional Yasuní, en la Amazonia ecuatoriana.
«Esta consulta para el mundo significa un llamado a defender la madre tierra, el agua, la selva, los manglares, con decisiones firmes» para luchar contra el cambio climático, comentó. «La chispa que se enciende aquí en Ecuador» es una convocatoria a la unidad «en una lucha global para defender la vida planetaria», añadió.
Para Iza, el siguiente paso tras el triunfo del «Sí» es demostrarle al país que se puede tener una economía saludable». «Vivimos en unos de los países más desiguales de América Latina», dijo al opinar que la clase empresarial de Ecuador «no tiene ninguna conciencia con la realidad del país, ni social ni económica».
Mientras, Revolución Ciudadana se impuso ampliamente en la elección legislativa y con el 39,37 por ciento de los votos tendrá la primera minoría, seguido por Construye (Zurita) con el 20,66% Acción Democrática Nacional (Noboa) 14,67% y el Partido Social Cristiano, con 11,83 por ciento.
Obviamente, de aquí al 15 de octubre el clima electoral puede variar. Para ganar, Revolución Ciudadana deberá reforzar su labor militante para contrarrestar el enorme arsenal de recursos con que cuenta su adversario, explicando al pueblo la tragedia que se abatiría sobre ese sufrido país con un nuevo gobierno ultraneoliberal.
*Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)